Legitimidad de la Convención
En carta publicada el viernes en esta sección, el académico de la Universidad de Valparaíso, profesor Mario Parada Lezcano, sostiene que "la Convención está sometida permanentemente a ataques de todo tipo con el fin de desprestigiarla" y cita un ejemplo extremo, que me uno a él en rechazar decididamente. Empero, el descrédito y deslegitimación de la Convención obedece a factores más bien internos que externos (normativa propuesta y aprobada en comisiones, declaraciones y discursos de sus miembros y autoridades, conducción de los debates y votaciones internas, y ciertas situaciones de hecho que, referidas a algunos de sus integrantes, han alcanzado la repulsa nacional).
Sin embargo, la principal circunstancia que ha provocado la deslegitimación de la Convención es un asunto de fondo: violentar el mandato que se le otorgó desde el Congreso Nacional, plasmado en nuestra Constitución en el artículo 135 y refrendado por la ciudadanía en un plebiscito.
En efecto, dicho artículo dispone que "el texto de la Nueva Constitución que se someta a Plebiscito deberá respetar el carácter de República del Estado de Chile, su régimen democrático, las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes". Son estos los límites que la Convención ha sobrepasado al aprobar en comisiones importantes normas que dan cuenta de una flagrante contravención al mandato recibido, y han encendido las alarmas de constitucionalistas, periodistas, políticos, académicos, intelectuales y ciudadanos en general; al punto que ya hay quién ha planteado, y otros apoyado, que de aprobarse en el Pleno estas normas transgresoras es necesario pensar en un "Plan B".
Pero, en fin, aún es tiempo que la Convención rectifique y, abandonando el ánimo refundacional y de desmantelamiento que la inspira, redacte y nos proponga un texto que podamos considerar "la casa de todos".
Francisco Bartolucci Johnston Abogado y profesor de Derecho
Empleabilidad al alza
Chile recuperó 1.6 millones de empleos desde el peor momento de la pandemia y, si bien es razón para ser optimistas, Latinoamérica mantiene la sensación de incertidumbre por la creencia popular de que la economía continúa contrayéndose pese a que los indicadores demuestran lo contrario.
Si analizamos más a fondo los resultados, podemos ver que los puestos de trabajo que se han recuperado más rápido son de carácter informal y destinados a mujeres. Si bien el alza del índice de empleabilidad femenina es positivo, durante la pandemia retrocedimos más de 15 años la brecha de género, razón por la cual necesitamos más tiempo para lograr realmente emparejar. Por su parte, el crecimiento del empleo informal resulta engañoso ya que, al tener menos limitaciones para concretarse, no ofrece a los empleados seguridad social, prestación imprescindible en tiempos de pandemia para todos los trabajadores.
Si bien alcanzamos los niveles de actividad económica que teníamos antes, y hay razones para ser positivos, es imprescindible ver cómo sostener el crecimiento y recuperación que tanto trabajo nos costó alcanzar como país.
Felipe Cuadra Gerente de Nuevos Negocios & Cofundador de Rankmi
Virus
Un desfile inmenso de burros y burras se advierte en la calle Ahumada de la capital. Lo curioso es que estos animalejos caminan todos con sus rostros enmascarados, suben por la calle indicada y bajan a la Alameda por Estado. No les hace mella el sol que les cae sobre sus cabezotas. Nadie les da pelota. No falta el vendedor que les ofrece un gorro para esquivar el sol.
Todos ya se acostumbraron a ver este desfile que se repite día a día. Los médicos del Minsal opinan sobre este desfile, que se mantiene casi tres años: no le hace mal a nadie, sólo a ellos. La autoridad, nada puede hacer sobre estos curiosos desfiles, sólo pedir que los burros y burras no rebuznen tanto, y el paseo lo hagan callados y con precaución, se calcen zapatillas para escapar, ya que los rateros han crecido más que la mala yerba.
Renato Norero V.
Aborto libre y Constitución
El aborto libre, pretendido como derecho constitucional, es la manifestación más fidedigna del totalitarismo y contrario a un Estado de derecho democrático, pues la persona humana - desde la concepción y por su propia naturaleza - es el primero a respetar en su integridad. Entonces nos preguntamos: ¿Los constituyentes pro aborto serán capaces de velar efectivamente por la defensa de los derechos humanos o sólo estos aplican para los propios intereses ideológicos partidistas consagrando una manifiesta discriminación arbitraria?
P. Fco. Javier Astaburuaga Ossa Director Fundación Niños por la Vida y el Medio ambiente