La fiscalización a los poderes
Es destacable que en el caso Rojas Vade la condena a la mentira haya sido transversal, aunque algunas autoridades aún no comprendan que la labor de los medios es justamente fiscalizarlos. La fiscalización y crítica al poder es parte fundamental de la democracia, sea el poder que sea: judicial, empresarial, ejecutivo, legislativo o constituyente.
El caso Rojas Vade, constituyente que mintió sobre la enfermedad que padecía y que impulsado por esa mentira, se convirtió primero en un referente de las protestas sociales posteriores a octubre de 2019 y luego en convencional constituyente, debería hacernos reflexionar sobre la idealización de figuras y movimientos, y sobre cómo valoramos los errores de los demás dependiendo del lado ideológico en que estén.
Es destacable que lo hecho por Rojas Vade haya tenido más rechazo transversal que gestos "comprensivos". Que sectores afines políticamente, como el Frente Amplio por ejemplo, hayan declarado que lo que hizo es grave y que daña la fe pública, porque justamente eso es lo que es.
Más difícil de entender son las declaraciones que buscan un empate del tipo "lo de Rojas Vade es grave, pero otros han hecho cosas peores". Peor aún los que siguen viendo en este caso una persecución hacia la ya casi desarticulada Lista del Pueblo y la misma Convención. Que sostienen que los medios de comunicación tienen una campaña sostenida de difamación y desinformación contra esta institución, a la que le dan un aura casi sacrosanta.
Pero los medios y periodistas no están para defender el actuar de algunas instituciones como si asumieran que de por sí todo lo que venga de esa institución es correcto. El primer deber de los periodistas es fiscalizar el poder. Y la Convención, aunque a algunos convencionales les cueste reconocerlo, son un poder. Uno muy importante, que marcará el destino del país por décadas. De su trabajo puede salir un texto muy bueno, que ayude a mejorar nuestra democracia y hacerla más participativa e igualitaria, pero también se pueden equivocar o -tan humano- querer abusar de su poder. Todos queremos lo primero -un texto que nos represente- y por eso se les está dando a los convencionales, basta ver los diferentes medios de comunicación, la posibilidad de contar su trabajo. Eso no significa que no se les pueda fiscalizar y criticar. La fiscalización y crítica al poder es parte fundamental de la democracia, sea el poder que sea: judicial, empresarial, ejecutivo, legislativo o constituyente.