No contentarse con migajas
"Diseñemos una estrategia regional para la minería, analicemos el aporte que esperamos de la industria y la relación que van a tener con las comunidades". Ricardo Díaz, Gobernador regional de Antofagasta
Es sabido que gran parte de la riqueza de la nación la aporta nuestra región. Miremos los datos. El 10% del PIB del país se produce acá, la cantidad de exportaciones alcanza el 30% al igual que Valparaíso, es decir, casi un tercio de la riqueza que produce el país sale por nuestra región. Sin embargo, cuando hacemos un zoom a la inversión estatal que recibimos, esta no supera ni siquiera el 2% y lo mismo pasa con las inversiones en obras portuarias. En cambio, si comparamos con lo que ocurre en la Región Metropolitana, ahí sí hay una cartera de proyectos de infraestructura que perfectamente se puede comparar con países desarrollados.
Nuestra región sufre por décadas porque sus habitantes viven las externalidades negativas de la minería, y luego ven como salen hacia otros lugares los trenes con esta carga millonaria de cobre. Saben que gran parte de esa riqueza no se queda acá y que tampoco podrán participar de los beneficios que esos recursos podrían traernos.
Sin embargo, esta mirada no es por todos compartida, un ejemplo es que cada 15 días leo a mi columnista vecino Marko Razmilic, presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta, quien continuamente cuestiona el trabajo de la Convención Constitucional, destacando el "miedo" para el desarrollo de la minería y la producción de riquezas en nuestra región. Pero yo me pregunto, ¿será tan buena la forma en que la minería ha funcionado y ha generado desarrollo en las distintas comunas de nuestra región? Y le pregunto a mi vecino columnista, ¿quiere que la minería siga trabajando con nuestra región tal como lo ha hecho hasta ahora?, ¿de verdad no existe ninguna crítica a la forma en que se ha comportado la gran minería hasta hoy?
Cuando parte de los convencionales tratan a la minería con esa visión despectiva del extractivismo, en buena medida se hace porque hay mucha evidencia del abandono de los territorios por parte de la industria. Y con justa razón uno se pregunta, ¿Cómo es posible que las comunas que lideran las listas en inversión minera y que tienen mayor capacidad de venta de productos mineros, sean Providencia, Las Condes y Lo Barnechea? ¿Cómo es posible que las casas matrices de las grandes mineras estén alejadas de la región y ubicadas en el centro del país, pagando contribuciones en otro lugar y no en el territorio donde se desarrollan?
Si la minería no ha tenido un compromiso con la gente de esta región, yo le pregunto a Marko, ¿por qué hace una defensa tan enconada de la minería tal como está ahora? ¿Por qué el miedo al cambio?, ¿por qué no proponer cambios que de una vez por todas terminen con la mirada miope de seguir recibiendo migajas? Lo que ha hecho la minería hasta ahora no está a la altura de una minería de clase mundial.
Por todo lo anterior desde el GORE hemos propuesto a las gerencias de los grandes grupos mineros de nuestra región, que nos sentemos a conversar y pongamos un árbitro imparcial, que sea la OCDE, quien arbitre este diálogo entre los que habitamos la región y las grandes mineras. Diseñemos una estrategia regional para la minería, analicemosel aporte que esperamos de la industria y la relación que van a tener con las comunidades, para que cuando se critique a la minería, sea la región la que con evidencia diga si hay crecimiento para los territorios o no en la "capital mundial de la minería", pues no podemos seguir recibiendo migajas.