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Para candidatos y electores

Es de esperar que quienes postulan a cargos de elección popular sean capaces de salir de la crítica dura y también propongan y vean las posibilidades. Es indispensable que los candidatos no caigan en el pesimismo, ni tampoco en el desánimo por las difíciles situaciones sanitarias y económicas coyunturales que ya superaremos.
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A poco menos de un mes de las elecciones municipales del 11 de abril -que además incluirán las de gobernador y constituyentes- es de esperar que los candidatos a alcalde y concejales tengan claros lo que pueden hacer por nuestras ciudades, al tiempo que la ciudadanía tenga claro qué es lo que está en juego en estos comicios.

Son algo así como 400 mil los electores que potencialmente pueden sufragar ese día en la región; lo malo es que la participación ha sido históricamente escasa, al punto que tradicionalmente lo ha hecho un máximo del 30% de ese total. Un margen muy menor, que parece tendencia en los procesos más recientes, tanto municipales, como presidenciales y parlamentarias.

Enfatizando lo anterior, debe insistirse en la necesidad de que los antofagastinos ejerzan su derecho en el entendido que los destinos del período 2011-2015 se juegan en esa jornada. Asimismo, es indispensable que los candidatos se comprometan en ese esfuerzo, no caigan en el pesimismo, ni tampoco en el desánimo por las difíciles situaciones sanitarias y económicas coyunturales que ya superaremos y que son más pequeñas que el gran futuro que tiene nuestro territorio.

Calama, Sierra Gorda, Antofagasta, Mejillones, Tocopilla, María Elena, Taltal, por nombrar algunas, no son sólo enclaves mineros -ciertamente es el aspecto más relevante desde el punto de vista productivo-, pero tienen muchas más condiciones para ser capaces de llevar un plan de desarrollo que las acompañe por largo tiempo.

Como territorio debemos ampliar nuestras miradas geográficas y sueños hacia espacios más grandes; observar el conosur, por ejemplo, tanto en lo referido al comercio, la cultura, la educación.

Podemos convertirnos en un enclave que sea la puerta de entrada y salida para países mediterráneos y aquellos que miran el Atlántico, y también podemos educar a sus hijos en materias que aquí son dominadas. El cluster solar también es una enorme oportunidad, lo mismo que el turismo y otras actividades.

Soñar y construir una mejor región depende de liderazgos convencidos de las oportunidades que tenemos.

Mes de la Eficiencia energética

"Tendremos también nuevos estándares para el parque vehicular nuevo, promoviendo la electromovilidad". Juan Carlos Jobet, Ministro de Energía
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Marzo es el mes de la eficiencia energética y lo celebramos con la primera ley sobre este tema en la historia de Chile, la que nos permitirá mejorar nuestra calidad de vida, cuidando nuestro presupuesto y nuestro planeta.

Hay que ser muy claros: la eficiencia energética no implica bajar nuestra calidad de vida, sino que a través de acciones y decisiones a nivel productivo y cotidiano lograremos hacer lo mismo usando menos energía, o hacer más usando la misma energía.

Respecto de los beneficios a mediano plazo, estos serán múltiples. Estimamos que de aplicarse adecuadamente las medidas contempladas en la ley al año 2030, tendremos una reducción de intensidad energética del 10%, un ahorro acumulado de US$15.200 millones y una reducción de 28,6 millones Ton CO2. Esto equivale a evitar el recorrido anual de 15,8 millones de vehículos livianos o a la absorción anual de 1,8 millones de hectáreas de bosque nativo.

La Ley de Eficiencia energética tiene tres pilares: A nivel de los grandes consumidores de energía -que representan el 35% de la energía total del país- deberán implementar Sistemas de Gestión e informar sus consumos energéticos anualmente.

Además, las constructoras e inmobiliarias exhibirán una etiqueta de eficiencia energética en su publicidad de venta, así las personas podrán elegir de manera informada una vivienda.

Tendremos también nuevos estándares para el parque vehicular nuevo, promoviendo la electromovilidad. Esto nos permitirá contar con ciudades más limpias y silenciosas.

Todas estas acciones ponen a Chile en línea con los mejores estándares mundiales en eficiencia energética. Esto adquiere hoy aún más relevancia, considerando que su incorporación representa el 35% de la reducción de gases efecto invernadero en nuestro país, siendo uno de los principales pilares estratégicos para alcanzar nuestra carbono neutralidad al año 2050.

El poder de la paridad de género en la reactivación

"El CEIM mostró un incremento del 22% de participación femenina para sus programas de formación". Esther Croudo Bitrán, Alianza Antofagasta
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En el mundo se habla de la gran recesión femenina. Ya en septiembre la consultora McKinsey advertía sobre el alto costo que el desempleo observado entre las mujeres tendría, el cual no solo haría retroceder la causa de la igualdad de género, sino que también frenaría la economía global.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió que el nivel de ocupación remunerada de las mujeres retrocedió más de una década como consecuencia de la emergencia del coronavirus. Lo cual llevaría a profundizar los nudos estructurales de la desigualdad, atentando contra la autonomía de las mujeres y empujando a muchas hacia la pobreza.

Mientras en EE. UU. las mujeres piden un "Plan Marshall para madres", algunos gobiernos ya comienzan a pensar en un nuevo pacto fiscal que promueva la igualdad de género como elemento central para una recuperación sostenible. La razón según la Consultora McKinsey es contundente: tomar medidas hoy para promover la equidad de género podría sumarle US$13 billones al PIB mundial del 2030. Un aumento del 11% en relación con la opción "hacer nada".

El compromiso de las empresas para alcanzar este escenario es fundamental. Y en este sentido la industria minera chilena ha mostrado importantes avances al poner como foco la integración de las mujeres en la industria.

Por siglos la minería estuvo integrada sólo por hombres. La restricción no venía tan sólo de la leyenda que atribuía toda suerte de tragedias si una mujer entraba en el pique, sino también estaba determinado por ley. Fue recién en 1996 cuando se eliminó de nuestro Código del Trabajo la prohibición de ingreso de mujeres a las faenas mineras.

Hoy vemos a las mujeres en todas las áreas de la minería. El empleo directo de la mujer en la industria minera en Chile, según datos entregados por Cochilco, alcanza un 8,5%. Sin embargo, nuestra realidad local es bastante más auspiciosa que el promedio nacional, en línea con otros países mineros como Canadá (17,9%) y Australia (15,4%).

En BHP la participación laboral de mujeres, a enero 2021 fue cercana al 20% para sus dos operaciones basadas en la Región de Antofagasta: Escondida y Spence. Porcentaje que BHP se compromete a seguir aumentando hasta alcanzar la paridad de género al año 2025.

Por su parte en Antofagasta Minerals las mujeres representan un 14,9% de la dotación, la que ha aumentado consistentemente en los últimos cuatro años para todos los roles tanto ejecutivos y de supervisión como así también en cargos de operación y mantención.

Cada vez son más las mujeres que se desempeñan en la cadena de valor. Pero ello no se logra si no va acompañado de establecer metas y compromisos, especialmente en lo que a capacitación se refiere. La capacitación cumple un rol fundamental a la hora de romper mitos, terminar con los sesgos y correr límites de tal forma de no ver a la minería como "terreno de hombres".

En este sentido el CEIM, Centro de Entrenamiento Industrial y Minero, mostró un incremento del 22% de participación femenina para sus programas de formación, durante el 2020.

Especialmente en áreas duras como manejo de equipos de alto tonelaje, derribando el sesgo de que las mujeres estamos sólo en las áreas de servicio y asistencia.

Transversalizar la perspectiva de género en aquellas industrias como la minera es un gran avance. Pero debemos ir por más. Es urgente que en todas las políticas de recuperación que de aquí en adelante se diseñen, se protejan los derechos alcanzados para las mujeres, se eviten retrocesos y se enfrenten las desigualdades de género. Potenciar prácticas laborales más flexibles, equitativas, con menos barreras a la contratación femenina y sistemas integrales de cuidado para la familia, es tarea pendiente.