Autor de "Hilo de Agua": "Deterioro da cuenta de la importancia de la cultura para las autoridades"
CIUDAD. Monumento de 27 metros de alto sufrió el robo de sus placas de cobre inferiores. Como "solución parche", el cobre fue reemplazado por madera.
Un monumento parchado de mala manera. Es decir, donde antes hubo planchas de cobre; hoy lucen unas burdas láminas de madera como solución. Y, un segundo detalle: dónde antes circuló agua; hoy se acumula basura. La guinda de la torta es que la entrada sur de la construcción, la abertura de la canaleta, se transformó en una suerte baño público con un hedor perceptible a metros de distancia. El monumento "Hilo de Agua", frente al muelle salitrero, cuya inversión bordeó los 150 millones de pesos, por parte de la empresa minera Xstrata Cooper, con el propósito de conmemorar el bicentenario de la independencia de Chile en Antofagasta, se encuentra en evidente estado de deterioro.
"Hilo de Agua" fue concebida como una escultura conformada por dos torres de 27 metros de alto, construidas de hormigón armado y revestida de cobre, que para su autor Osvaldo Bizama, arquitecto y académico de la Universidad de Valparaíso, simbolizaba el desierto como un territorio de trazo largo, un mundo de paso lento. La estructura se complementaba horizontalmente con un hilo de agua, que en la metáfora del autor, daba vida en la inmensidad desértica. Para concretar su proyecto Bizama ganó un concurso internacional en 2010, con un jurado calificado a cargo del director del Museo de Bellas Artes de la época, Milan Ivelic.
Notas de prensa aparecidas en este mismo diario, en la década pasada, dan cuenta del robo de las placas de cobre, y de la falla del sistema de la bomba de agua que en algún permitió que circulara el agua al interior del monumento.
Tras ver las fotografías del deterioro de la obra y la sustracción del cobre, Osvaldo Bizama sostuvo que las esculturas urbanas, particularmente ésta, deben convivir con la realidad ciudadana. "No sólo esta obra, sino que en general. Este tipo de esculturas dan cuenta del estado de la cultura de la ciudad donde se encuentran. O sea, están expuestas, desnudas, y a medida que pasa el tiempo son testigos silenciosos de ese estado de la cultura. Este tipo de obras ubicadas en la urbe, no son joyas como las que están en los museos, que uno las contempla a la distancia, limpias, cuidadas, sino que interactúan con la comunidad y sus dinámicas. Fluctúan al vaivén de las ciudades con su desarrollo y también con su decadencia", aclaró.
Resaltó que hay un hecho a observar en esto, "más allá del evidente deterioro", que da cuenta de un estado de la cosas. "No hay que perder de vista que esta obra se encuentra en un sitio patrimonial, en el marco de infraestructuras importantes como el muelle, arraigadas en el identidad regional. Esto también nos llama a reflexionar respecto del cuidado y del sentido ciudadano que se va teniendo. Evidentemente, es importante generar alianzas para preservar estas piezas que son parte de la memoria de la ciudad, y se deben hacer los esfuerzos para resguardarlas. No basta con reparar las cosas, si no que se debe generar conciencia del valor que estos elementos tienen. Cuando la conciencia no existe, estas piezas se van degradando hasta desaparecer, lo que es una posibilidad. Y esto sucede cuando las piezas artísticas no alcanzan a tener un sentido de identificación. Así, finalmente el tiempo, el medio y la naturaleza hacen lo suyo; lo que es parte del proceso natural de estos elementos".
Intervención
Sostuvo que más allá de buscar responsables o condenar el hecho mismo, "el deterioro da cuenta del estado de la cultura y del sentido que estas cosas tienen para la ciudad y las autoridades". Desde el punto de vista práctico, Bizama ve factible un proyecto que permita intervenir la escultura, sin cambiar su sentido original, pero que le entregue condiciones más robustas sobretodo en el zócalo o la base. "Esto pasará por las decisiones de quienes corresponda. Entiendo que el agua, que era el sentido de la obra, definitivamente se cortó, y con esto una buena alternativa sería que aparezca vegetación en el lugar. Que aquello sea una actualización de lo que no pudo ser", afirmó.
El concejal y sociólogo Camilo Kong, por su parte, tiene una opinión tajante respecto a "Hilo de agua". "Este monumento nunca ha sido valorado. No ha habido una coordinación de entidades públicas para su mantención y el buen uso del espacio. Ni siquiera hay un plan que permite desarrollar acciones para su conservación", aseveró.
Respecto a la intervención de madera por parte de la municipalidad, en el lugar donde estaba el cobre, dijo que es algo totalmente fuera de lugar. "Puedo creer en las buenas intenciones, pero es horrible la manera que lo intervinieron. Espero que pronto podamos restaurarlo o recuperarlo, al menos en aspectos básicos. Sin embargo, no podemos aceptar una intervención de este tipo sin los materiales que corresponden", espetó.
"Cuando la conciencia no existe, estas piezas se van degradando hasta desaparecer, lo que es una posibilidad".
Osvaldo Bizamac, Autor de la obra