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"La discapacidad no reside en la persona"

ANTOFAGASTINIDAD. Vianney Sierralta Aracena, abogada y defensora de los derechos de las personas sordas.
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Vianney Sierralta Aracena nació en Calama el 10 de diciembre de 1975 y a temprana edad fue diagnosticada con una enfermedad autoinmune del oído interno, caracterizada por la pérdida progresiva de la audición.

Pero eso no la detuvo. Estudió Pedagogía en la Universidad Arturo Prat, titulándose como profesora en 2004. Posteriormente obtuvo un magíster en gestión educacional, y en 2017 se titula como abogada en la Universidad de Aconcagua, convirtiéndose en la primera persona sorda que consigue este título en Chile.

Vianney es actualmente una activa promotora de la integración de las personas sordas. Es presidenta de la Fundación Nellie Zabel (FZN) y trabaja en el Centro de Apoyo a Personas Sordas (CAPS). Además se inscribió como candidata a la convención constituyente, donde espera representar a las personas en situación de discapacidad.

¿Cómo es vivir con una discapacidad en Chile?

- La "discapacidad" no reside en la persona, sino en el país, en la sociedad, en el Estado. La discapacidad debe entenderse como las "barreras", como esos obstáculos externos, o como las "actitudes humanas" que colisionan con ciertos factores personales, con tu funcionalidad diversa, con las particularidades de tu biología y vulneran tus derechos humanos. A modo de ejemplo, si quiero acceder a la atención de salud como persona sorda y no hay un intérprete de lengua de señas, se vulnera mi derecho de acceso a la salud porque esa "barrera" que impide la comunicación con mi doctor produce la situación discapacitante. Pero si llegas y el sistema de salud te provee un servicio de atención con interpretes de lengua de señas en ese momento no hay una discapacidad, la discapacidad no existe.

¿Qué significó para ti haberte titulado como abogada y haber participado en instancias para mejorar el acceso a la justicia para personas con discapacidad?

- Ser abogada me permitió ser un mejor aporte para las organizaciones de personas sordas para lograr la aprobación de la ley que reconociera la Lengua de Señas Chilena como una lengua propiamente tal. También junto a otras organizaciones aporté mi trabajo como abogada para la redacción del Informe Periódico que se presentó en el comité de la ONU relativo al cumplimiento del Estado Chileno en relación con la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad. En la actualidad, trabajo junto a mis compañeras de la Fundación Nellie Zabel y del Centro de Apoyo a personas Sordas CAPS y logramos un acertado convenio con SernamEG para instalar un Centro de la Mujer Sorda virtual y apoyar a los equipos educativos y psico-socio-jurídicos de los 110 dispositivos Centros de la Mujer, y eso es algo maravilloso que comenzó recién este año. Ahora esperamos que pueda salir de su etapa piloto y convertirse en un centro de apoyo permanente para las mujeres sordas víctimas de violencia de género.

¿Cuál es el camino para seguir aportando al cierre de brechas?

- El camino en este momento histórico es lograr una Constitución que devuelva la dignidad a cada persona, que puedan ser las personas su fin y propósito, no vistas como medios para el alcance de otros intereses. Que sean las personas sordas y las personas con discapacidad quienes hagan las propuestas relacionadas con sus demandas; un eslogan que no nos cansamos de repetir es "Nada sobre nosotros y nosotras, sin nosotros y nosotras"; esto mismo es válido para las propuestas que tienen relación por ejemplo con los derechos sexuales y reproductivos.

¿Cómo te definirías, cuáles son tus fortalezas y flaquezas?

- Me defino como alguien que ha recibido cosas valiosas en la vida, que me han enseñado que he sido afortunada: el poder leer y conocer mucho del mundo, de la gente, de las culturas diversas, de la filosofía; leer es mi fortaleza, la fuente de mis reflexiones y acciones. Mis flaquezas también están ahí presentes; a veces la frustración, a veces la impaciencia, a veces el querer abarcarlo todo, hacerlo todo. Mi vida es una aventura maravillosa, no se me ocurre cómo habría sido de otra forma, he tenido una gran vida y cuando me veo saltando muy alto, ese silencio, esa sordedad es como el auriga que acompañaba al guerrero romano que había tenido grandes conquistas y que cada tanto le decía: "Recuerda que sólo eres un ser humano".

¿Quiénes han sido tu inspiración en la vida, a quiénes admiras?

- Encuentro inspiración en las autobiografías y biografías de seres humanos que han significado un aporte para la humanidad: Ruth Bader Ginsburg es un ícono, Simone de Beauvoir; leí sus "Memorias de una joven formal" hasta "La ceremonia del adiós"; "El largo camino hacia la Libertad" de Mandela o la autobiografía de Gandhi te ayudan a comprender algo esencial: eran seres humanos comunes y corrientes, con falencias y errores, con equivocaciones. A fin de cuentas, seres humanos.

¿Qué recuerdos guardas de tu infancia?

- Estudié en la Escuela D-48, que está en Balmaceda. Eran otros tiempos; una época en que los profesores fumaban en la sala, las pruebas eran de papel roneo, las clases duraban medio día y si llegabas tarde te llegaba un varillazo. Ahora el mundo es distinto.

¿Cuáles son sus metas, dónde quieres llegar en la vida?

- En lo personal, cumplí con las metas que me impuse y siempre surgen nuevos desafíos. Cuando recuerdo que pertenezco a una red de personas que están trabajando juntas, que están también sufriendo opresión, exclusión o discriminación mucho más graves, que viven una situación de vulnerabilidad, de desigualdad, de incomunicación; es que sabes que aún quedan cosas por hacer.