Crece número de jóvenes voluntarios e iniciativas sociales en Antofagasta
SOCIAL. Mienbros de diversas organizaciones relatan porque decidieron dar parte de su tiempo a otros.
"Yo quería tener una casa, para poder entregarles otro tipo de ayudas. Mi madre siempre me dijo que las personas en situación de calle no tenían nada, porque nadie les ayudaba. Tenía razón", comenta Lily Navarro Sarmientos, colaboradora de la agrupación de voluntarios "Corazones Unidos Antofagasta".
La antofagastina de 64 años, residente en el sector norte de la ciudad y lleva casi dos años cocinando, junto a otras amigas para 250 personas en situación de calle.
Junto con ello Navarro arrienda una casa, en el sector de Villa Azul, donde ofrece duchas tibias y servicio de lavandería a personas en situación de calle. "Una manera de hacer la diferencia en tiempos de pandemia" dice.
Inicio voluntariado
La iniciativa comenzó en octubre de 2018, cuando junto a otras tres amigas, salían a entregar pan y café en una ruta calle que no superaba las 10 personas, algo que pronto aumentaría a casi 250 personas.
Actualmente la organización cuenta con 24 voluntarios que participan de sus operativos.
"Nuestra agrupación se inició con apenas cuatro voluntarias, haciendo una ruta en el sector Trocadero, entregando cafecito y pan a las personas que se encuentran en situación calle. Pero poco a poco nos fuimos dando cuenta de las necesidades que tenían, atención médica, contención emocional; hay muchos que quieren salir de la droga y del alcohol, salir del lugar donde están, pero no pueden", manifestó.
"Entonces empezamos a ayudarlos -continuó Lily-, mandándolos al sur, a centros de tratamiento y recuperación, ya que aquí en Antofagasta no hay nada. Después de nos unió un doctor y un dentista, y con eso empezamos a entregar atención médica y dental. La mayoría tenía heridas infectadas, neumonía, desnutrición y adicciones. Se ven muchas cosas en la playa", dijo.
Lily comentó además que ahora la agrupación intenta conseguir financiamiento para un proyecto de capacitación en soldadura que les permita a estas personas, conseguir trabajo y eventualmente, la independencia. "Muchas de las personas que hemos enviado a otros centros de restauración, han logrado recuperar a sus familias tras estabilizarse nuevamente".
Mayor Compromiso
Ronald Escudero, dentista de 32 años, relató que fueron sus ganas de querer retribución social sus principales motivaciones para ayudar aportando sus conocimientos.
"Mi objetivo personal, siempre ha sido ayudar a mi gente que es la clase media, que es la que siempre queda más abandonada, ya sea porque los padres se postergan para dar una mejor salud o educación a sus hijos, o porque están siempre más lejos de los beneficios que da el Estado. Mi idea, es poder ayudarlos a todos en general, independiente de que, en Corazones Unidos, el enfoque esté en la gente en situación de calle", dijo.
Escudero, comentó que este tipo de experiencias, mediante el voluntariado "Te toca en la fibra. Hay gente que está tan olvidada. Son personas que, dentro de su historia de vida, la han pasado súper mal, y que agradecen cualquier conversación, plato de comida, que le laven su ropa… se dice que el pueblo despertó y que hay que luchar por la gente, pero, ¿qué se hace por la gente?, creo que, en este tipo de iniciativas, se ayuda de verdad a las personas", indicó.
Escuela en emergencia
Rossina Mena, de 44 años, es voluntaria desde el año pasado, de la agrupación "Biblioteca Rebelde", específicamente de la "Escuelita Rebelde", donde junto a otras 15 personas, realizan clases los miércoles y domingos a poco más de 30 niños del campamento Altamira, ubicado sobre la población René Schneider.
La profesora comentó que la iniciativa busca poder entregar conocimientos a todos aquellos niños que, estando o no escolarizados, tienen las ganas de aprender.
"Cuando les pregunté a qué querían jugar y uno de ellos me respondió que quería jugar a la escuela, a hacer tareas, se me cayó el mundo. ¿Qué niño quiere jugar a hacer tareas? Por todo eso, por cómo son estos niños, estamos súper pendientes el día domingo, para ir a hacerles clases. Hemos dejado de tener actividades con la familia, nos hemos arriesgado a salir en pandemia, hemos dejado atrás un montón de cosas, para poder estar con ellos el día domingo, y con los más pequeños el día miércoles", dijo.
Más Jóvenes
Javier Cifuentes, director de Techo Chile, Antofagasta, explica que, tras lo vivenciado en el país, a partir del 18 de octubre de 2019, los jóvenes han tomado un inusual protagonismo de las actividades de voluntariado.
"Desde que partió la fase 3, se ha visto un incremento de jóvenes que se han querido sumar a nuestros voluntariados. Vemos que hay harta participación, harto interés de los jóvenes, de salir de la "virtualidad", de las clases y venir a trabajar, aportando a los vecinos de los campamentos, participando de distintas iniciativas, desde construir viviendas para familias afectadas por incendios, hasta organizaciones de talleres con los niños y niñas de campamentos. Hemos visto que los jóvenes han querido salir más a ayudar al otro y eso ha sido algo súper bueno", precisó.
Acotó que tras el estallido social "ellos buscan hacer un cambio, construir mejores lugares, poder impactar de manera positiva en estas familias" , precisó Cifuentes.