"De Antofagasta admiro la generosidad de su tierra"
ANTOFAGASTINIDAD. Esther Croudo, una mujer de mirada optimista.
Esther Alejandra Croudo Bitrán nació en La Serena en julio de 1963, pero su vida más intensa se ha desarrollado en Antofagasta.
Actualmente es la directora ejecutiva de la Alianza Antofagasta, bajo una vida intensa que incluye la guerra de Yom Kippur de 1973, en Israel.
Algo nada de sencillo para una niña que entonces apenas sobrepasaba los 11 años. Pero la experiencia en Israel la marcó. La misma guerra le obligó a aprender el sentido de la urgencia; que las cosas no pueden ser para mañana, tienen que ser para hoy, porque pueden perderse.
Es probable que esas características sean visibles en su carácter que, muchas veces, muestra también algo de impaciencia.
¿Cuándo y por qué te enamoraste?
-Me enamoré hace muchos años, a orillas del mar leyendo Tala de Gabriela Mistral, al vislumbrar en la persona que hoy es mi marido (Carlos Bastías) lo que comprendo actualmente como la esencia del amor: bondad, compasión, alegría, libertad y energía para dar y crear.
¿Qué es lo mejor de tus hijos?
-Tengo dos hermosos hijos antofagastinos (Rodrigo y Fernando) que hacen honor a sus ancestros y a ésta tierra: ambos son esfuerzo y perseverancia, además de otredad y consecuencia.
Esther y Carlos llegaron desde Santiago a Antofagasta en 1991, poco antes del aluvión de ese año. Ahora regresaron a la capital, pero mantienen vínculos y ganas de regresar.
¿Qué es lo mejor de tu vida actual?
-El regalo de poder ejercer nuestra mayor libertad: la de pensar, la de aventurarme al abismo interior. Para entender, muy a lo Spinoza, el cómo vivir juntos.
Soy una convencida que desde la observación, la escucha, el mirar al otro como un legítimo otro y en la posterior reflexión, podremos tratar de dar sentido a los cambios de paradigmas que estamos viviendo hoy en el país. Y desde ahí ser un aporte al diálogo en aquello que nos une.
¿Qué significa para ti Antofagasta y qué sueñas para la ciudad?
-De Antofagasta admiro la generosidad de su tierra y la resiliencia de su gente que sabe lo que es ganarle a la adversidad. Y en este último aspecto, Antofagasta y su gente han sido para mi grandes maestros y una oportunidad para ser mejor ser humano.
Mi sueño para Antofagasta es que a partir de todas sus bondades naturales sea una ciudad que atraiga y retenga talento para potenciar la generación y exportación de conocimiento que beneficie a sus ciudadanos y que nos permitan convertirla en una tierra de oportunidades para todos.