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"Una de las cosas que más me gusta de Antofagasta son sus atardeceres"

ANTOFAGASTINIDAD. Melissa Rosales Araya, joven pianista.
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Melissa Rosales Araya inició sus estudios de piano en el año 2005 con la profesora Patricia Martínez en el Conservatorio Leonardo da Vinci de Antofagasta. En paralelo estudiaba violín en su hogar, de la mano de su padre, Dan Rosales.

A los ocho años obtuvo el tercer lugar en su categoría en el Concurso Nacional de Violín organizado por la Fundación de Orquestas Juveniles (FOJI) en Concepción.

En el año 2017, Melissa, obtuvo el primer lugar en el concurso de piano "Radio Beethoven tocando el cielo". En tanto, en el 2018 logró el primer lugar en las "Jornadas Musicales del Norte".

El 2020 comenzó el estudio formal de piano en la Pontificia Universidad Católica con la destacada pianista y profesora Liza Chung.

¿Dónde nació y qué recuerdos guarda de su infancia?

-Nací en Antofagasta. Los mejores recuerdos que tengo en la infancia son justamente con la música. Mi primer instrumento fue el violín debido a que mi mamá y mi papá son violinistas. Mi papá es profesor de violín y casi siempre me hacía partícipe de sus proyectos como participar de orquestas. Desde pequeña él me inculcó el arduo trabajo que debe hacer un músico y creo que esto mismo me agobió un poco. Hasta que cumplí 6 años y les pedí a mis papás clases de piano. Al comienzo no me pescaron mucho, pero fue ahí en donde me enamoré del instrumento y nunca más me fui.

¿Qué significa para Ud. integrar una orquesta?

-Encuentro necesario poder ser parte de una orquesta. En mi caso estudio interpretación musical mención en piano y para llegar a ser un gran intérprete se requiere de ser un músico "completo" por ende el ser partícipe de una orquesta ayuda a esto, ya que existe un trabajo tanto individual como grupal. El trabajo orquestal es bonito ya que el fin es ir en conjunto y ser uno solo. Se debe escuchar a los demás, seguir al director, mirar la partitura, tener consciencia de los roles que tiene cada instrumento para poder tener un diálogo música.

¿Cuál es su lugar favorito de la región?

-Me gusta mucho la playa Rinconada. He ido pocas veces, pero me encanta porque es un lugar tranquilo y aislado de la ciudad. Una de las cosas que más me gusta de Antofagasta son sus atardeceres. Aunque suene muy cliché, me encanta estar sentada en la arena mientras miro el atardecer. Es uno de mis panoramas favoritos que lamentablemente no he podido hacer mucho.

¿Cuáles son sus grandes motivaciones?

-Soy bastante sociable. Me gusta conversar, compartir con mis cercanos. Así que creo que una de mis pasiones es conocer y aprender del otro y creo que esto mismo va de la mano con lo que me gusta, y eso es viajar. Me encanta conocer otras culturas, otros países (a pesar de que no he viajado mucho hacia el extranjero). Lo que más espero es algún día poder conocer Paris, siento que es una ciudad con mucha historia y cultura que me encantaría poder conocer.

¿Qué le apasiona de su oficio como música?

-Tomar la decisión de estudiar música de forma más profesional y hacerlo de un oficio fue difícil porque sabía que era una carrera de altos y bajos en donde el instrumento absorbe mucho debido a las horas de estudio. Se requiere de un gran trabajo mental y físico que a la vez va de la mano con la pasión de una forma consciente. Lo maravilloso de la música es que uno nunca deja de aprender y estamos en una constante búsqueda para poder realizar la obra de la mejor manera.

En lo personal, ¿cómo le marcó la pandemia?

-Lamentablemente la pandemia comenzó cuando entré a la universidad. Fue difícil estar en una carrera en donde la mayor parte del tiempo se hace de forma presencial, y la única manera de poder tener clases era vía online. Para tener mis clases de piano debía mandar videos todas las semanas. Era bastante agotador tener que rehacer tomas ya que nunca estaba conforme.

¿A quién admira?

-Admiro mucho a mi tía Ledy Vallejos que es una representación viva del esfuerzo y perseverancia. Me ha acompañado, guiado y siempre me ha apoyado. También admiro mucho a mi profesora Liza Chung. En sus clases combina el piano con las lecciones que deja la vida y estoy muy agradecida de aprender de ella. Por último admiro a mi bisabuelita que hizo el rol de abuela materna. Ella también tocaba el piano y le encantaba. Me gusta pensar que ese legado me lo dejó a mí.