Corresponsabilidad Societal-Familiar: mas allá de la Responsabilidad Penal Adolescente
"Los eventos violentos en contextos escolares no responden a una sola causal sino confluyen múltiples factores".
El rol de la Defensoría Penal Pública se orienta a proporcionar defensa penal técnica de alta calidad y especializada a todas las personas (adolescentes desde los 14 años y adultos), que carezcan de abogado por cualquier circunstancia, independiente de su situación económica, social y cultural, con enfoque de Derechos Humanos.
En el desarrollo de este quehacer, las unidades especializadas de Defensa Penal Juvenil, han visto con preocupación los episodios de violencia y otros hechos constitutivos de delito en que se han visto involucrados estudiantes del país, llevando a Defensoría a asumir un rol más proactivo y colaborativo con los establecimientos educacionales a través de diálogos participativos con enfoque de deberes y derechos sobre la ley de Responsabilidad Penal Adolescente bajo la ley 20.084, generando gran interés en el alumnado, donde han participado más de 1.700 estudiantes de la región.
La resolución de conflictos por una vía no violenta mediante herramientas tremendamente constructivas en diversos países como son la mediación escolar y en casos más específicos y acotados la mediación penal juvenil en el marco de la justicia restaurativa; ayudarían a promover en estudiantes sus familias y profesorado habilidades sociales de comunicación, juicio crítico e inteligencia emocional para la resolución de conflictos, creando redes virtuosas dentro de los centros escolares para optimizar el clima de convivencia, entregándole herramientas prosociales para la vida, donde todos son coparticipes y corresponsables.
Los eventos violentos en contextos escolares no responden a una sola causal sino confluyen múltiples factores, por lo cual es urgente un compromiso universal que no solo se quede en la queja o lo discursivo, sino que vaya más allá y sea capaz de comprometerse mediante una corresponsabilidad que involucre a las familias, escuelas, servicios públicos-privados y la comunidad en su conjunto, ya que sabemos que para criar a un niño/a se necesita de toda una sociedad.
Siendo esencial que seamos conscientes y coherentes con nuestros discursos y conductas como adultos en nuestros distintos quehaceres sobre los distintos mensajes en las interacciones o redes sociales que trasmitimos a niños, niñas y adolescentes, ya que si estos ven que nosotros los adultos actuamos día a día de forma agresiva "naturalizando la violencia" con poco respeto y empatía hacia los demás estos van a replicar nuestras conductas.