Vuelve el horror de los años 90'
Netflix apuesta por una trilogía de horror que sigue la ecuación nostálgica a la que nos tiene acostumbrados desde un comienzo. Todo, con una banda sonora de los años noventa.
El terror como género se remonta a los orígenes del cine. En 1896, Georges Méliès estrenó "La mansión del diablo", inaugurando nuevas posibilidades para el arte de la imagen en movimiento. El horror nació así como un laboratorio de ideas sobre cómo narrar una historia visualmente, transportar lo fantástico a la pantalla y provocar miedo en los espectadores. A diferencia de otros géneros, acá los diálogos no importan demasiado. Todo está puesto en la imagen, el montaje, el tiempo. Después, por supuesto, todo se transformó en industria, los códigos quedaron estampados, las películas comenzaron a dialogar entre ellas y nació un canon que parece inalterable.
¿Quedó el cine de terror empantanado en sus propias fórmulas? Un par de películas recientes como "Dulces sueños, mamá" (2014) o "Midsommar" (2019) trajeron algo de esperanza, demostrando que hay otras formas. Con cierto aire de provocación, Ingmar Bergman comentó alguna vez también que "Persona" (1966) es una película de vampiros. Aunque la confesión da para debatir, el escalofrío que sigue provocando es un indicio de algo.
No se le puede pedir a "La calle del terror" -trilogía de Netflix con entregas en partes- originalidad aunque tampoco seamos tan indulgentes. Ok, podemos aceptar que funcione como un homenaje fiel al cine slasher (subgénero centrado en psicópatas y adolescentes) pero no que se vuelva tan predecible cuando sus intenciones son sorprender.
La nueva oferta de la plataforma, que está entre lo más visto por los chilenos esta semana, se basa en libros del escritor R.L. Stine y, su gracia, es que cada filme está ambientado en décadas diferentes. La primera entrega tiene lugar en 1994 y sigue a un grupo de adolescentes de un pueblo llamado Shadyside, donde ocurren asesinatos que, como irán descubriendo, se relacionan con la presencia fantasmal de una bruja enterrada en la misma localidad.
En la primera entrega, la intención del equipo liderado por la directora Leigh Janiak es claro: "La calle del terror" debe ser una suerte de "Scream" para los adolescentes de hoy. No es casual que la protagonista esté enamorada de una chica que apenas la corresponde. "Horror LGBT", han dicho algunos.
Lo cierto es que Janiak invierte más fuerza en adaptar los viejos códigos del horror a los nuevos tiempos (la heteronormalidad y el sexismo de las ofertas de los 80 pueden resultar violentos) que en probar formas más eficaces de sacar gritos. Los giros se vuelven previsible, los golpes de efecto no funcionan y las referencias son calculadas según los criterios de marketing del streaming; léase nostalgia vintage, un playlist noventero que debe costar miles de dólares, cinefilia pop obvia y guiños estéticos que parecen como sacados del nuevo catálogo de una tienda de modas.
en resumen
"La calle del terror (parte 1): 1994" es la primera parte de la trilogía de Netflix.
"La calle del terror" está entre lo más visto por los chilenos esta semana
Por Andrés Nazarala R.
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