Primarias y fatiga electoral
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
Las primarias presidenciales se convirtieron en la preocupación máxima de una elite política que se cae a pedazos, con tres hitos históricos que le cierran la puerta a la democracia político partidista: el Estallido Social (18/10/2019), el Plebiscito (25/10/ 2020) y la Convención Constitucional (15-16/05/2021). Debido a la pérdida de legitimidad ciudadana y al escaso poder para traducir el pacto social (Rousseau, 1762) entre gobernantes y gobernados/as, es que las estrategias propagandísticas y los debates eternos en canales de televisión y radios han inundado la agenda pública bajo la premisa de que a la gente aún le interesa la política tradicional. El resultado seguramente será la abstención como la reina del sistema, una vez más. Sin embargo, quienes crecimos en dictadura disfrutamos de los actos republicanos como si tuviéramos mayor injerencia en la toma de decisiones. La juventud ha puesto sus fichas en las calles y en otras formas más directas de gobernanza. Lo cierto es que el cansancio pandémico también se ha convertido en fatiga electoral. Veamos con qué nos enfrentamos en esta nueva elección en cada esquina del espectro político.
"Una derecha pulverizada" fue la definición que usó el periodista Iván Valenzuela durante el debate presidencial (12/07/2021) para referirse a Chile Vamos. Esta desintegración, casi como la ex URSS, de la coalición de gobierno vino a pagar los platos rotos de la gobernanza pública de los gobiernos democráticos, que anidaron el 'sueño sudamericano' de la bonanza económica y social de una 'Suiza' de América del Sur o una 'Inglaterra' latinoamericana. Estamos hoy en día frente a un 'ejecutivo adolescente', con una profunda inmadurez política, y que ha acumulado las adolescencias de otros gobiernos por más de 30 años.
Sin embargo, hay otras variables del ocaso derechista, un conglomerado en extremo variopinto que jala desde los extremos, y que de seguro culminará con la inexistencia de un centro y el triunfo del conservadurismo. Muy al estilo estadounidense, nuestra derecha chilensis es liberal en lo económico y cartucha en lo valórico-ideacional. No podemos dejar de lado el mal manejo político y económico de la crisis post-estallido social, y la deficiente gobernanza sanitaria, que han terminado por sepultar las ambiciones de un próximo gobierno de derecha. Sin embargo, como dice Macmillan (2010), en política todo es hechos y contingencia.
Del lado de 'Iván Drago' (Rocky IV, 1985), tenemos dos frentes políticos (PC y FA) que entrelazan un romance de hace años y desarrollan una 'política de caballeros', de guantes blancos, proyectando una diplomacia pública hipócrita que se quiere mostrar cohesionada frente a sus profundas diferencias y definiciones ideológicas. Lo más preocupante es que como dice el periodista estadounidense Walter Lippmann donde todo el mundo piensa lo mismo, nadie piensa. Una nueva izquierda justamente debe presentar confrontación por respeto al modelo dialéctico de tesis-antítesis y síntesis, y porque ya los totalitarismos de ideas son inagualtables.
Este bloque emerge en reemplazo de otra coalición triturada, Concertación, Nueva Mayoría, Unidad Constituyente, tantos eufemismos semióticos para dar cuenta de una centro izquierda que no ha sabido sobreponerse del fracaso presidencial pasado (como un mal amor), y que no es capaz de presentar liderazgos ni programas de gobiernos, perdiéndose todo la plataforma mediática de las primarias. Como el típico matrimonio chileno (lo solía observar en los aeropuertos del mundo) la pelea y el escándalo son el signo de 'la familia feliz'. Como consecuencia, nos encontramos también ad portas de la desaparición de un centro-centro y la llegada de la 'cortina de hierro'.
Es tan interesante cómo la derecha ha generado toda una mitología y campaña anticomunista (o antijaduista), que podría provocar un efecto boomerang, contrario o no deseado (Ravault, 1980). Es curioso cómo en el otro rincón se estructuran imágenes de candidatos que muerden la mano que les dio de comer y que han adorado a los mismos dioses que hoy sepultan (Wallerstein, 1979). En resumidas cuentas, seguimos en una 'Guerra Fría' entre dos bloques, re-escribiendo una constitución creada en bipolaridad política, pero que sigue en la misma lógica 'Eisenhower-Kruschev', por sólo dar un ejemplo. Mientras tanto, la ciudadanía no se interesa por las primarias debido a las tantas fatigas que les ha generado la inmadurez político partidista del país. Pese a ello, el voto siempre será un derecho inalienable necesario para hacer transformaciones profundas en una democracia representativa como la nuestra. Es llamado entonces es a ejercer este derecho sufragístico para buscar una democracia sana y menos polarizada.
"El resultado seguramente será la abstención como la reina del sistema, una vez más. Sin embargo, quienes crecimos en dictadura disfrutamos de los actos republicanos como si tuviéramos mayor injerencia en la toma de decisiones. La juventud ha puesto sus fichas en las calles y en otras formas más directas de gobernanza".