El dispar presente de los antofagastinos que se arriesgaron a emprender en pandemia
TESTIMONIOS. Las primeras etapas de la crisis, permitieron que muchas personas se atrevieran a iniciar un negocio particular. A la fecha las iniciativas se han duplicado.
Sergio Cruz, es un ingeniero comercial de 49 años, quien mientras dirigía un proyecto de mitigación de polvo para una empresa privada a mediados del 2019, fue desvinculado tras la aparición del covid, e inicio de la pandemia. La compañía para la que trabajaba, anunciaba entonces el cierre de sus operaciones en Antofagasta.
Tres meses antes de eso, se había comprado un camión foodtruck como proyecto personal, para entretenerse cocinando ocasionalmente, o "hacer algo de fin de semana"; escenario eventual que jamás pensó sería hoy su emprendimiento principal.
"Nosotros nacimos como empresa y crecimos justamente en plena pandemia. Fue en una conversación de fin de semana que surgió la idea, para entretenerse, de hacer un foodtruck, que incluso ya había comprado poco antes de que me despidieran. Incluso habíamos alcanzado a hacer la documentación para tener resolución sanitaria y bueno, llegó el covid, la empresa cerró y me quedé sin trabajo. Así que mientras buscaba uno abrimos el foodtruck y la verdad es que fue algo nuevo y super explosivo. En poco tiempo ya habíamos sobrepasado la capacidad de producción del camión y ya no podíamos crecer más, por lo que decidimos cambiarnos al local donde estamos ubicados ahora (Avelino Contardo, 918)", dijo.
El administrador reconoce que cambiar de rubro no fue fácil, menos aún con las restricciones que hubo producto de las cuarentenas, pero que fue necesario ante la falta de ofertas laborales. "En algún momento, después de ocho entrevistas de trabajo fallidas, conversamos seriamente con mi señora y dijimos o potenciamos lo que tenemos, que nos está yendo espectacular, o sigo en búsqueda de algo donde no sé los resultados y donde no me ha estado yendo bien, porque ya no puedo seguir haciendo las dos cosas. Y elegimos esto. Afortunadamente, fue una decisión correcta, llena de obstáculos al principio, pero que hoy, con el avance de las fases, es más sencillo".
Una experiencia distinta relató Javiera Sepúlveda de 19 años, quien, durante la pandemia, y como una forma de juntar recursos para sus estudios superiores, levantó un emprendimiento sobre venta de artículos de tabaquería a domicilio. Iniciativa que, aunque breve (solo trabajo por seis meses), le permitió ahorrar para sus estudios.
"Me fue bien la verdad, pero lo dejé un rato por tema de mis estudios. La idea surgió a raíz de la pandemia, ya que la gente no podía salir. Durante el tiempo que trabajé me fue bastante bien. Afortunadamente, en mi caso, el avance en las fases (de plan Paso a Paso), no fue un punto en contra, porque la gente comenzó a ver emprendimientos en redes sociales, ya sea en Facebook o en Instagram, comenzó a seguir estas iniciativas. Fue una experiencia agradable, donde me fue bien y aprendí lo importante que puede llegar a ser las redes sociales, en cuanto al tema de emprender", dijo.
Aumento
Según cifras del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis), el apoyo a las iniciativas de emprendimiento a nivel regional (parte del plan de reactivación económica FNDR), y que beneficiaba a un universo de cerca de 500 en promedio antes de la pandemia, con poco más de $700 millones a quienes estaban dentro del 40% más vulnerable del Registro Social de Hogares (RSH), ha aumentado casi el doble en el último año. Hoy el apoyo financiero alcanza las 1.500 personas.
Así lo explicó el director regional de Fosis, Luis Aguilera, al manifestar que "desde que comenzó la Pandemia nos hemos puesto a disposición de nuestros usuarios y usuarias que han visto profundamente afectados por la baja en su comercialización, es por eso que buscamos soluciones que hasta el momento nos da la posibilidad de ayudar con recursos que ascienden a casi los 2.500 millones de pesos para apoyar a 1.500 personas con capitales para compra de bienes, insumos y capacitaciones".
Aprendizaje
La emprendedora de 51 años, Mónica Ponce, quien comenzó con su negocio HappySnack, (alimento saludable), poco antes del estallido social, ha pasado por diversas experiencias y desafíos en el objetivo de mantener su negocio a flote. Durante las etapas más tempranas de la pandemia, incluso aprovechó las redes sociales para hacer conocida su marca, ofreciendo delivery. No obstante, y pese al repunte de su local durante la pandemia, no ha logrado los objetivos queridos, lo que le está permitiendo a su negocio solo sobrevivir financieramente.
"Hemos tenido que reinventarnos constantemente, con todo lo que implica otorgar un servicio, ya que hemos tenido alzas en todo. Me ha costado un poco más sacar adelante mi emprendimiento, porque aún tenemos muy altos los parámetros sanitarios. Algo nos está faltando y no sabemos que es. Ha sido difícil poder emprender en este momento, pero se puede. Al menos hemos aprendido harto", comentó.