¡Así, sí!
"Que no nos domine el sueño, que de lo que se trata es de convertir los sueños en realidad". Raúl Caamaño Matamala, Profesor, Universidad Católica de Temuco
Prefiero escribir en positivo, prefiero hacerlo más cercano a la solucionática que de la problemática. Y no es fácil, no es sencillo, pues es adelantar, prever, anticipar de modo sistémico un nuevo estadio, un nuevo escenario, una mejor situación, que sino equilibrada, justa.
Es habitual que el ánimo sea jalonado por el pesimismo, el abatimiento, la pesadumbre, cuando contrariedades u obstáculos asoman. No obstante, per saecula saeculorum, nos las hemos arreglado, hemos salido bien de esos intríngulis y, felizmente, no con malas armas.
Mi abuelo me enseñó que sí hay que porfiar, que hay que ganarle a la adversidad, al infortunio, a la desgracia. Que si estamos con vida, ya es suficiente para torcer el destino. Poco viene al caso, pero me acordé de un dicho que, de tanto en tanto, empleaba mi abuelo en sus afanes de carpintero, decía: "Algo muerto no puede ganarle a algo vivo". ¡Hum! ¿Por qué me acordé? Porque si algún trance particular de una pega, de un trabajo, complejo materialmente asomaba, y en el que se porfiaba hasta lo indecible, él porfiaba más, hasta superarlo, y no todo era fuerza, más bien era ingenio. ¡Así, sí!
No desconozco, no hemos de desconocer que ya de un tiempo a acá en muchas partes se da tumbos. Sin embargo, no nos hemos de quedar quietos, nos hemos de incorporar, dar pasos, ir al encuentro de la solución, de las soluciones, hemos de ser símbolos de la proactividad.
Que no nos domine el sueño, que de lo que se trata es de convertir los sueños en realidad. ¡Vamos que se puede!
Un hombre, una mujer, y nos hemos poner de ejemplo, por qué no, los chilenos y las chilenas en el tiempo, en todo tiempo, han dado, hemos dado muestras de ganarle al destino, a la mala racha, y lo han hecho, lo hemos hecho con buenas herramientas, con las manos, con in-ge-nio, con el corazón también, poniéndole el hombro, no con malas artes; la fuerza no ha intervenido allí. Que sí, algunos se han doblegado, pero los más, han salido adelante torciéndole la mano al destino.
En más de una ocasión he escrito estas palabras, animando a nuestro circunstante prójimo: "Que nada te amilane, que nadie te arredre, que nada te abata, que nadie te doblegue, que nada te mengüe, que nadie te provoque desesperanza, que nada te turbe, que nadie te confunda, que nada te acobarde, que nadie te atemorice, que nada te desaliente, que nadie te intimida, que nada..., que nadie..." Y, algunos me han dicho que han surtido algún efecto, que eran las palabras necesarias en ese momento, justo en ese momento.
¡Así, sí! El pundonor, las ganas, el orgullo, la porfía, el optimismo, la insistencia, la dignidad, la honra, la confianza, muchas veces han sido el dínamo que mueve, que nos mueve en la consecución de fines personales, familiares, comunitarios. Y sí es posible.
Así se hace, así se ha de hacer, ¡así, sí! ¡Así, sí!