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Centro de Rescate sufre falta de fondos ante aumento de fauna silvestre herida

UA. En el país solo existen ocho unidades de este tipo, que no dan abasto ante el creciente número de animales que requieren rehabilitación debido principalmente a la acción humana.
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Claudio Cerda Santander

"Solo en el alimento de tres zorros, podemos gastar hasta $100 mil al mes en pollo", comenta Carlos Guerra, director del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CRRFS) de la Universidad de Antofagasta, sobre parte de los desembolsos de esta unidad para lograr la subsistencia de especies rescatadas en un contexto de limitados recursos.

Una labor considerada clave para la recuperación de animales heridos, al igual que la desplegada por los escasos centros de rescate a lo largo del país ante el creciente número de animales que requieren algún tipo de rehabilitación. La causa principal: la acción del hombre y el impacto en su entorno. Para Guerra, como reflejo de esta contingencia, figuran los crecientes ataques de perros asilvestrados a distintas especies de animales.

"Faltan recursos. Los tenemos que hacer cuadrar apenas, porque quisiéramos tener varias unidades más. Por ejemplo, una de necropsia para conocer las verdaderas razones de los fallecimientos de los animales, necesitamos ampliar la enfermería para tratamientos quirúrgicos… en realidad tenemos una lista de necesidades. Pero a nosotros no nos alcanza para hacer las inversiones que se requieren para que un centro sea óptimo", afirma Guerra, doctor en Biología de North Texas State University.

Falta de infraestructura

El centro de rescate de la U. de Antofagasta inició sus primeros trabajos con animales en 1986. Sin embargo, opera propiamente como tal desde 1998. Sus instalaciones se ubican en el Campus Coloso de esta casa de estudios, en un recinto de unos 250 m2. En el lugar se ha instalado una jaula en un espacio hexagonal, con mirillas para observación de visitas, especialmente niños.

El recinto también cuenta con un denominado túnel de rapaces, para que aves en recuperación ejerciten el vuelo, a lo que se agrega una pileta para la rehabilitación de tortugas marinas, entre otras instalaciones similares. La falta de una piscina para delfines impide la asistencia y traslados de estos al recinto, cuando se brinda asistencia a cetáceos moribundos.

"En general falta infraestructura a nivel país para el rescate de animales, son pocos los centros dedicados a esta labor. Por ejemplo, son muy pocas las instalaciones para rehabilitar chungungos, lo que también nos ocurre a nosotros. Nos pasa lo mismo en el caso de los pingüinos, porque se necesitan piletas mejor habilitadas y jaulas especiales. Tenemos aquí jaulas, pero son precarias", comenta Guerra.

El centro de rescate opera al año con un presupuesto de $32 millones, parte de los cuales los aporta la U. de Antofagasta en servicios como luz y agua, entre otros. En tanto, la contribución de empresas, las que también derivan animales heridos a esta unidad de rehabilitación, puede variar entre un millón y dos millones de pesos al año, detallan en el CRRFS. El recinto opera con la colaboración de ocho personas, cuatro voluntarios y dos con apoyo económico.

"Los costos de alimentación de lobos marinos son complicados, porque comen mucho. Además, el suministro de pescado no es permanente, por lo que a veces sufrimos cuando no hay pescados durante dos o tres días en la caleta. Tenemos que ir a comprar al supermercado a comprar los pescados que venden para la gente, y nos eleva muchos los costos", detalla Guerra, quien sostiene que al año llegan a atender a unos 300 animales.

Alta demanda

Mauricio Ulloa, experto en acuicultura, rescate y conservación de fauna marina del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), considera clave el aporte de los centros de rescate de animales. Sin embargo, el especialista reconoce que estos resultan insuficientes debido a que la demanda de animales que requieren rehabilitación supera la capacidad de los centros dedicados a esta labor en el país. "En términos nacionales aquí no hay más de ocho centros de rehabilitación que puedan recibir dos o tres grupos de especie a la vez, lo que en términos de capacidad es bastante limitado. Ellos, en una actividad voluntaria y con los pocos recursos que tienen, hacen lo máximo que pueden para restablecer los animales", dice Ulloa.

"Pero hay momentos, como en el verano, en período peak, en que no hay capacidad para recibir animales", agrega. A su vez, Guerra valora que para el funcionamiento del centro de rescate puedan disponer en ocasiones de aportes. Una de estas donaciones corresponde a la empresa pesquera Galeb de Antofagasta, que les ha aportado con pescados congelados. "Esa ayuda, cuando hemos estado muy complicados, nos ha salvado de manera brutal. Estamos muy agradecidos, porque a veces no podemos comprar pescados cuando no nos dan boletas, porque debemos manejarnos con todas las reglas administrativas de una institución pública", agrega el experto.

"Los costos de alimentación de lobos marinos son complicados, porque comen mucho. A veces sufrimos cuando no hay pescados durante dos o tres días en la caleta"

Carlos Guerra, biólogo marino UA

Ataque de perros asilvestrados a guanaco: experto llama a que se modifique ley

VIDEO. Problema de perros abandonados está afectando gravemente a la fauna silvestre en la región.
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El video de un par de perros atacando a un guanaco que se encontraba merodeando los alrededores de la Ruta 5, en la región de Antofagasta, evidencia según los expertos, que la siempre constante problemática de los perros abandonados, está afectando la fauna silvestre.

Así lo expuso el profesor y académico de la Universidad de Antofagasta, Carlos Guerra, quien explicó que los ejemplares que han sido abandonados por mucho tiempo, vuelven a recuperar sus instintos más básicos con tal de sobrevivir.

"Cuando un perro es doméstico, está subyugado a los designios del ser humano, quien reprime constantemente, a través del cariño y afecto, esos instintos. Pero cuando tu abandonas a un animal, no tiene esa represión emocional y eventualmente desarrolla sus instintos, y es por eso es que hemos visto estos videos donde aparecen perros organizados, atacando a otras especies", dijo.

El profesor acotó que la creación de la figura del "perro comunitario" (perro abandonado del cual todos se hacen cargo, dándole agua o comida), -por la Ley Cholito-, es un verdadero problema, pues prohíbe que se tomen medidas más drásticas.

"La ley hay que modificarla, la ley no debe permitir perros sin dueños, porque perros sin dueños es un perro al que se le deja ir, del que nadie se hace cargo y que eventualmente adoptará sus instintos salvajes. No es su culpa, es culpa de la ley que permitió que la gente solo porque le pone un tacho de agua y un tarro de pelets en la esquina, piensan que esos perros siguen siendo domésticos, y eso no es así", sostuvo.

"La solución acá -continuó-, es retirar esos animales, reprimirles nuevamente esos instintos a través del cuidado responsable. Y a los perros que ya no tienen dueño, porque están enfermos, son muy viejos o muy violentos, se les puede dormir, sin sufrimiento, o bien entregar a asociaciones animalistas que velen por el bienestar de estos animales, pero entregando recursos que les permitan hacerse cargo y formar albergues definitivos para perros. Por eso digo que hay que modificar la ley".

Sobre el punto, Karla Fernández, colaboradora de la agrupación animalista Ángeles Guardianes, en el sector norte, explicó que los perros que han sido abandonados por mucho tiempo, se vuelven violentos y desconfiados, algo que solo logra revertirse "con mucho afecto y mucha más paciencia".

"Me ha tocado ver casos de perritos que llegan bien salvajes, que les ha constado volver a conectarse con los humanos, al cariño, a la cercanía, siempre están con desconfianza, pero con un trabajo de paciencia, más que nada, se van dando finalmente, pero vaya que cuesta", dijo.