Diarios
Pese a que es un contundente volumen, que supera largamente las 300 páginas, estos "Diarios" son solamente una selección de sus anotaciones. Hoy, como un hábito, Julia Toro continúa anotando su vida, porque "todavía sigo escribiendo de noche, casi todas las noches. Pero no solamente en la noche, a veces en el día también".
Escribir y recordar
La vida de estos "Diarios" comenzó, cuenta Julia Toro, cuando la editora "Paz Balmaceda llegó un día a mi casa, a preguntarme si me interesaría escribir algo. Bueno: le dije que tenía un montón de cuadernos, y si le interesaría verlos. Se los llevó todos. Fue un largo proceso, porque son manuscritos. Primero fotocopiarlos, después intervenir en la fotocopia, no en el original, luego transcribirlos a máquina, hasta el resultado del libro. Sacando la cuenta, fueron más o menos dos años de trabajo de edición".
El corte de inicio del libro, en 1983, tiene un sentido profundo para la fotógrafa. "Es el año que me largué a escribir". Como señala la "Nota a la edición", esta escritura tomó otro cariz ya en 2010, "como forma de ejercitar su memoria". Toro comenta que escribir en estos cuadernos es "una práctica más que nada por el susto de ir perdiendo la memoria. Me dijeron que escribir es bueno, escribir a mano es una buena práctica para el cerebro".
Consultada si recomendaría llevar diarios a las personas, responde que "yo recomendaría llevar a las personas que escribieran con la mano, es una práctica que tiene muchos beneficios. Más allá, no. Si usted lee por ahí se va a encontrar siempre con que es una cosa que sirve para mantener la mente alerta y despejada, el ejercicio de la mano dicen que hace muy bien. Creo que yo soy un ejemplo. Me gusta mucho la letra manuscrita, la caligrafía y la grafología".
Respecto de su letra, dice "yo tenía muy linda letra, pero se me ha ido arrugando con el tiempo. Trato de dibujar cada palabra que se entienda y eso me produce satisfacción: dibujar letras". En muchas de las anotaciones de sus "Diarios" se hace referencia a la práctica del retrato. "Casi todos mis cuadernos son ilustrados, soy buena dibujante, siempre dibujo algo alusivo a lo que estoy escribiendo", apunta. En esta edición, si bien no se incluyen esos dibujos, se presentan aleatoriamente algunas de las fotografías más icónicas de la obra de Toro.
La fotógrafa tuvo que enfrentarse en esta edición a lo que escribió casi 40 años atrás. "De repente me gusta, de repente no tanto. Bueno, encuentro que a veces tengo más soltura literaria, me gusta más lo que escribo. Como son cuadernos que no tenían el proceso ulterior de ser revisados por nadie, hay cosas que me pueden dar un poco de pudor escribir".
"Ahora leo, por ejemplo, libros de otras personas, como los de la (poeta) Alejandra Pizarnik. Es maravilloso no conocer a la persona", remata.
Escritora y lectora
En 1984, Julia Toro anotó "Yo escribo para no morirme por dentro". Y, en los últimos años, "deseo acercarme al círculo sagrado de ser escritora". "Me siento muy honrada que crean que soy escritora", dice enfrentada al arco temporal de sus propias reflexiones. "Pero sé que escribo, es algo que me nace hace mucho tiempo, mucho".
Parte fundamental de la escritura es la lectura. Toro se revela en sus "Diarios" como una devoradora de obras literarias, que a veces continúa en los años como la de George Gurdjieff, la que considera "más especializada, y apunta a algo concreto" o la decepción que le provoca la relectura de "Muerte en Venecia", de Thomas Mann. Sobre el gusto, apunta "que va cambiando, porque vas ampliando tu conocimiento con los años. Tienes acceso a cosas más sutiles, más complejas".
"Si hay un escritor que te toca mucho, te va dejando influencias. Yo me dejo influenciar mucho cuando consumo literatura. Me abro, incluso espero que me dejen rastro, que me ayuden a escribir. Para mí los libros son otra forma de nutrición. Tengo mis escritores favoritos, y esos son los que recomendaría. Me gusta especialmente Roberto Bolaño, tengo un afecto, un cariño por ese escritor chileno", dice. Su favorita es la novela "Los detectives Salvajes".
Y ahí, desde la literatura, se devuelve al oficio que le ha dado prestigio. "Tengo una fotografía que se ha hecho bastante conocida. ¿Te acuerdas cuando el grupo arranca en el auto del señor Font, de un gigoló de la chica que raptan? Tengo una foto que va rápido, fuera de foco, y está lleno, con los personajes encima del auto. Esa foto me gusta mucho y me evoca mucho el final de 'Los Detectives Salvajes'", dice aún en el Zoom encendido. Hasta que llega el momento de desconectar.
Julia Toro
Lumen
336 páginas
$16 mil
Julia Toro tiene 88 años.
viene de la página anterior
"La felicidad no se mide en el país donde está, es una cosa interna, que tiene que ver con la paz interior".
Mateo Goycolea