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Nunca más Chimba Alto

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un barrio industrial en el punto medio de la ciudad, subutilizado y donde se emplaza el Hospital Regional, con sitios de 5000 m2, calles anchas, con dos avenidas estructurantes, colindante al borde costero, con las mejores condiciones para densificar, pero no ven la urgencia de erradicarlo.

Hace más de 2500 años, los griegos consideraban ciudadanos a los que llegaban caminando desde su vivienda al ágora; plaza pública donde desarrollaban actividades de comercio, cultura y política, en un tiempo no superior de 30 minutos, sino era así, formaban otra ciudad o se declaraban esclavos. En la actualidad, ser ciudadano es acceder en forma fácil a las oportunidades que nos entrega la ciudad, como educación, cultura, trabajo y ocio. Este concepto simple, negado más de 40 años en las políticas de vivienda social, localizándolas en terrenos de bajo valor, generalmente en la periferia y con un alto costo para acceder a las oportunidades urbanas, agudizándose cada vez más por el aumento constante del costo de la energía y la dificultad en la creación y mantención de infraestructura, que no tienen rentabilidad social y económica, pero no solo nos impide superar la pobreza, se agregan las pérdidas de sustentabilidad ambiental, al provocarse mayores recorridos, más congestión vehicular y más emisiones de CO2, causante del calentamiento global que tiene en jaque a la humanidad.

Las autoridades no deben repetir este error, en un terreno de muy bajo valor, colindante al ex vertedero la Chimba que remediarlo es un proceso largo y de alto costo, alejado de las oportunidades urbanas. El gobierno anterior, hace un Convenio de Programación entre el Minvu con 170 mil millones de pesos para construir cerca de 7000 viviendas, 60 mil millones del FNDR del Gobierno Regional para urbanizar y la entrega de los terrenos por BBNN, sin costo. Lamentablemente se continuó en el gobierno actual.

Se ha negado la problemática de los mayores recorridos que tiene la forma lineal, construyéndola de más de 30 km de largo, con baja densidad, de solo 100 hab/has, con estructura mono-céntrica en un centro histórico deteriorado, al no existir función habitacional, pero con el mejor equipamiento de la ciudad y con un plan regulador que no incentiva la conformación de lotes de gran tamaño para su densificación en algunas calles.

Además, un barrio industrial en el punto medio de la ciudad, subutilizado y donde se emplaza el Hospital Regional, con sitios de 5000 m2, calles anchas, con dos avenidas estructurantes, colindante al borde costero, con las mejores condiciones para densificar, pero no ven la urgencia de erradicarlo, existiendo el proyecto presidencial Plataforma Logística Industrial Multimodal B400 que da la solución.

Se agrega, los terrenos en desuso del ejército, que han empezado a incorporarse a la trama urbana en forma densificada y que nos da la posibilidad también de tener edificios de viviendas concesionadas con capitales privados, para el arriendo por parte del Estado, en un plazo fijo, para persona que puedan recibir capacitación e integrarse a la economía.

Tenemos todas las posibilidades de crecer hacia adentro y dar sustentabilidad urbana, es una tarea de todos.

Arquitecto

Emile Ugarte Sironvalle

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El valor de la naturaleza

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Los estragos producidos por el cambio climático son evidentes y no es menester enumerarlos acá. Sus efectos se ven todos los días, a nivel planetario. Pero hay pequeñas cosas que se pueden hacer para ayudar a mantener y crear un desarrollo más sostenible para la humanidad. En este sentido, es bueno recordar entonces que muchas ciudades chilenas, como Chillán, Temuco Valdivia o Puerto Montt - entre tantas otras -, están circundadas por una naturaleza prodigiosa en recursos naturales: árboles, ríos, lagunas, lagos, fauna silvestre y hermosos paisajes. Pero los adultos rara vez se preocupan por entender el beneficio que prestan dichos recursos. Ciertamente, la juventud se interesa más por estos temas; sin embargo, el contacto que mantienen con el mundo natural a través de escuelas y colegios es muy escaso.

A mi parecer, mientras más temprano se comience con la educación de los jóvenes en este ámbito, mejor van a ser los resultados y mayor va a ser la calidad de vida de las futuras generaciones. Es un deber ineludible de las autoridades del Ministerio de Educación preocuparse de que se imparta a niñas y niños, experiencias vivenciales que se enmarquen dentro de los objetivos de la "Educación para el Desarrollo Sostenible" recomendados por la Unesco, teniendo como pilar fundamental la protección del medioambiente y una respuesta integral al cambio climático. El sistema de educación tradicional chileno mantiene un enfoque meramente contemplativo, teórico y de poca participación activa con la naturaleza, lo cual no se condice con las necesidades del mundo actual.

El rico ecosistema cercano a muchas de nuestras ciudades tiene un inmenso valor. Las plantas y árboles mantienen una rutina diaria y silenciosa año tras año, estabilizando el suelo, reciclando los nutrientes, oxigenando el aire, influyendo positivamente en la turbulencia del viento, interceptando la lluvia, absorbiendo toxinas, entregando belleza, promoviendo el turismo y la recreación, reduciendo el estrés, mejorando la salud de las personas, proporcionando alimento y medicinas, sirviendo de hábitat para cientos de seres vivos y organismos, entre tantas otras bondades.

El Consejo Estadounidense para la Tasación de Árboles y Paisajismo (US Council of Trees and Landscape Appraisers) ha ideado una fórmula para calcular el valor social y económico de un árbol, considerando la cantidad de oxígeno que emite; el control de la erosión y la fertilidad del suelo; el reciclaje del agua; el refugio que brinda a pájaros, animales y plantas; y la disminución de la polución del aire. En base a estos factores un árbol adulto en un parque o una plaza - en un horizonte de 50 años -, tendría un valor de US$ 140.000 a precios actuales (unos $110 millones). Imagínense, un solo árbol es así de valioso. Los hay en todas partes, también en el Norte. Cuidémoslos.

Economista Universidad de Columbia

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José miguel serrano

Es un deber ineludible de las autoridades del Ministerio de Educación preocuparse de que se imparta a niñas y niños, experiencias vivenciales que se enmarquen dentro de los objetivos de la Educación para el Desarrollo Sostenible.

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