El descontento con nuestras ciudades
Los habitantes de Antofagasta, Calama y Tocopilla demandan que sus comunas sean más acogedoras y que se invierta en mejorar la calidad de vida. Construir espacios y generar áreas verdes con especies endémicas adaptadas a las condiciones climáticas de una zona desértica se afianza como una alternativa realizable.
Los resultados de la reciente encuesta Barómetro Regional sobre "Ciudad y Patrimonio" confirmaron el descontento que aún mantiene la comunidad respecto al desarrollo de las ciudades que habita. De hecho esa percepción aumentó en 10% respecto a la última medición realizada en junio de este año.
Este resultado y otros tan decidores como la falta de conocimiento respecto al patrimonio material, una indecisión respecto a si esos inmuebles deben ser incorporados a las ciudades para uso comunitario y la ausencia de áreas verdes y seguridad para mejor la calidad de vida, fueron abordados en un panel de conversación posterior a la entrega oficial de los resultados del sondeo.
El consenso fue que las ciudades tienen que avanzar respecto a las demandas planteadas por sus habitantes y hacerlas más acogedoras. Bajo esa premisa construir espacios y generar áreas verdes con especies endémicas adaptadas a las condiciones climáticas de una zona desértica se afianza como una alternativa realizable para responder a esa exigencia de la comunidad. Junto a ello, lograr que los inmuebles patrimoniales no sean de mera exhibición, sino que sirvan para que las gente los conozca, proteja, conserve y los haga propios. De este modo no solo se resguardan, también se transforman en un vínculo que genera respeto y arraigo entre las personas y las comunas donde viven.
Hay experiencias positivas como la de la Biblioteca Regional, instalada en el exedificio de Correos de Chile, que son replicables y también lo hecho en barrios históricos cuyos vecinos han logrado mantener sus estructuras durante décadas, resistiendo a los embates de la modernidad.
En fin, la gran mayoría de las comunas de la zona quieren abandonar aquel concepto de ciudad de trabajo o de paso. Hoy las demandas apuntan a mejorar la calidad de vida, contar con servicios modernos y poder hacer vida familiar en los espacios abiertos.
Esto requiere un diseño novedoso y son las autoridades las llamadas a responder a estas exigencias ciudadanas, las que no debieran incomodar, todo lo contrario, debieran ser el aliciente para ver cómo queremos diseñar a futuro nuestras comunas y cómo aprovechamos las nuevas tecnologías.
Hay varios ejemplos que bien vale la pena conocer y revisar para tomarlos como punto de partida para elaborar un plan urbano para nuestras comunas.