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Vicente y Nicolás, los gemelos surfistas, saltan

PROGRESO. En El Salvador ambos jóvenes tuvieron su último torneo como juniors. Ahora se preparan para competir con los mejores.
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Diez meses habían transcurrido desde la última vez que Nicolás y Vicente Díaz se lanzaron a las aguas a competir. El retorno se dio a finales de noviembre, en El Salvador, donde fueron parte del Campeonato Nacional de Surf, dentro de la categoría junior. Fue un regreso triunfal, con Vicente ganando oro y Nicolás plata.

El torneo fue una parte del intenso fin de año que les tocó vivir. Tras otro par de competencias en el país centroamericano -también con buenos resultados- cerraron su aventura participando de la última fecha del Alas Latin Tour, entre el 10 y 13 de diciembre, donde tuvieron una de sus primeras experiencias en categorías adultas.

La pandemia vino a encontrar a estos gemelos de 19 años recién cumplidos en medio de su preparación para dar el salto definitivo al profesionalismo.

Las cuarentenas y restricciones sanitarias hicieron complicado armar una rutina adecuada de entrenamiento, lo que hace más meritorio el triunfo en su primera competencia tras esta pausa forzada.

"Cuando cayeron las cuarentenas, tuvimos que recurrir netamente al entrenamiento físico en la casa, con simulación y análisis de videos. Pero la práctica en sí se vio súper dificultada. Después tuvimos un permiso del Comité Olímpico que nos permitía entrenar, pero eso fue en la segunda mitad del año. Fue bien duro, porque nuestro deporte es en el mar, entonces es súper difícil simularlo en tierra", relata Nicolás.

Calama

Nacidos en Calama y criados en Iquique, donde hallaron su pasión por el surf, los hermanos Díaz han vivido en Antofagasta desde 2012, donde su dedicación al deporte progresivamente pasó a ser de tiempo completo.

Las condiciones que ofrecían las costas de la segunda región jugaron una buena parte en la mejora de su desempeño.

"Al comienzo partimos en el Balneario Municipal, detrás del muro que se ubica para el lado de la puntilla. Ahí es donde surgimos, es nuestra cuna y nuestra base. Más adelante, empezamos a correr olas en la cúpula, que queda en el extremo sur de la playa Llacolén, donde hay olas muy buenas de nivel mundial", cuenta Vicente.

"Vivir en Antofagasta nos permitió tener un entrenamiento más constante. Pudimos ir a la playa todos los días, ya que vivíamos cerca. Estas olas que eran tan difíciles, nos permitían surfear en otros lugares de buena manera cuando nos tocaba viajar. Obviamente había que especializarse y adaptarse un poco pero fue una muy buena escuela", complementa Nicolás.

Desde ese entonces, los hermanos han cultivado una exitosa carrera en series menores. Han participado con la selección nacional juvenil de surf en el Mundial Junior ISA de 2017, entre otros torneos, y cada vez se han involucrado más en el circuito internacional latinoamericano. En el futuro próximo sus metas son claras: buscar la clasificación a los Juegos Panamericanos que se realizarán en Chile durante el 2023, y también pensar en la posibilidad de asistir a las olimpiadas de París al año siguiente.

"Hubo un cambio en la federación y en el equipo técnico, entonces hay que estar listos si es que se presenta la oportunidad de armar otra selección. Si se mantiene, la meta es seguir en el circuito latinoamericano y mantener un buen ranking allí, porque los líderes clasifican a los panamericanos. Y estar allí es, a su vez, la vía más cercana y directa de ir a los Juegos Olímpicos", explica Nicolás.

Desarrollo

Pero su éxito no tan sólo ha impactado sus vidas personales, sino que también a la cada vez más prominente comunidad surfista de la segunda región. Afirman que hoy es común ver a adolescentes de 14 o 15 años entrando en la escena y a niños entusiasmarse con la posibilidad de montar olas sobre su tabla.

"Cuando nosotros llegamos a Antofagasta, el surf estaba muy poco evolucionado siendo que tiene unas grandes olas con mucho potencial. Desde ese momento hasta hoy, el surf en la ciudad pasó de ser muy poco profesional a ir en ascenso muy rápidamente. Antes uno veía chicos recién de 16 o 18 años para arriba empezando a surfear. Hoy en día uno ve 20 niños de 10 años ya metiéndose en olas peligrosas y sabiendo manejarse", señala Vicente.

"Aparte, la gente nos ayudó acá y nos ha estado ayudando cada vez más, ya que por la forma en que ha crecido este deporte, hemos recibido más apoyo. Nuestros logros nos han conectado con más personas, entonces cada vez se está considerando más al surf en Antofagasta, lo que es súper importante y eso nos ayuda a nosotros y a la comunidad", agrega Nicolás.

Este legado incluso tiene a los también llamados "pingüisurf", considerando devolver parte de lo que han recibido, percibiendo una potencial vena pedagógica a desarrollar en el largo plazo, influenciados por personalidades como Roddy Álvarez, su primer entrenador, o Danilo Cerda, exponente nacional de la disciplina que fue cercano a los hermanos en sus primeros años de competencia.

"La parte pedagógica me llama mucho la atención. De hecho ya he tomado algunos cursos, pero yo aspiro a algo más que escuelas de surf. Sería más bien ser un entrenador de alto rendimiento, enfocado para que más deportistas chilenos sean profesionales desde una temprana edad y aprovechen al máximo su potencial, ya que Chile es un país con una enorme cantidad de olas de nivel mundial y se les debe sacar provecho", concluye Vicente.


al profesionalismo y definen como meta los Panamericanos