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Un nuevo escenario

Lo que hasta hace algunas semanas era prioridad, hoy es segundo o tercero en la escala. La vida y la historias son así, porque nuestros anhelos dependen del contexto. Suponer que la pandemia y antes, la crisis social, no dañarán la economía es de una ignorancia completa. Esa realidad debe ponerse por delante en cualquier análisis.
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La pandemia de coronavirus nos muestra, con una evidencia pasmosa, la ficción, la ilusión, del control que pretendemos los seres humanos con aquello que llamamos realidad.

Este gran fenómeno, igual que la crisis social del 18 de octubre son dos instancias de enorme impacto, quiebres profundos en nuestra cotidianidad individual y colectiva. Lo interesante es que estos hechos nos exponen, entre tantas otras cosas, la fragilidad y lo cambiante de los escenarios, más aún en un mundo tan interconectado como el actual.

Hasta hace poco discutíamos la urgencia y necesidad de cambios estructurales a nivel político, debate posible porque las condiciones económicas lo permitían. Es decir, la apertura de conversaciones y exigencias tienen un contexto que lo hace posible.

El desarrollo de la mujer debió tener antes un sinnúmero de hechos que desembocaron en esa demanda, que la hicieron concreta, en definitiva. Lo mismo con cualquier gran avance, hito o logro. Cristóbal Colón no habría llegado a América si portugueses y españoles no hubieran perfeccionado sus naves, si no se hubieran estudiado las estrellas, si no hubieran contado con el sextante o la convicción de que el mundo era redondo y no plano.

Los hechos ocurren cuando ocurren porque lo que hay alrededor posibilita tal transformación.

Así, discutimos la gratuidad de la educación terciaria, no solo porque ello era observado como un derecho y porque entendíamos que había recursos para concretar esa demanda legítima, atendible y de enorme impacto en la sociedad.

Pero el escenario ya no es el mismo y deberíamos interrogarnos respecto de cuánto cambiarán los contextos y personas con esta tragedia humana en desarrollo. Qué podremos hacer a continuación, si asumimos que el daño económico será enorme.

Empleos que se perderán, empresas que cerrarán sus puertas, efectos que se amplifican considerando el desborde político en el que el país aún está lidiando. El momento es tremendo y desafiante, exigirá unidad y liderazgos cosas que, hasta ahora, nos han sido muy esquivos.

Mecanismo de acción de la quimioterapia

"En la actualidad se están desarrollando nuevas sustancias para atacar el cáncer con ayuda de la biotecnología". "Habrá compañías que aprovechen estas situaciones porque estaban más adaptadas".
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El uso de drogas oncológicas sigue siendo un gran aporte en el tratamiento de algunos cánceres como leucemia, linfomas o cáncer de testículo, en cuyos casos logran erradicar la enfermedad.

Al hablar de fármacos o drogas oncológicas nos referimos a aquellas sustancias que destruyen células malignas interfiriendo en la funcionalidad del ADN evitando, de este modo, la mitosis o división celular. Son drogas que se utilizan desde hace un siglo.

Una de las primeras evidencias sobre los efectos de estas sustancias se observó accidentalmente. Ocurrió que gases tóxicos de uso en la guerra, que fueron manipulados por soldados enfermos de cáncer, causaron curaciones inexplicables en ese entonces. Hoy se sabe que los agentes alquilantes, presentes en la mostaza nitrogenada, produjeron ese efecto.

Como es muy conocido las drogas oncológicas, si bien pueden eliminar células malignas, también producen graves efectos en las células normales del individuo, derivados del compromiso especialmente en aquellos grupos celulares con mayor división mitótica como células sanguíneas, germinales, del tubo digestivo y del folículo piloso. Lo anterior se asocia a algunos de los efectos tóxicos más conocidos de la quimioterapia como son la neutropenia, esterilidad, mucositis o alopecia.

Pero ¿cómo es posible que se observe un efecto positivo si la quimioterapia elimina tanto células malignas como normales? Esto se debe a varias razones siendo la más importante el hecho de que las células malignas tienen menor capacidad de recuperación que las células normales, ya que carecen de varios mecanismos de regulación. En general crecen a un ritmo menor que las células normales, pero tienden a acumularse dado que no se detienen en su progresión.

Lo anterior también explica la razón por la cual la quimioterapia se administra en los llamados ciclos, o sea en secuencias repetidas de los mismos fármacos cada cierto tiempo. Puede ser semanal, cada 15 o 21 días u otros esquemas. Esto está definido por la capacidad de recuperación de las células normales, es decir, se espera hasta que se recuperen lo suficiente para que el organismo soporte un nuevo ciclo y se administra de nuevo antes de que las células malignas logren recobrar su volumen previo. Los sucesivos ciclos van disminuyendo progresivamente el volumen tumoral.

La pregunta que algunos lectores se pueden estar formulando es por qué la quimioterapia no siempre es efectiva. Existen al menos dos fenómenos que pueden explicar la resistencia tumoral a las drogas oncológicas. Uno es que no todas las células del tumor se dividen al mismo tiempo, la fracción mitótica se llama. Esto hace que haya células "congeladas" que no son afectadas por la quimioterapia y pueden "despertar" meses o años después de finalizado el tratamiento y hacer recaer el cáncer. Otra causa es que algunas células malignas tienen la capacidad de detectar y expulsar drogas desde su interior haciéndose así resistentes al tratamiento.

Afortunadamente en la actualidad se están desarrollando nuevas sustancias para atacar el cáncer con ayuda de la biotecnología. Se trata de los llamados anticuerpos monoclonales, inhibidores de kinasas o de checkpoint inmunológico, los que están logrando grandes avances. Pero eso es otra historia que abordaremos en una próxima oportunidad.


Una oportunidad en tiempos de crisis

¿Cómo reaccionar a una "pandemia"? ¿Cómo reaccionar a un "despertar social" que puede paralizar el país o el mundo? ¿Cómo reaccionar a esos escenarios inciertos que siquiera se nos pasan por la cabeza por ser "improbables"? Salir jugando con el menor daño posible pareciera ser el mejor escenario que, sin duda, muchos tomarían si se pudiera elegir. Pero habrá compañías que aprovechen estas situaciones no por oportunistas, sino porque son compañías que estaban "más adaptadas" y en algún momento del pasado comenzaron a mirar el futuro, internalizando que este mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo, por su sigla en inglés) traía desafíos para los cuales había que estar preparados.

En estos días, vemos que mientras se cierran fronteras, se cancelan vuelos, cierran hoteles y restaurantes producto de estos complejos escenarios, algunos de los grandes tecnológicos instruyen a sus empleados a trabajar desde casa (Google, Apple, Microsoft, Amazon y Facebook ya hicieron un llamado a sus empleados a nivel mundial) y continúan sus operaciones mientras que mantienen la demanda de sus productos de "vanguardia" que hoy son más necesarios.

Pero no sólo los grandes empresas pueden aprovechar este momento, se han disparado por ejemplo las inscripciones a cursos online alrededor del mundo, como también las cotizaciones y ventas de software que apalancan el teletrabajo.

Esto, ha traído que las universidades focalicen sus campus online y que organizaciones se centren en desarrollar y apalancar el teletrabajo logrando importantes beneficios.

Así, muchas veces de la mano de las tecnologías, pero también de cambios profundos en sus modelos de negocio, procesos, maneras de trabajar, estructuras, cultura e incluso en su visión estratégica de construcción de futuro, les permiten hoy reaccionar y aprovechar este momento.

Dr. Fernando Chuecas Saldías

Vicedecano Facultad de Medicina y Ciencia USS

Sergio Ruiz

Socio Symnetics