El necesario límite a la reelección
Siempre está el riesgo de que los líderes utilicen los recursos que les da el poder, para intentar perpetuarse en sus cargos. Mientras más dinero, contratos y -por lo tanto- posibilidad de corrupción exista, más altos deben ser los límites a la reelección.
Es una paradoja: para fortalecer la democracia se debe poner límites a la elección indefinida. De hecho, parece contrario a la libertad de elección que un ciudadano no pueda reelegir cuantas veces quiera a un representante. Ese fue uno de los argumentos que se repitió entre los políticos que intentaron -sin éxito- detener o aminorar los efectos de la nueva ley que pone límites a la reelección. También se dijo que los legisladores trabajarían con menos ganas ya que no se juegan una reelección (posiblemente el argumento más pobre de todos), que se coarta el derecho de un ciudadano de seguir ejerciendo en el servicio público y que la rotación constante genera una pérdida de experiencia en la labor política.
Pero detrás del límite a la reelección hay una serie de beneficios que fortalecen la democracia. Lo primero es que impide los personalismos y mesianismos tan frecuentes en nuestra Latinoamérica. También se genera una necesaria rotación que da la posibilidad de que surjan nuevas voces y liderazgos. He impide que esa eternización en cargos -como por ejemplo en las alcaldías- termine transformando a la institución pública en una "compañía política" en que los líderes electos pasan a ser empresarios que ponen y sacan funcionarios a su antojo, y que manejan contratos en su propio beneficio. Es que siempre está el riesgo de la utilización de los recursos del poder para perpetuarse en él. Los ejemplos abundan.
Y mientras más dinero, contratos y -por lo tanto- posibilidad de corrupción exista, más altos deben ser los límites a la reelección.
El próximo paso debería ser avanzar hacia un aparato público más transparente y meritocrático, en que se impida de una buena vez que los operadores políticos disfrazados de asesores y consultores, se alimenten de los impuestos ciudadanos. Es un tema que -tal como el de la reelección- es difícil asumir y abordar para los políticos que están en el poder, porque justamente tocaría las estructuras que los mantienen, pero no se pierde la esperanza. De hecho, el límite a la reelección es un ejemplo de que se puede avanzar en estos temas.