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La geopolítica del COVID-19

"Debemos encauzar una 'alta política' desde una actitud personal responsable y solidaria hacia una gobernanza inteligente y ética de las políticas públicas en favor de la salud de todos/as los/as ciudadanos/as". Francis Espinoza F., Académica UCN
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En relaciones internacionales, sucesos significativos han ido marcando un nuevo orden mundial. Los dos grandes conflictos bélicos, la Guerra Fría, las crisis económicas, los ataques terroristas, los estallidos sociales y los desastres naturales producto probablemente del cambio climático, han provocado un reordenamiento del poder en nuestro planeta, lo que ha sido llamado el 'tablero de ajedrez' por los/as realistas, o denominado por la Escuela Inglesa (Hedley Bull y Martin Wright, 1950) como la 'mesa de billar'. El juego de la geografía política sólo había sido altamente impactado durante las últimas décadas por la reestructuración de los mecanismos de seguridad internacional a raíz del ataque a la Torres Gemelas en Nueva York. Hoy en día, vemos varias señales de reorganización internacional producto de una nueva amenaza, el Covid - 19.

La semana recién pasada, la revista The Economist se preguntaba si China sería la gran ganadora geopolítica de la pandemia. Según el diario El País, las superpotencias de Estados Unidos, Europa, Rusia y China se pelean actualmente la supremacía mundial a través de la respuesta sanitaria frente al Covid-19 y toda su maquinaria propagandística. Fue la academia neorrealista la que avanzó en los análisis sobre la hegemonía mundial, sustentada no sólo en la posesión de un ejército poderoso como el de EE.UU. (o tecnológico como el de Israel), o en una mega economía como los tigres asiáticos, sino más bien en la importancia de instrumentos estratégicos, concentrados en el desarrollo de la defensa nuclear y en contra de armas químicas y biológicas.

A este análisis de política internacional, deberíamos sumar la lucha por la obtención de la cura milagrosa, la vacuna definitiva que destruya al 'enemigo poderoso' del coronavirus. La comunidad científica se demoró cinco años en el hallazgo de la inoculación en contra del Ébola. En la actualidad, hay en marcha estudios por más de 40 vacunas potenciales y 100 en desarrollo. Además, las disputas globalizadas por la provisión de suplementos médicos hacen pensar que, como diría el filósofo francés Michel Foucault (1974), la bio-política del poder está en el dominio del conocimiento. Finalmente, un último golpe a la cátedra es dada por el llamado 'destructor' del orden internacional, el presidente Donald Trump cuando retira el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS), rompiendo toda esperanza de multilateralismo (o acción conjunta de varios países), que nos habría ofrecido la Unión Europea o China al compartir prácticas de enfrentamiento de la pandemia.

Pero como dice la historiadora Margaret Macmillan (2010), en política todo es 'hechos' y todavía podemos albergar anhelos de una buena gobernanza global, más allá de un reptiliano neoliberalismo y de que el ejercicio del poder sea visto como una 'jungla'. La participación histórica en las elecciones legislativas de Corea del Sur constituye un termómetro interesante sobre la gestión del Covid - 19 del presidente Moon Jae-in, quien podría obtener hasta 177 escaños. Como inédita fue calificada la campaña, llena de discursos virtuales, nada de manifestaciones callejeras y candidatos/as usando mascarillas. Bajo un estricto control sanitario, los/as votantes debieron usar mascarillas, guantes plásticos y la proxemia (distancia) social de, al menos, un metro. Todo un ejercicio de comportamiento y cultura cívica. También es destacable el discurso del presidente germano, Frank-Walter Steinmeier, quien señaló que después de 30 años de reunificación y 75 de la Segunda Guerra Mundial, Alemania debe "salir sana y fuerte de la crisis" en conjunto con el resto de Europa. Hay muchas lecciones que aprender de la geopolítica del coronavirus, debemos encauzar una 'alta política' desde una actitud personal responsable y solidaria hacia una gobernanza inteligente y ética de las políticas públicas en favor de la salud de todos/as los/as ciudadanos/as.