Santa Bárbara y Día de la Artillería
El 4 de diciembre se conmemora el Día de la Artillería. Es el día en que se recuerda y honra a Santa Bárbara, virgen y mártir, la Patrona de los Artilleros. La primera referencia a la devoción y culto público a Santa Bárbara la ubicamos en España, es de 1248 y se refiere a la conquista de Alicante y su castillo por don Alfonso (más tarde Alfonso X el Sabio), el día 4 de diciembre de dicho año.
Casi desde el nacimiento de la artillería medieval, y probablemente por la intervención del rayo destructor en el relato de su martirio, los artilleros europeos se acogieron al patronazgo de Santa Bárbara. Existen documentos del siglo XV en los que se consigna que las compañías de Artillería Francesas se constituían bajo el amparo de esta Santa.
Todos los 4 de diciembre, los cañones jubilosos de la Artillería celebran a su patrona Santa Bárbara; salvas espirituales, que son fulgores de una hermandad universal entre los artilleros del mundo cristiano.Entre los chilenos, este patronazgo vino de la conquista y la colonia. Bajo la égida (escudo, protección, defensa) protectora de la Santa, la artillería ha realizado una gran acción de aglutinamiento de sus fuerzas en servicio activo con sus oficiales y jefes del arma que están en el retiro.
"Para el bravo y altivo artillero/ que en la lucha forjó el corazón/
Es arrullo el tronar del acero / y es caricia la voz del cañón/"
Hoy, quiero rendir este homenaje al Día de la Artillería, con el recuerdo de un pequeño niño diaguita que vivía al interior de Ovalle y vio pasar un convoy de militares, de brillantes botones dorados en sus viriles guerreras. Sin dudarlo, subió a ese tren, cambió su vida bucólica por un despertar en un Regimiento de Tacna, República de Chile. Cumplió su carrera militar completa, destacándose como formador y director de bandas de trompetas, como instructor de contingentes de soldados, siempre con admiración y respeto por el arma de los cañones cruzados sobre parche negro, el arma de Artillería.
Ese héroe sencillo y admirable era mi padre, el Artillero Félix Enrique Canihuante Pacheco, el último artillero que llegó desde Tacna.
María Canihuante, Curadora del Patrimonio de Andrés Sabella