Semanas de vandalismo provocaron profundos cambios en el sector central
EFECTOS. Destrozos, comercio informal y congestión vial, son algunas de las consecuencias.
Desde el pasado 18 de octubre la imagen del centro de Antofagasta cambió por completo, y no fue para mejor. A 43 días del estallido social el epicentro económico de la ciudad está irreconocible.
La transformación fue total. Hoy tiendas de retail, sucursales bancarias, supermercados, y el comercio en general, han optado por blindar sus fachadas y volverlas unos búnker, para evitar saqueos. Imagen que se repite en casi todo el comercio establecido.
Una medida extrema pero necesaria ante la ola de saqueos que, sin duda, trajo consigo consecuencias tanto para el comercio en cuanto a ventas como para el público que se ha visto obligado, en algunos casos, a hacer filas para poder ingresar por pequeñas puertas a tiendas o bancos.
Vandalismo
Tras casi cada jornada de manifestación el vandalismo se ha hecho presente con fuerza en el centro de la ciudad. Los rayados con consignas en apoyo al movimiento social y contra el gobierno se han tomado las paredes del casco central. Ante esto los propietarios ya ni se molestan en pintar sus fachadas.
El mobiliario público es otra de las áreas que se ha visto impactada por los destrozos. En varias ocasiones grupos de delincuentes han destruido con mazos de acero o chuzos, jardineras de concreto, reposaderas, basureros, e incluso baldosas, para luego utilizarlas como proyectiles en los enfrentamientos con fuerzas policiales. Solo basta recorrer los paseos peatonales Matta, Prat o calle Maipú para dimensionar el grado de perjuicio que han experimentado los espacios públicos en el centro de Antofagasta.
La recién inaugurada Plaza Sotomayor, sitio cero de las manifestaciones, también ha sufrido los embates del vandalismo. Los rayados se multiplican en paredes y piso, así como daños en su mobiliario.
Daño patrimonial
Incluso edificios de gran valor patrimonial como la Casa de la Cultura, la catedral y el teatro Pedro de la Barra han sido atacados en su infraestructura. Justamente este último inmuebles debió ser protegido en su totalidad con planchas de zinc para evitar su deterioro producto de los enfrentamientos.
A ello se suman aquellos edificios que sufrieron ataques incendiarios como fue la Cooperativa de Carabineros (Maipú), una sucursal de una AFP (Orella), el Servicio de Impuestos Internos (Matta) y la casona que albergaba una farmacia en su planta baja (Matta/Baquedano), que evidencian un escenario lamentable.
Por otra parte, los monumentos tampoco han quedado ajenos al vandalismo. Prueba de ello son los rayados y daños que exhibe el odeón de la Plaza Colón, así como la estatua de Luis Silva Lezaeta, la que fue cercenada a la mitad.
Comercio ambulante
Si hasta antes del estallido social la presencia de carros de comida sin autorización eran el principal problema en el centro de la ciudad para las autoridades, hoy es el comercio informal el que se ha tomado los espacios públicos.
Ante la nula presencia de carabineros durante el día debido a las extensas jornadas de enfrentamientos con encapuchados en las noches, el comercio ambulante tiene pase libre para vender en los principales paseos peatonales, obstaculizando el libre paso de las personas que además deben lidiar con la presencia de polvos químicos producto de las bombas lacrimógenas.
Perfumes, celulares, ropa, joyas, lentes, relojes, productos de medicina naturista, y todo tipo de artículos, son ofertados en pleno paseos Prat y Matta. Incluso, los vendedores informales más osados utilizan micrófonos y parlantes para atraer clientes.
Tránsito
Un tema que también preocupa es la falta de semáforos en intersecciones de gran flujo peatonal y vehicular. Cruzar una calle sin señales de control de tráfico en el centro de Antofagasta solo es posible gracias a la pericia del peatón o la buena voluntad de los conductores.
A raíz de esta ausencia de semáforos la congestión vehicular se manifiesta en varios puntos del casco central, haciendo que los traslados tomen más tiempo, tanto para conductores particulares como para el transporte público. En este caso tampoco hay presencia constante de carabineros para controlar el tránsito.
Hoy caminar por las calles del centro no deja a nadie indiferente. Los comentarios que más se repiten entre los transeúntes sobre el estado actual del casco central son de asombro y resignación.
Hasta ahora las autoridades no se han aventurado a entregar una estimación económica de los daños, los que podrían seguir aumentado a medida que avanza la crisis.
Semáforos fuera de funcionamiento
Según información de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT), de un total de 53 semáforos que operan en el centro de Antofagasta, 17 se encuentran fuera de servicio temporalmente, aumentando así el riesgo de accidentes. Según el organismo las intersecciones de mayor problema vehicular son aquellas que lindan con la plaza Sotomayor (Ossa/Uribe, Ossa/Maipú, Ossa/Baquedano, 14 de Febrero/Uribe). Otro sector complejo para el tránsito dentro del casco central es calle San Martín con Prat, junto a la Intendencia.