Animitas
Cuando era un infante pre-escolar sufrí enfermedades delicadas. Mis padres, acudieron a la medicina moderna y además me "encomendaron" a la Virgen de Andacollo. Prometieron a Elvirita Guillén colocar una placa de gratitud en su sepultura, si me mejoraba. En casa se conversaba acerca de lo milagrosa que era la joven asesinada. En el camposanto de Antofagasta debe estar nuestra placa de mármol con la gratitud familiar.
Una segunda aproximación a "las animitas" la tuve también siendo niño. La casa familiar quedaba en Poupin, próxima a Manuel Rodríguez. Los espacios de recreación eran la calle y los sitios eriazos que dejaba la línea del tren. Cerca existía una construcción de piedras, Había un día a la semana en que, al anochecer aparecía con numerosas velas encendidas. Era una animita milagrosa para sus devotos.
La religiosidad popular chilena da una especial connotación a aquellas personas que han fallecido producto de una situación o circunstancia violenta o trágica. Se cree que ellas se encuentran en un "sector especial del más allá" donde aún no han asumido plenamente su condición de "muerto". Es una condición parecida a la que en el mundo indígena andino se observa en "el aisachips" donde, velados los alimentos ofrecidos durante el velorio y las ropas del difunto, en el posterior ritual de la quema de esos alimentos y esas ropas, se "reúnen" las almas de los últimos y próximos difuntos.
Las animitas son parte de la religiosidad popular, de la memoria del pueblo, de historias de difuntos, aparecidos, de milagros Las "animitas" de las carreteras, calles, vías públicas, desiertos, son monumentos que exigen arraigo en las comunidades y cumplen la función de recordar la memoria de personas muertas en trágicas circunstancias.
Cristián Parker las define como "pequeños santuarios emplazados a la orilla del camino en memoria de un difunto que tuvo una muerte trágica. La gente peregrina al santuario para rezar, hacer mandas y rendirle culto a esa animita cuyo poder sobrenatural es reconocido" Ricardo Salas Astrain declara "que la animita es una víctima misteriosa". Claudia Lira define la animita como un objeto estético y tradicional, el cual pertenece al folclore y al arte popular de Chile. Víctor Rojas agrega que "las animitas suelen estar construidas con materiales que estén a la mano y que "la única condición de forma es que sirvan para guarecer las velas".