El derecho a vivir sin ruidos molestos
El Tribunal Ambiental autorizó el cierre temporal de un pub de la capital regional que no respetaba las normativa sobre ruidos, sentando un precedente. Hoy se avanza en el objetivo de responder a ciudadanos que cumplen con todas las normativas y legalidades, pero veían que quienes no ni siquiera se aproblemaban.
La sana convivencia es una aspiración de todo vecino de buen vivir. Entienden que sus hogares, sus barrios, son espacios destinados a la tranquilidad, al descanso y en esta etapa que vivimos en pandemia también se han transformado en un lugar de trabajo, con mayor razón se debieran respetar normas tan importantes como la no emisión de ruidos molestos.
En Antofagasta luego de años de lucha se está avanzando en lograr que quienes no respetan las normativas sean multados e incluso con clausurados temporalmente, las que se pueden hacer definitivas si es que no se solucionan los problemas denunciados.
En este caso son locales de entretenimiento nocturno como pubs, bares o discotecas, que funcionan hasta altas horas de la noche, pero que por su condición emitían ruidos (música envasada y en vivo) que sobrepasaba los decibeles permitidos y en horarios destinados para el descanso.
Este es un precedente sobre un tema que pareció estar en tierra de nadie. No hay que olvidar que tanto la secretaría regional del Ministerio de Salud y la Superintendencia de Medio Ambiente han cursado una serie de multas y muchas de ellas son pagadas, pero se sigue cometiendo la falta. Otras lisa y llanamente no se pagan y se hace caso omiso a las advertencias. Y hubo casos más extraños e inentendibles en que las sanciones llegaron cuando el local denunciado ya no estaba en funcionamiento.
Hoy se avanza en el objetivo de responder a ciudadanos que cumplen con todas las normativas y legalidades, pero veían que quienes no lo hacían igualmente continuaban son sus actividades sin siquiera aproblemarse.
Aquí no se trata de demonizar a este tipo de negocios, pero sus propietarios están obligados a entender que pueden trabajar bajo las normas claramente establecidas. Para ello deben invertir en construcciones que puedan contener el ruido. Como en todo orden de cosas la tecnología ha logrado avances en este tipo de necesidades y alternativas hay muchas pero se requiere de inversión.
Pero más que lograr que se respete el imperio de la ley debiera primar el respeto al semejante, al vecino, a las personas con las que se comparte una comunidad. Si ello se hiciera no habría necesidad de ir a tribunales. Ese sentido de convivencia es el que debiera imperar siempre y no por el temor a la sanción, a la multa, sino por el derecho a vivir en paz.