La lucha de las tiendas tradicionales para sobrevivir en el centro de Antofagasta
COMERCIO. El panorama hace veinte años es totalmente distinto al actual. A fin de mes baja la cortina la Suelería Pérez, tienda con más de 50 años existencia en el corazón de la ciudad.
No es el mismo centro de Antofagasta de hace veinte años ni de hace diez años e incluso ni de hace cinco años. Basta caminar por la calle Matta, para darse cuenta de la mutación que no es indiferente para los antofagastinos más antiguos. Hace dos décadas había tiendas emblemáticas como el Gato Negro, Casa Carmona, Audiovisión, Lucero o CM Prat; librerías como la "Española", "Barcelona" y la "Alborada", o salones de té como "El Carillón" o restoranes como "El Arriero". Hace diez años el panorama cambió con la aparición de los casinos de juegos, shoperías y carnicerías. Luego vinieron los mall chinos, las barberías y las tiendas de servicio técnico para celulares. En medio de esto el estallido social generó daños en algunos locales. Como guinda de la torta, después de la pandemia, la desordenada proliferación del comercio ambulante.
Esta mutación del centro nuevamente encendió la luz de alerta con la desaparición de la Suelería Pérez, ubicada en Condell con Baquedano, tras 50 años de actividad. Según esgrimieron en el local, éste cerrará a finales de mes por factores económicos, como encarecimiento de los productos y las consecuencias del estallido social y la pandemia.
Oscar Salvatierra, propietario de Disconcentro, local ubicado en Baquedano al llegar Matta, que abrió las puertas en 1978, tiene la película bastante clara respecto a esta evolución o involución del centro. "Los cambios son producto de un nuevo ingreso de personas extranjeras. Actualmente en el mercado central trabajan bolivianos y peruanos. En el centro mismo, predominan los mall chinos, porque para ellos es muy atractivo instalarse aquí con productos muy básicos, a precios muy económicos. En los negocios de celulares la mayoría son colombianos, lo mismo en las barberías", aseveró.
Agregó que el otro tema son los casinos que para la mayoría no son ningún aporte, pero producen entretenimiento para algún sector de personas "que gastan sus lucas ahí, sin tener muy claro si ganaran o recuperarán el dinero invertido. Los casinos han proliferado lo que demuestra que tienen un público cautivo que parece estar en crecimiento".
Post pandemia
Para Salvatierra el período más crítico del centro ha sido después de la post pandemia sumado a la inestabilidad por la coyuntura nacional e internacional. A su juicio, se ha producido un reordenamiento en el centro. "Colegas como el de Suelería Pérez han debido cerrar por problemas económicos. En general, hay una escasez de productos, pero también hay una manera de distinta por parte del cliente al momento de salir a comprar. Así nos damos cuenta que el cliente prefiere comprar temprano y de manera rápida, o sea quiere regresar rápido a su casa. Ya no quiere pasear como antes, que disfrutaba de la estadía en el centro", aseveró.
Actualmente dijo que el comercio ambulante ha copado todo el espacio urbanístico, "aunque hay momentos en que está más despejado. Sin embargo, el cliente se asusta y se siente intimidado con el comercio ambulante y todo lo que sucede alrededor. Primero que nada hay una delincuencia evidente y luego hay poco espacio para caminar con tranquilidad en medio de los resabios de la pandemia. Antes de pandemia manteníamos un horario cortado, donde cerrábamos en la hora del almuerzo. Luego abríamos y nos quedábamos hasta las 21 horas o un poco más. Actualmente no se puede. Desde las 19 horas el público se aleja del centro de Antofagasta, lisa y llanamente se va".
En consecuencia, dijo Salvatierra, hay todo un cambio en el ámbito de la personas y de la estructura de las tiendas. "Hoy la mayoría de las tiendas que están en el centro son de extranjeros o Santiago, salvo contadas excepciones. Las tiendas tradicionales, como en el caso de nosotros, han tenido que reestructurarse para poder sobrevivir. Nosotros quizás hemos quedado como los más antiguos, porque hemos sabido cómo hacerlo, o sea modernizarnos y adecuarnos al esquema. Si no lo hacíamos, no existiríamos", puntualizó.