Paradigmas Políticos
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
En 1993, Peter A. Hall publicó su artículo "Paradigmas de políticas, aprendizaje social y el Estado: el caso de la formulación de las políticas económicas en Gran Bretaña" (en la revista Comparative Politics). Su argumento central fue que el Estado, entendido en general como el aparato ejecutivo, legislativo y judicial de la nación, tiene un impacto propio importante en la naturaleza de la política pública, y una independencia considerable de los intereses sociales organizados y las coaliciones electorales que, de otro modo, impulsan la política. Así, aunque es posible observar un determinado conglomerado político al mando de un gobierno, el Estado como un mutante podría tener vida propia, o peor aún convertirse en una especie de Frankenstein (Mary Shelley, 1818) de lo político partidista que nos gobierna.
Este profundo análisis es, sin duda, aplicable a la situación bochornosa de la primera y fallida sesión de la Convención Constitucional, donde estaba 'todo listo' para sesionar, pero nunca estuvo nada en regla, y finalmente se tuvo que suspender la jornada inicial. Se acusó de negligencia tecnocrática, poniendo su cargo a disposición el secretario ejecutivo de la constituyente, Francisco Encina. Los/as partidarios/as de teorías conspirativas hablaron de complot ideológico-político para que no se abordara el controversial tema de los presos del estallido social, y otros/as culparon de escaso manejo de crisis a la mesa directiva recién electa compuesta por la constituyente mapuche Elisa Loncón (Presidenta) y el representante del distrito 7 Jaime Bassa (Vicepresidente). También fue tiempo de culpar a la productora que debía instalar no sólo la tecnología, sino los protocolos sanitarios. Curiosamente, al día siguiente apareció en persona el Ministro de Salud, Enrique Paris, para supervigilar las condiciones de trabajo en pandemia.
Se podría hablar de inoperancia o de 'mediocridad política' como discutí la semana pasada en otra columna en este mismo medio. Lo cierto es que la comedia de errores se viene repitiendo en varios ámbitos y episodios; por ejemplo, en la llegada de la variante Delta a nuestro país (que iba a llegar tarde o temprano igual), y la serie de discursos confusos entre funcionarios públicos y familias involucradas. Es decir, la equivocación ya se ha convertido en una norma, y esto merece un análisis político más allá de explicaciones alienígenas.
Es Thomas Khun, quien en su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas (1962) describe paradigma como el sistema de creencias, valores y técnicas de la comunidad científica. En este caso, el fenómeno paradigmático responde a una lógica política y no científica, que ya no puede ser entendida desde la infinitud de la estupidez humana como aseguraba Albert Einstein ("Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana; y no estoy seguro de lo segundo"). De acuerdo a Hall (1993), quienes formulan las políticas lo hacen desde su visión de mundo o weltanschauung dejando de lado muchas veces el interés nacional, o de manera más grave aún, ignorando el impacto de la imagen país en el manejo de las malas decisiones. La política refleja un 'paralelogramo de preferencias' entre los propios funcionarios públicos o el resultado de una 'política burocrática', y ésta se comporta en manos de la burocracia en una simple y llana 'caja negra', nadie sabe lo que ocurre dentro y cómo se llevan a cabo las decisiones.
Cuando se habla de paradigmas políticos, se hace hincapié en la enorme brecha que existe entre el ejercicio de la Polity (actividades humanas que se relacionan con el gobierno, con las diferentes formas de gobierno y con el concepto de Estado), la Politics (descripción más común de política en el sentido de dedicarse a la política, o de hablar de política), y la Policy (gestión de las políticas públicas a través de programas específicos). Por ende, lo político no conversa con lo burocrático y viceversa.
La ineficiencia tecnocrática debiera verse con ojos escépticos, pues más allá de la flojera y el desfile de descuidos, constituye una nueva forma de hacer política, preocupante, despolitizada, con poco compromiso por la ciudadanía y el bien común, con una falta absoluta de energía y voluntad política. Se podría entender que errar es humano, pero cuando ya se vuelve una costumbre, es el paradigma errático el que lidera la gobernanza del país. "La formulación de políticas es una forma de desafío colectivo en nombre de la sociedad. ... Gran parte de la interacción política constituye un proceso de aprendizaje social expresado a través de la política" (Heclo, 1974: 306). Por lo tanto, a la hora de votar en las primarias, debemos tener en cuenta qué paradigma político queremos que gobierne nuestro país, de seguro no la incompetencia política.
"La ineficiencia tecnocrática debiera verse con ojos escépticos, pues más allá de la flojera y el desfile de descuidos, constituye una nueva forma de hacer política, preocupante, despolitizada, con poco compromiso por la ciudadanía y el bien común, con una falta absoluta de energía y voluntad política".