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Reglas de la Convención
La posición de 34 constituyentes que abiertamente llaman a desconocer las reglas de la Convención Constitucional, abre una enorme duda sobre el futuro de ésta y de sus aportes en la redacción de la nueva Carta Fundamental. La ciudadanía confió en la propuesta y fue a votar en el plebiscito del 25 de octubre de 2020 por las alternativas Apruebo y Rechazo como nunca lo había hecho, respaldando con un gran porcentaje la decisión de crear la Convención.
Ser constituyente es todo un privilegio. Desconocer las reglas es automarginarse, es renunciar a representar a los pueblos originarios u otro movimiento social nacido en los extramuros de la política. Los 34 están desechando su rol constituyente y vaciando de sus ideas una futura Carta Magna.
Octavio Quiroz
Soberanía popular
Se informa que 34 constituyentes, en su mayoría de la Lista del Pueblo, elaboraron una propuesta en la que demandan "hacer efectiva la soberanía popular". ¿Acaso no entienden que la soberanía popular, que radica solo en la ciudadanía y no en la Convención, ya se hizo efectiva cuando el cuerpo electoral eligió el órgano constituyente y le otorgó un mandato restringido, cual es elaborar un texto constitucional y entregarlo al Presidente de la República para que lo plebiscite?
¿No será que lo que pretenden es, desde la Convención, tomar el control y el gobierno del país? Parece que teníamos razón los que frente a este proceso constituyente advertimos el riesgo de convertirnos en una Venezuela.
Francisco Bartolucci Johnston Abogado y profesor de Derecho
Principios y normas
Las constituciones deben ser normas generales y contener los mínimos necesarios que nos unan como sociedad, procurando trascender a su época y a las mayorías circunstanciales. En la discusión dentro de la Convención Constitucional es posible que algunos de sus miembros caigan en la tentación de incluirlo todo en el nuevo texto, es decir "constitucionalizar" todos los temas de debate. Pero el que la Constitución sea la norma de mayor jerarquía no quiere decir que el resto del ordenamiento jurídico, lo que no está en la Constitución, sea irrelevante. Por el contrario, la ley constituye un desarrollo de los principios y normas generales de la Constitución y, dentro de los márgenes de ésta, aborda muchas otras materias que el convencional constituyente no puede prever.
Para Alexander Hamilton, uno de los padres de la Constitución de los Estados Unidos, las constituciones deberían contener solo normas generales, ya que necesariamente deben ser permanentes, y mal podían calcular de antemano el cambio de las cosas. Nuestros convencionales no pueden incorporar elementos que no tengan relación con los límites al poder o el ordenamiento del Estado en nuestra nueva Carta Fundamental. Así, evitamos avanzar hacia rumbos que puedan ser nocivos para la libertad y bienestar de las personas.
Martín Durán F. Fundación para el Progreso
Trazabilidad
Con relativa "normalidad" y sin estupor mediático, se recibió la noticia de que el lunes 7 de junio de 2021 se reportaron 6.958 nuevos casos de COVID-19, a pesar de que esa sola cifra ya supera el récord de casos de 2020 (6938 el 14 de junio de 2020).
Considerando que el promedio de casos de los lunes de mayo 2021 fue de 5.610, la cifra de este primer lunes de junio viene como un mal augurio de lo que está por venir. Hace algunos días, el ministro Paris dijo que había que dejar de mirar las cifras, pero con un promedio de 44.251 casos activos en los últimos 14 días, es difícil hacerlo.
A pesar de los esfuerzos en vacunar masivamente, pareciera que la velocidad con que la población es inoculada es menor a la velocidad con la que el virus se replica. Actualmente, la circulación viral es la más alta observada a nivel nacional desde que se inició la pandemia.
Hasta ahora la toma de decisiones no ha sido buena, la estrategia hospitalocéntrica de 2020 y el levantamiento de restricciones bajo un paraguas permeable de una campaña de vacunación 2021, han dejado ver que para abordar un problema de salud pública hay que hacer esfuerzos múltiples y muchas veces poco vistosos.
Entre tanto por hacer, hay una medida que ha sido absolutamente insuficiente: la trazabilidad. Trazar un grupo de contagio implica identificar el caso, calcular el periodo de contagiosidad, pesquisar nexos epidemiológicos y localizar a los contactos, para finalmente derivar/aislar. No es algo que se haga en pocos minutos. Se requiere dedicación exclusiva. Imagine cuánto personal se necesita para trazar 48 mil casos activos.
Sin una robusta estrategia de trazabilidad, seguiremos llegando tarde a cada caso y esta pandemia seguirá socavando cada uno de los aspectos de nuestra sociedad.
PhD. Claudio Olmos G. Académico Escuela de Medicina UNAB, Coordinador de Investigación Clínica Indisa