En este dinámico escenario global, el litio emerge como protagonista central en la transición hacia tecnologías limpias, impulsado por la creciente demanda de baterías recargables y el boom del avance hacia la electromovilidad.
Las reservas mundiales han experimentado un notable crecimiento, duplicándose entre 2010 y 2023. El epicentro de estos recursos se ubica en los salares del llamado "triángulo del litio", que alberga el 53% de las reservas globales distribuidas entre Argentina, Chile y Bolivia, mientras que Australia contribuye con el 8% en forma de minerales de roca.
Sin embargo, a pesar de que Chile ostenta el 37% de las reservas mundiales de este codiciado "oro blanco", nos encontramos en una posición rezagada. Este liderazgo, que aún mantenemos, se ve amenazado debido a la falta de estímulos para la exploración en Chile, donde el litio es inconcesible, es decir, que sólo puede ser explotado por el Estado.
La paradoja radica en que, aunque lideramos en reservas, perdemos terreno en producción frente a Australia, mayor productor con el 43% de la producción, seguido de Chile con 34%. Esta situación se debe a una regulación obsoleta que prohíbe la concesión del litio, reservándolo exclusivamente al Estado, lo que obstaculiza la exploración y el desarrollo.
El pasado 10 de agosto el Presidente de la República declaraba que no se va a "...eliminar el carácter no concesible del litio" y agregó: "y quiero decirles que mientras yo sea Presidente, el litio será de todos los chilenos". La promesa grandilocuente del Presidente ya se encuentra verificada y consagrada en nuestra Constitución hace más de medio siglo y respecto de todos los minerales. Por lo tanto, él confunde el dominio absoluto; exclusivo; inalienable e imprescriptible del Estado sobre los minerales, que es indiscutible, con su concesibilidad.
Frente a una década de estancamiento económico en nuestro país, la minería del litio emerge como un motor para la recuperación económica; para el crecimiento y el desarrollo de I+D, en especial en nuestra región de Antofagasta, pero las barreras legales obsoletas son otro obstáculo.
En la actualidad, el Estado muestra negligencia y cuenta con una regulación obsoleta e ineficaz, resultando en la pérdida o futura pérdida de una oportunidad económica, de crecimiento y desarrollo. Es imperativo actualizar el marco de explotación del litio con una legislación justa y clara, priorizando los intereses nacionales sobre las ideologías e intereses políticos.
En resumen, es hora de abandonar viejas concepciones y apostar por un enfoque flexible y atractivo para la inversión privada. El litio es un recurso estratégico y estamos lejos de momento de estar en primera línea.