Eugenio Sugg Gálvez
El cuestionado análisis de "rentabilidad social" frenó en 2016 un proyecto para rediseñar la ruta B-710 en el sector de la cuesta Paposo. La iniciativa -impulsada por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) a través de la Dirección de Vialidad- postulaba las opciones de materializar cambios geométricos en la curva o la construcción de un viaducto en el sector.
Efectivamente, el proyecto "Mejoramiento Ruta B-710 S: cuesta Paposo, km.3,00 al km.4,00", ingresó en junio de 2016 al Sistema Nacional de Inversiones (SNI) para conseguir recursos que permitieran iniciar la prefactibilidad para una mejora en las condiciones de seguridad de la vía.
"Este proyecto obedece a las políticas de mejoramiento de los estándares de seguridad vial de carácter sectorial que implementa la dirección de Vialidad, con lo que se pretende disminuir el nivel de accidentabilidad del sector en cuestión", indica la iniciativa.
En la misma presentación el MOP argumenta que entre el kilómetro 3 y 4 de la ruta se emplaza el sector llamado cuesta Paposo, el cual presenta un trazado bastante sinuoso que provoca un alto índice de accidentabilidad a pesar de las advertencias y elementos de seguridad vial que alertan a los conductores.
Y agrega que "este proyecto contempla disminuir la tasa de accidentabilidad mediante cambios geométricos en la curva, viaductos o alguna obra de seguridad vial que permita cumplir con lo anterior".
Evaluación
No obstante lo anterior, las alternativas que proponían una intervención mayor y definitiva fueron descartadas en el análisis de rentabilidad social (desarrollado en Santiago por el Ministerio de Desarrollo Social) debido a su alta inversión y se optó por algunas mejoras menores que la repartición pública ejecutó en 2017.
Al respecto, el exseremi del MOP César Benítez -a cargo de la seremi en esa época- explicó que "el estudio concluyó que las condiciones de diseño eran acordes para las restricciones de circulación existentes en el sector, principalmente se definió que si la velocidad máxima establecida se respetase no debiesen existir mayores complicaciones", dijo.
Y agregó que de igual forma se adoptaron medidas de seguridad vial adicionales para reforzar el sector (instalación de radar, segregación de pista mediante barreras de hormigón, sellos de alta fricción, más señalización y una pista de emergencia), lo cual se materializó en 2017 con una inversión cercana a los $250 millones.
Sin embargo, Benítez sostuvo que "siempre es posible aumentar el estándar de una ruta pero esto debe lamentablemente cumplir las exigencias establecidas por las metodologías establecidas por el ministerio de Desarrollo Social".
En esa línea advirtió que se hace urgente modificar los criterios con que se analizan estas inversiones, sobre todo cuando está en juego la seguridad y vida de muchas personas.
Desde la actual administración del MOP, en tanto, ayer declinaron comentar sobre la suerte de esta iniciativa, no obstante trascendió que -a la luz de los acontecimientos- la Seremi estaría decidida a insistir en un proyecto que signifique una intervención mayor en el sector.
Prohibición
Al igual que el diseño de la ruta B-710 en el sector de la cuesta, la estabilidad de los buses de dos pisos en carretera también viene siendo cuestionada desde hace mucho tiempo.
Sin ir más lejos, en mayo de este año el diputado Juan Antonio Coloma (UDI) reflotó la iniciativa con la que se pretende regular la operatividad de estas máquinas y, en concreto, eliminarlas de las carreteras debido a su poca estabilidad.
El legislador -quien es miembro de la Comisión de Transportes de la Cámara- explicó en su momento que "los buses de dos pisos son más altos y esto los hace evidentemente más inestables. Más aún, cuando van a exceso de velocidad".
El proyecto busca que, a partir del quinto año de su aprobación, se prohiba el transporte de pasajeros en los buses de dos pisos, a menos que sean máquinas destinadas para el turismo "al interior del radio urbano o los que integren el sistema de locomoción colectiva".
La iniciativa, no obstante, no registra avance legislativo desde el día siguiente a su ingreso, cuando se diera cuenta a la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones.
Mientras avanzan este tipo de iniciativas, el alcalde de Taltal Sergio Orellana, planteó la necesidad de que los buses dejen de utilizar la ruta costera y privilegien la Ruta 5. "Aunque sea una hora más de demora (...). Ya que es un camino mucho más recto, con más comodidades, en un tiempo más habrá doble vía y será muy importante que la tengamos así. Y ojalá paren estos accidentes", dijo.
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"Es urgente modificar los criterios con que se evalúa la rentabilidad social de los proyectos de inversión".