Especial atención a los actos violentos
El regreso a la presencialidad en los colegios se ha encontrado con serios problemas de convivencia que es preciso atender con urgencia buscando una solución duradera. Aún se está a tiempo para reaccionar antes que los casos de agresiones se tornen graves. En lo inmediato se requiere de contención y de reforzar valores como el respeto y la tolerancia.
No cabe duda que el retorno a las clases presenciales ha sido complicado y en algunos casos traumático. Los dos años de restricciones por pandemia mellaron nuestra sociedad en aspectos tan importantes como lo son las relaciones humanas y el ejemplo se hace notorio en los establecimientos educacionales con los problemas generados entre los mismos alumnos y también con los docentes.
La situación pareciera escapar de sus límites cuando a través de redes sociales se difunden y viralizan amenazas de balaceras o mascares que ocurrirán en los colegios de las diferentes comunas del país.
Si a ello se suma las peleas entre alumnos y ataques a profesores se entenderá que es algo que se debe abordar desde todas las aristas y que no pasan por la expulsión de los llamados "malos elementos", es aún más complejo y requiere de una intervención multisectorial.
El ministerio de Educación necesita con urgencia implantar un programa de sana convivencia en el regreso a clases que implique la participación de toda a comunidad escolar y que cuente con el apoyo de profesionales del área de la sicología infantil y adulta. Claramente debió estar definido de antes, pero con la premura del retorno y creer que no sería necesario, se olvidó algo fundamental que hoy aflige a los estudiantes.
Aún se está a tiempo para reaccionar antes que los casos de agresiones se tornen graves. En lo inmediato se requiere de contención y de reforzar valores como el respeto entre sus pares y con los adultos con los que conviven.
Y así como en otras materias llevar tarea para la casa, porque es allí donde se puede encontrar el origen de los actos violentos, y como sociedad , con un Estado presente, se puede delinear el camino a seguir. Se debe actuar en la urgencia pero con una mirada de futuro y ésta pasa por cambios curriculares y el apoyo oportuno para quienes presentan síntomas graves.
No olvidar que las agresiones se pueden evitar si se actúa con el sentido de la oportunidad y se atiende a quienes pasan por momentos difíciles y canalizan mal las emociones que los aflige. Si se reacciona se podrá actuar antes que se produzca el colapso y la explosión.
El sentido de urgencia no nos puede nublar y olvidar que es algo mayor, que debemos involucrarnos como sociedad con un Estado vigilante y muy presente.