Baja en las donaciones y falta de recursos golpea a las ollas comunes
SOLIDARIDAD. Organizadores de estas iniciativas sociales, relataron las dificultades que existen actualmente para encontrar ayuda y continuar con su labor.
Yudith Valenzuela, es una mujer de 62 años que hace más de un año y 3 meses, insiste en ayudar a sus vecinos y a otras personas del sector de Diagonal Sur, en el campamento Villa Constancia, mediante la organización de la olla común "Flor de Chile". Iniciativa que comanda junto a dos vecinos (uno de ellos es su esposo), y que hoy alimenta de lunes a viernes a poco más de 170 personas.
Según explicó, la necesidad de las ollas comunes nunca ha cesado, pese a que hace algunos meses sí disminuyó por causa de iniciativas políticas como el IFE universal o el retiro del 10% desde las AFPs, "pero nunca ha desaparecido", dice.
"Hay muchas personas que no están recibiendo los beneficios que está dando el gobierno. Incluso, han comenzado a agregarse personas a los almuerzos, ayer me llegaron seis personas nuevas preguntando los requisitos para asistir a la olla (…) Ha sido difícil, uno no quiere dejar de ayudar, porque que la necesidad todavía está muy presente, pero cada vez es más difícil conseguir recursos", precisó.
El fenómeno, detalló, se ha visto potenciado debido a la gran cantidad de personas de mediana edad que han perdido sus trabajos y no han vuelto a encontrar otro. "Yo he visto gente que comenzó venir hace meses y se mantienen constantes, hombre de mediana edad que perdieron sus trabajos y no tienen recursos, porque la sociedad los tacha de viejos e inútiles. Son hombres que aún son capaces, pero que vienen a buscar comida, no porque no quieran cocinar, o les dé flojera, sino porque realmente lo necesitan".
Una opinión similar, agregó Jonathan Morales, dirigente social de 32 años que lleva organizando la olla común "Félix García", en el sector norte, hace poco más de 15 meses. Según explicó, coincide en que hoy incluso es más difícil poder mantener operativas estas iniciativas, debido a una falsa sensación de normalidad, en el ambiente social.
"La verdad es que somos muchas las ollas que estamos pensando en cerrar ya sea por falta de recursos o por el tema de cansancio. En mi caso llevo 15 meses, y te diré que estoy ahí, pensándolo, porque sé que también que hay muchos abuelitos que lo único que tienen de comer, es lo que les doy en la olla", dijo.
Apoyo
Morales, quien explicó que, en su olla, solo se atienden a personas en situación de calle y a adultos mayores, relató que el funcionamiento de la misma, es gracias a pura autogestión, ya que alcanzada la fase 3 del plan Paso a Paso, la gente dejó de ayudar como lo hacía antes. Algo que piensa, se debe al difícil escenario económico del país.
"Esto es puro autogestión, no soy parte de ninguna alianza. Cada olla tiene diferentes formas de trabajar, yo soy movido, hago rifas, 'lucatones'. Afortunadamente tengo algunos angelitos todavía, personas que me ayudan y no me han dejado nunca, pero ya no es como antes; si alguien me aportaba en el pasado cerca de 100 mil pesos mensuales, ahora me da $20 mil, y eso solo me dice que las cosas están difíciles para todos", comentó.
Agregó que la principal razón que lo lleva a pensar en cerrar la olla, es la falta de apoyo. "Cada vez es más difícil. Estoy muy consciente de la necesidad que hay, pero no estoy pudiendo costear la olla. Entre agua y luz ya debo cerca de 800 mil pesos y los únicos ingresos que tengo es el IFE, y del cual ya no me queda ningún peso (…) es necesario que las autoridades nos miren, nos ayuden, entiendan que tienen que apoyarnos, pues somos nosotros los que apoyamos a los que más necesitan".
Una experiencia similar, relató Isis Puentes, de 44 años, organizadora de la olla común "Nuevo amanecer", desde el 9 de mayo de 2020. Según explicó, cada vez se está haciendo más complejo llevar adelante las ollas, porque incluso desde el municipio han cesado las ayudas para estas organizaciones.
"Nosotros llevamos cerca de dos años realizando la olla, pero puedo decir que estos últimos cuatro meses han sido muy difíciles, ya que lamentablemente, como se ha estado volviendo supuestamente a la normalidad, la gente ha dejado de ayudar, incluso desde el municipio, quienes antes nos aportaban con vales de gas, pero ahora ya no, ya que supuestamente la gente se gasta esos vales en el mall", precisó la dirigente.
"Tuvimos que pensar -continuó Puentes-, en qué podíamos hacer para seguir funcionando, ya que tenemos familias de 8, 12 integrantes que vienen todos los días, y a ellos no les podemos decir que no hay alimentos (…) solo puedo pedir apoyo, que nos ayuden, la necesidad no ha cesado, hoy son menos las personas que dependen de las ollas, pero siguen siendo hartas y siento que sin apoyo de las autoridades, no duraremos mucho más".
Compromiso
Rocío Estupiñán Mercado, de 46 años, lleva realizando la olla común "Unión y Fuerza Latina", en el campamento Balmaceda (sector norte), por más de un año. Ella al igual que otros organizadores, ven frustrados sus esfuerzos ante la creciente demanda de comida, problemática que no encuentra solución en las ayudas estatales.
"Ya estoy que la voto (a la olla), pero todavía sigo funcionando. El día lunes ya no pudimos realizar la olla por falta de recursos. Ha sido muy duro, desde que empezamos el año pasado, con nuestros propios medios. Después vinieron las ayudas por parte del municipio, (parte de la gestión del exalcalde Wilson Díaz); donde se nos entregó un millón de pesos para las ollas, pero de ahí nada. Esta semana apenas pudimos completar la comida para los cuatro días que atendemos, supuestamente nos llegaría un beneficio, un aporte monetario para dos meses, pero no nos ha llegado nada", dice desalentada.
"Yo reparto a 154 personas, chilenos, colombianos, venezolanos, argentinos, ecuatorianos y dos personas en situaciones en calle (…) si algo le diría al alcalde, sería que salga a la calle y vea que hay mucha gente que realmente necesita un apoyo, que no come si no es gracias a olla común", manifestó la voluntaria.