Rabia de género
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
El famoso poeta chileno Armando Uribe en su libro Odio lo que odio, rabio como rabio (1998) expresa que "la poesía se arranca los pelos a puñadas. La rabia levanta al cielo su garrote. El odio se come las uñas de raíz". Ese sentimiento me embarga al ver (en teoría) el último capítulo de la ex - alcaldesa de la ciudad, la Dra. Karen Rojo Venegas. Es una rabia de género de la que subyacen muchos cuestionamientos, partiendo por la pregunta por qué Daniel Adaro no fue a la cárcel, u otros tantos corruptos de cuello y corbata que siguen impunes, pues ellos tienen dinero, redes, contactos y son hombres -en apariencia- hetero-normados. Los hombres sólo tienen sororidad con hombres y relaciones utilitarias con el sexo opuesto cuando se trata del poder (Germán Vera Esquivel, 2000). Finalmente, somos las mujeres las condenadas a no entender las lógicas patriarcales, a ignorarlas, a someternos, o lo peor aún, a reproducirlas en desmedro de nosotras mismas y en beneficio de lo fálico (Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, 1949).
Karen Rojo, un 'animal político' (Aristóteles, La Política, Libro I, 1253a) de tomo y lomo, entendió muy poco que los errores se pagan caro en la gobernanza desde el género. Las redes sociales y los medios de comunicación han hecho festín del cumplimiento de la cárcel efectiva de la ex edil, a raíz de su juicio por fraude al fisco. Una telenovela que se arrastra desde el 2018 cuando fue formalizada debido a la contratación de la Consultora Main Comunicación Estratégica para hacer su campaña de reelección con fondos de la Corporación de Desarrollo Social entre 2015 y 2016. Una figura sin duda controversial con tantos pecados capitales como cualquier ser humano y con más contradicciones aún en su gestión pública. Con más amigos/as que enemigos/as cuando tenía poder, quienes abandonaron rápidamente el buque como buenos roedores alados (The Batman, 2022) cuando se iban perdiendo los beneficios obtenidos a su sombra.
Esta columna no constituye un 'obituario político' al respecto, es muy pronto para eso, dado los trascendidos de que abandonó el país en rumbo desconocido, pero en dirección a Europa. Si esto último fuera cierto, estará fuera por cinco años, casi como estudiar otro doctorado en su caso. Un final de una historia que de seguro 'continuará' (to be continued), dado que la gente tiene mala memoria. Sus enemigos seguramente estarán bajo tierra o fuera del escenario local, y posiblemente recuperará su capital de empatía y adhesión de la gente. Finalmente, puede ser vista como una víctima de un sistema patriarcal que se ensañó con un liderazgo fuerte, donde no había espacios para más de dos mujeres de hierro (Paulina Núñez y Marcela Hernando) como máximo en la región.
La rabia tiene que ver con las difíciles oportunidades que tenemos las mujeres para acceder al poder. Mi pesimismo de género me hace pensar que las situaciones en este país y, en especial en el norte, son más bien discursos retóricos que realidades tangibles. Las féminas que están en cargos políticos reproducen sororidades masculinas, o hacen uso de la estrategia que yo llamo 'machos bastones', es decir, ellas se afirman en aquellos varones que les ofrecen estrategias de poder para llegar a acceder a mayores espacios de toma de decisiones. Luego estos bastones acometen tarde o temprano 'el pago de Chile'. El camino de la mujer hacia el poder es un extenso desierto como el de Atacama y un campo de batalla permanente como Ucrania. Ya en el poder, muy pocas otorgamos espacios para que otras puedan acceder a lugares de liderazgo, sean reconocidas por el mismo género y puedan recibir la ayuda del patriarcado, a menos que se conviertan en una moneda de intercambio de favores, beneficios y una política corrupta.
Hoy en día, Karen Rojas podría ser vista como la villana o la víctima. Sin duda, como dicen las series asiáticas, no basta con las disculpas porque existen policías y leyes. Todos/as debemos pagar las consecuencias de nuestros errores, pero que estas equivocaciones (el error viene después de la experiencia dice Humberto Maturana, 1991) no signifiquen que el liderazgo de género deba ser ejercido a través del lado oscuro del patriarcado, pero sí entender que eso SI funciona todavía bien en los hombres, pero no en las mujeres. Un animal político tiene la capacidad de levantarse de las tinieblas, lo hemos visto en Pablo Longueira y otros especímenes de la política criolla. Por ende, como una buena película de acción, KR pasará de la 'alcaldesa paralela' a la opción política de género de un 'liderazgo recargado' (reloaded). Podrá ejercer una buena gobernanza si aprendió las lecciones, o una versión renovada de un populismo recalcitrante.
"La rabia tiene que ver con las difíciles oportunidades que tenemos las mujeres para acceder al poder. Mi pesimismo de género me hace pensar que las situaciones en este país y, en especial en el norte, son más bien discursos retóricos que realidades tangibles".