El último desafío para frenar el sida: eliminar el miedo
SALUD. El autor de "El peso de la sangre", Juan Luis Salinas, advierte del riesgo de tomar el tratamiento de preexposición (PrEP) si no va acompañado de una campaña cultural que aborde las formas de transmisión del virus VIH.
71.000 personas en Chile, durante 2018, eran portadoras del virus VIH. De ellas, 61.000 conocían su diagnóstico, reportó la oficina de la ONU para el tratamiento del sida.
Valeria Barahona
redaccion@mediosregionales.cl
La palabra sida, a lo largo de décadas, ha sido asociada con un destino fatal, junto a prejuicios sobre las vías de transmisión del virus (VIH), que puede pasar años oculto, sin manifestarse. La Organización de Naciones Unidas (ONU) señaló en su último informe que más de 71 mil chilenos son portadores del VIH. Sin embargo, poco más de 61 mil personas han sido diagnosticadas. El autor del libro de investigación "El peso de la sangre" (Debate), Juan Luis Salinas, señala que para evitar que el virus siga expandiéndose es clave derribar el miedo que provoca de antemano.
En el 2000, el autor sufrió un accidente por el que fue internado inconsciente en la ex Posta Central, en Santiago. Allí, por primera vez, escuchó "usted es VIH positivo". El virus permaneció oculto en su cuerpo durante tres años, hasta que Salinas debió ser llevado de urgencia a una clínica, bajo riesgo de muerte.
Durante esos casi mil días de silencio, el periodista entró en una secuencia de negación y culpabilidad alimentados por el pensamiento mágico -o teoría del mundo justo, planteada por Martin Lerner -de que a las personas buenas les pasan cosas buenas, y a la gente mala le ocurren cosas malas.
"Cuando el diagnóstico es positivo, la primera pregunta que te hace todo el mundo es cómo y quién te contagió, lo que al final decanta en la idea de que 'tú te lo buscaste'", dice Salinas.
Ante ello, el siquiatra de la Pontificia Universidad Católica, Julio Azúa, agrega que "en general la gente vive el VIH con un secretismo desmedido, con una gran vergüenza, entonces evita informar que es portadora, poniéndose en riesgo a sí misma, ya que si el médico no sabe que tiene el virus, no lo puede tratar de buena manera, hacer un ajuste de fármacos adecuado y, al final, la persona se termina dañando a sí misma".
El autor de "El peso de la sangre" ha vivido 17 años con la infección, de los cuales cinco los dedicó a trabajar en el libro que, mediante el testimonio, se adentra en los orígenes, el tratamiento y el futuro de la enfermedad en Chile y el mundo.
"Que a la gente le haya llamado la atención este libro y que me diga que soy valiente por hacerlo, es porque todavía tiene prejuicios, miedo y un montón de desconocimiento sobre la enfermedad", afirma el escritor.
educación
La oficina de Naciones Unidas sobre VIH sida (Onusida) indicó hace unos meses que, en 2018, 71 mil personas eran portadoras del virus en Chile, lo que implicó un aumento de cuatro mil personas respecto a 2017.
De estas 71 mil, poco más de 61 mil habían sido diagnosticadas, mientras que cerca de 45 mil recibían tratamiento. Del total de portadores (llamados seropositivos), 39 mil tenían carga viral suprimida o indetectable.
El libro explica que "VIH y sida no son sinónimos. (...) Ser portador de VIH o VIH positivo significa que el virus está en el organismo. El sida es la etapa más avanzada de su evolución. Es el momento en que el virus se toma el sistema inmune y las enfermedades oportunistas pierden la ficción de ser una amenaza lejana. El virus deja de ser ese lobo que parecía dormido".
El autor agregó que "lo que falta es que a la gente se le explique el virus de forma práctica, concreta y sin atemorizar, que se humanice el virus. Y falta que la gente quiera escuchar sobre el virus y no tenga miedo a enfrentarlo. Cuando se logre esto vamos a estar muchísimo mejor".
En los años 80, recordó Salinas, "se trató de hacer un programa que explicara no solo el VIH, sino las enfermedades de transmisión sexual (ETS) para integrarlas al currículum académico, pero nunca sucedió, nunca fue aprobado y lo que quedó es un ramo de biología donde te explican dos o tres cosas, o una charla que hace el orientador, que son más atemorizantes que educativas, porque se parte desde el terror y eso hace que, a la larga, mi generación crecimos sintiéndonos culpables o con vergüenza por el virus".
No obstante, "creo que esta generación, que ya no tiene miedo por esas cosas, en su fuero más interno también le teme a ese estigma", sostiene el investigador, porque los jóvenes "no se quieran tratar la enfermedad cuando han sido diagnosticados ya que tienen miedo a salir del clóset frente a sus padres, salir del clóset del VIH y del clóset de que tuvieron relaciones sexuales sin protección y más encima, un 90%, con hombres. Prefieren esconderlo porque (con la actual disponibilidad de fármacos) tienen la idea de que el virus está controlado".
El pensamiento, a juicio del autor, es: "Si me tomo una pastillita (de profilaxis preexposición, PrEP, otorgada gratuitamente por el Ministerio de Salud a los grupos claves, como los gay y trabajadoras sexuales), no va a pasar nada, o me lo voy a controlar más adelante, lo que habla de una falta de educación y una tremenda falta de interés de las campañas de Gobierno".
El PrEP solo previene el sida, no la proliferación de otras ETS como la sífilis, de la cual en el primer semestre de 2019 se notificaron 3.217 casos; o la gonorrea, patología diagnosticada 1.108 veces en el mismo periodo, según Epidemiología.
"Chile en gran medida tiene las cifras de VIH que tiene porque su política pública ha sido reactiva, curativa, pero no preventiva, lo que es meter plata en un saco sin fondo", agrega Azúa.
El siquiatra detalló que "una de las grandes limitaciones a nivel mundial, según el informe de la ONU 'Estigma y discriminación relacionados con el VIH' (2017, al que Chile no aportó datos), es que la gente que cree que puede ser eventualmente discriminada en los servicios de salud llega a estos 2,5 veces más tarde que quienes piensan que no".
En general, detalló el especialista en salud mental, "la gente no se cuida frente a lo que tiene miedo. No vas a un médico para que te diga que tienes cáncer, vas a un médico porque sientes que te puede ayudar, entonces si piensas que el Sida es algo terrible, no vas a ir, lo que si ves el sida como una enfermedad crónica (hipertensión, por ejemplo), que puede ser tratada, perfecto". Hoy el VIH sida es una patología GES, es decir, el Estado tiene que garantizar su detección y tratamiento.
detección
Esta semana el Ministerio de Salud lanzó una campaña con las consignas "es positivo saber: hazte el test de VIH", "es positivo protegerse: usa condón" y la página web Espositivosaber.cl, que busca promover el testeo rápido en los centros de Atención Primaria de Salud (APS) para que "al 1 diciembre del 2020 la epidemia de VIH esté controlada", afirmó el titular de la cartera, Sergio Mañalich.
Legalmente, los adolescentes se pueden hacer el test desde los 14 años y sin el consentimiento de los padres, "pero si sale positivo sí le tienen que avisar a un adulto responsable: esa es una barrera que se suma a que los exámenes se realizan en centros de salud donde no va la gente joven, sana. Entonces hay que sacar el test a la calle, a eventos masivos, deportivos", sostiene la infectóloga de la U. de Chile, Claudia Cortés.
La también investigadora de Fundación Arriarán y su equipo durante el último año han llevado el testeo al festival de música Otoño Fauna, fueron a las playas de Isla de Pascua y en unos días partirán a balnearios del sur.
"La gracia del test rápido es que la toma demora 15 minutos en tener resultado", dijo Cortés, mientras que el clásico Elisa (ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas) demora por lo menos un día entre la toma de muestra y mandarlo al laboratorio", aunque, aseguró, "la confiabilidad es similar, pero ambos métodos requieren una confirmación que en Chile se hace en el Instituto de Salud Pública (ISP), donde se ejecutan tres pruebas en paralelo, con métodos diferentes", dijo la médico.
Tres semanas es el tiempo que hay que esperar entre la relación sexual de riesgo y la toma del examen para que el test logre identificar el virus.
Lorena Palavecino/Random House
el escritor juan luis salinas.
"La gente que cree que puede ser eventualmente discriminada en los servicios de salud llega 2,5 veces más tarde que quienes piensan que no".
Julio Azúa
Siquiatra de la U. Católica
captura de una célula con vih siendo destruida por el tratamiento médico.