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Ausencia escolar, alarma nacional

"Según la literatura, el ausentarse el 10% de los días de clases, es una inasistencia alta. Nuestro sistema escolar está considerando 'alto' un 20%". Manuel Dannemann C., Magister en Psiciología Positiva
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El cuarto reporte de la Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia, de la Escuela de Gobierno UC, el Instituto de Sociología UC y el CIAE de la Universidad de Chile, informa que la asistencia mensual promedio diaria de los estudiantes al colegio sigue a la baja. En junio fue del 68%. En abril y mayo la cifra alcanzó al 77% y 72%. Vamos en caída libre. La asistencia promedio de los estudiantes, en un año normal, es del 90%. La situación es preocupante. En junio pasado el 2,7% de los estudiantes no tuvo ningún tipo de contacto con su establecimiento. Más de 97 mil escolares. El mayor número de los desaparecidos corresponde a preescolar. Las escuelas identifican causas en el miedo al contagio; falta de compromiso de los padres; enfermedades de invierno; efectos post pandemia.

Los números suman y siguen. A la luz de los resultados, las acciones emprendidas por las autoridades, a la fecha, son insuficientes. Ahora se impulsa una campaña, ante la avalancha de los hechos. En los meses previos la presencialidad no fue prioridad y centro de atención. Motivo de atención y cuidado. Hasta se la recortó e interrumpió. Un ambiente bien contrario a la confianza y la motivación, tan necesarias para ganar en asistencia escolar. Lamentable. De no torcer la nariz ahora, apoyando a los colegios, partiendo por los docentes, la caída puede ser estrepitosa, con efectos difíciles de revertir, especialmente en los alumnos más vulnerables. Agigantando las brechas. En este escenario no estamos para acciones tibias. Es el momento de la epopeya, que tantos profesores han llevado adelante con heroísmo, por más de 2 años, haciendo lo inimaginable. No los podemos defraudar. De lo contrario, el agobio y la frustración serán tremendos. Porque la distancia para la recuperación puede ser inalcanzable.

Según la literatura internacional, el ausentarse el 10% de los días de clases, es una inasistencia alta. Nuestro sistema escolar está considerando 'alto' un 20% de ausencia. Mala cosa. A nivel mundial la evidencia indica que una mayor inasistencia conlleva mayor pérdida de aprendizajes. En la condición actual, Chile no solo no estaría recuperando las enormes pérdidas por el cierre de escuelas 2020-2021, sino que las estaría incrementando. Entonces, la primera tarea, con carácter de urgencia, debe ser que cada niño, niña y joven no pierda ningún día más de clases. Que todos tratemos de que estén siempre en clases presenciales (4to reporte Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia). Está en juego el futuro de muchas generaciones. Que nos pedirán cuentas sobre lo que hicimos y lo que dejamos de hacer.

No hay nada más claro y más alarmante que la otra pandemia, la del ausentismo escolar estructural. Urgencia nacional. Para todos. Autoridades, padres, profesores y alumnos. No tenemos más tiempo. Empujemos en ese sentido. No puede existir una mejor dirección. Por supuesto que hay que estar para aprender. Es el desde. No faltaba más. Partamos por aquí.

Listas de esperas en el área de salud

Un problema endémico que siempre ha sido un desafío para las autoridades de turno, pero que no se ha resuelto y hoy está en cifras altísimas. Como lo dijo una de las autoridades sanitarias, siempre existirán listas de espera, lo importante es ir reduciéndolas y que los pacientes no tengan que estar 15 meses sin poder recibir la atención correspondiente.
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Uno de los problemas que aquejan a quienes volvimos en las regiones apartadas de la gran metrópoli es el de acceso a una buena atención en salud. La escasez de especialistas es un mal que aqueja por décadas y en vez de ir en vías de solución se acrecienta, solo la llegada de profesionales del extranjero ha posibilitado tener más alternativas de atención con profesionales de áreas específicas.

Esta misma situación es la que explica otro de los desafíos constantes que es la reducción de las listas de espera para las cirugías y consultas especializadas. Lamentablemente, también se sigue al debe en ambas, con cifras que hoy son preocupantes.

De acuerdo al informe sobre las garantías de oportunidad GES retrasadas y lista de espera NO GES al segundo trimestre de 2022, hay 6 mil cirugías y 50 mil consultas pendientes,

Son cifras altas y no sólo debiera sorprendernos por la cantidad sino también lo que está detrás. Y es que hay 50 mil habitantes de esta región que necesitan ser atendidos por algún especialista y saber del mal que los aqueja, ya que en la salud primaria ya cumplieron con su parte.

Si la atención no es oportuna puede generar otros inconvenientes a los pacientes que pueden ir de síntomas más agudos hasta un agravamiento de su condición médica. Eso último es lo que preocupa, más en una zona del país en que hay una prevalencia de enfermedades de difícil diagnóstico y complejo tratamiento.

Lo mismo ocurre con las cirugías y si bien hubo una reducción de un 22% respecto a las que se arrastraban desde el momento más crudo de la pandemia sigue siendo alta.

Es por esta razón que los esfuerzos debieran redoblarse y buscar fórmulas para que ambas listas puedan reducirse de modo gradual. Como lo dijo una de las autoridades sanitarias, siempre existirán listas de espera, lo importante es ir reduciéndolas y que los pacientes no tengan que estar 15 meses sin poder recibir la atención correspondiente.

La posibilidad de organizar operativos médicos en las comunas más aisladas con financiamiento regional es una alternativa que debiera estar en práctica. También impulsar convenios con fundaciones y centros médicos que tengan la posibilidad de realizar rondas para resolver las cirugías menos complejas.

Lo que no puede seguir es que ambas listas sigan creciendo ante la vista de todos quienes pueden hacer algo.

Ocupémonos del bien y no tanto de los bienes

"Es perturbador ser acopiador de bienes, y hablo de bienes materiales, bienes muebles, bienes raíces o bienes inmuebles". Raúl Caamaño Matamala, Profesor UC de Temuco
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¿Se entiende la idea? Demos unos apuntes para esclarecerla. La vida de todos no solo es en función de uno mismo, sino en función de los demás, del prójimo. Somos integrantes de una comunidad de personas, habitamos en un pueblo, en una ciudad, mínimo somos parte de una familia. Y no solo eso, somos parte de una empresa, de una organización, de una institución, de un equipo de trabajo, en fin, siempre sumamos nuestras capacidades, nuestros dones, nuestras competencias a las de otros, y entre ellos, con ellos, damos valor a nuestro hacer en favor de la mayoría.

Por ello no pocas veces nos prodigamos en hacer bien las cosas sin que medie la ganancia, la ventaja, o recursos materiales. No es lo habitual, quizás debiera ser el propósito de todos y cada uno, no un día sí, otro día no, debiera ser la resolución de todos los días, ¡siempre! Hacer el bien, en 360 grados, sin selección.

¿De qué bien hablamos? De tantos significados posibles, ¿cuál? Entre tantas opciones de significado, me enfoco en dos. Etimológicamente, la palabra bien tiene su origen en la expresión latina bene, de función adverbial. En español, puede ser empleada como sustantivo y como señalaba, me referiré a dos acepciones de casi dos decenas de significados posibles. La primera elegida es, "1. m. Aquello que en sí mismo tiene el complemento de la perfección en su propio género, o lo que es objeto de la voluntad, la cual ni se mueve ni puede moverse sino por el bien, sea verdadero o aprehendido falsamente como tal". La segunda acepción, por cierto contrapuesta, "4. m. Econ. Todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente, una necesidad humana". Otro dato, el primer bien solo es posible emplearlo en singular, mientras el segundo bien, sí se puede pluralizar, es más bien esa su esencia, cuantificarlos, mensurarlos, en contraposición con el primero, que es masivo, colectivo, abstracto.

Claro que sí, el bien (el primero) es intangible, no ocupa espacio, así como va, viene. Donarlo da satisfacción a uno y a otro. En tanto, el segundo, en cuanto materialidad, es acumulable, se atesora, regularmente da más satisfacción a uno, y no tanto a otro, o a otros.

Es perturbador ser acopiador de bienes, y hablo de bienes materiales, bienes muebles, bienes raíces o bienes inmuebles, de automóviles, de joyas, de… en fin, de posesiones, de haberes. Es perturbador ser más amigo del tener que del ser.

Procuremos, ser más agentes de bien. ¿Cómo hacer, qué hacer? Algunos procederes, atenuemos las voces, mejoremos los conceptos, detengamos la verborrea, bajemos las pasiones, acentuemos las reflexiones, prefiramos la lectura, escuchemos las voces internas, acompañemos a quien lo necesita o lo pide, sanemos las heridas, mitiguemos los dolores, quitemos el pie del acelerador, abstengámonos de los excesos, tomémonos de la mano, moderemos el yoísmo y construyamos nostridad, lo reitero, ¡seamos agentes de bien!

¡Vamos, vamos, que es mucha la labor!