Expectativas políticas
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
Una semana política enmarañada es la que vivió el actual gobierno con la discusión del quinto retiro de las AFPs y su 'proyecto responsable'. Asimismo, la consolidación del gobierno regional ha sido estresante con algunas figuras que han ido dejando sus cargos por motivos personales y otras desavenencias. Sin duda, la complejidad del escenario político, económico y social da para pensar que es 'a prueba' de valientes, tontos e ingenuos. La inexperiencia política ha jugado en contra de los tiempos de instalación, y las encuestas y redes sociales golpean fuertemente al 'matrimonio de popularidad' que se dio entre gobernantes y ciudadanía luego del triunfo de Gabriel Boric. La 'nueva política' no encaja en las necesidades urgentes de la gente y, sobre todo, en lo que llamo la 'ansiedad de expectativas' políticas.
Podríamos pensar que el/la ciudadano/a de a pie se comporta como un bebé de cuna que busca atención a cada momento, o que es un/a niño/a que hace berrinches para que sus deseos sean satisfechos al instante. Sin embargo, recordemos que como población civil quedamos con un estallido social a plena ebullición, y luego una pandemia que se comportó como un catalizador que aceleró los procesos de cambio social (Hyung Bang Shin y otros, 2021), mostrando profundas inequidades globales, nacionales y regionales (Creighton Connolly, 2021; Maddy Thompson, 2021). Por ende, las expectativas políticas de la población obviamente se vieron incrementadas y sus urgencias han ido acortándose en plazos de materialización. El tiempo es un tesoro inconmensurable como se observa en la película In Time (2011), y la gobernanza política se debe regir por él, pensando que los liderazgos que dejan legado, sin duda, han sabido manejar las expectativas de las personas a lo largo del tiempo. Los niveles de aprobación y desaprobación al principio y fin de cada gobierno dan cuenta de que ningún Ejecutivo ha sido perfecto.
La problemática de las expectativas es que generalmente quien debe cumplirlas o las desconoce o no es capaz de manejarlas en su totalidad, generándose un efecto boomerang en su actuar y comunicar. A este fenómeno, el comunicólogo canadiense René Jean Ravault llamó el 'grado de conocimiento de las expectativas anticipadas del receptor'. Por su parte, Stephen Medvic, en su texto En defensa de los políticos. La trampa de las expectativas y su amenaza a la democracia (In defense of politicians, The Expectations Trap and its Threat to Democracia, 2013) precisa que las democracias sanas se ponen en riesgo cuando existe una disparidad significativa entre lo que la gente espera de sus políticos y lo que éstos/as realmente pueden ofrecer. En teoría política, Jacques Rousseau (1762) le llamó a esto el 'contrato social' entre gobernantes y gobernados. En Comunicación Estratégica, es sabido que las organizaciones luchan para acortar la brecha entre lo proyectado institucionalmente y lo percibido por sus públicos.
En la columna "No hay casta política, hay política" se dice que "los españoles consideran que los políticos, los partidos y la política convencional son uno de los principales problemas de España" (Agenda Pública, 2014). De manera contraria, Juan Rodríguez Teruel ("La trampa de las expectativas políticas" elDiario.es, 2014) señala que hay muchos políticos que están muy cansados de la doble moral que demuestra a veces la ciudadanía. En este sentido, la 'trampa de las expectativas' de Medvic presentaría tres contradicciones en la población: se espera liderazgo del mundo político, pero a su vez que se esté disponible para ser dirigido e incluso mandado por los ciudadanos/as; se desea que los líderes políticos se mantengan fieles a sus principios ideológicos y programáticos, pero que al mismo tiempo renuncien a ellos para alcanzar todo tipo de acuerdo con sus oponentes; y se ansía que los liderazgos muestren cualidades excepcionales de formación y comportamiento, y que a su vez sean cercano al individuo común y representen al pueblo.
Podríamos escribir tratados en defensa de la política y quienes ejercen este oficio, como por ejemplo: La Política como Vocación de Max Weber, 1918; En defensa de la política de Bernard Crick, 1962; Por qué importa la política de Gerry Stoker, 2006; Por qué odiamos a los políticos de mi ex profesor de doctorado Colin Hay, 2007; En defensa de los políticos a pesar de ellos mismos de Peter Riddell, 2011 y Defendiendo la política de Mat Flinders, 2012. Sin embargo, el votante activo o pasivo tiene grandes expectativas de aquéllos/as que gobiernan el país, la región y la comuna, por lo cual las expectativas políticas son cada vez más intensas y a corto plazo, y el cumplimiento de ellas constituye un gran termómetro para los próximos procesos electorales.
"La problemática de las expectativas es que generalmente quien debe cumplirlas o las desconoce o no es capaz de manejarlas en su totalidad, generándose un efecto boomerang en su actuar y comunicar".