Hace un año de tu partida
Veloz como el viento, rápido como una saeta, apenas rozando nuestro dolor, inexorable, inalcanzable, pasa el tiempo por nuestro lado. No alcanzamos ni siquiera a darnos cuenta y ya todo ha cambiado.
¿Dónde quedaron nuestras conversaciones? ¿Adónde se fueron nuestros sueños? ¿Qué trinar mágico opacó tu voz? ¿Qué luz magnifica encegueció mis ojos, que ya no puedo verte? ¿Qué explosión enorme, ensordeció mis oídos, que ya no puedo oírte?
No sé, no lo entiendo. Aún no logro asumir el "nunca más". Ese tan duro nunca más verte, nunca más tocarte, nunca más oírte. No poder comentar una película, una noticia. No poder contemplar juntos el jardín, ese jardín que tanto cuidábamos, ni observar cómo abre el botón de esa linda flor que sembramos juntos. Es muy triste.
Vienen nuestras nietas, preguntan por ti, miran tus fotos, tu escritorio, tus libros. Asumen, porque así les he explicado, que estás en una dimensión paralela, que estás junto a nosotros, que siempre nos acompañas. Pero siguen y siguen, con las mil preguntas infantiles de nunca acabar. " ¿Volverá el Tata?", "¿lo veremos de nuevo?", "¿se demorará mucho?". ¡Cómo me gustaría ser niña otra vez, para también preguntar! ¡O ser tan anciana y sabia, para poder responder esas preguntas!
Y cada día, los magníficos y enrojecidos atardeceres, que observábamos juntos, esperando el rayo verde anunciado por Neruda, para despedirnos de nuestro Inti. Le decíamos, con cariño: " Hasta mañana, Hermano Sol". Pero, de repente, no hubo más mañanas, ni días, ni semanas. Llegó el temido "nunca más".
Sin embargo, la vida continua, tal vez más sola, más triste, más dolorosa. Pero aún hay mucho que hacer. Retomar a nuestros proyectos, aquellos trabajos culturales que quedaron inconclusos con tu partida. Retomar objetivos, lineamientos. Agendar reuniones. Agilizar publicaciones.
El libro que dejaste listo pronto verá la luz.
Bernardo, es muy triste continuar sola, pero la tarea la asumo con el mismo amor de siempre.
Por eso, sólo te digo:
Te espero sin plazo ni tiempo. / Acude con sendero o sin sendero. /
Llámame a donde tú estés, vida mía, /y marcha recto hacia mí, compañero.
María Canihuante Vergara, gestora cultural