Año de pandemia
Cuando han pasado 12 meses del primer caso, la buena noticia es el notable avance de la vacunación que ya beneficia a casi 3,6 millones de chilenos en su primera dosis. Los humanos superaremos este momento, como antes lo hicimos con conflictos bélicos o grandes desastres naturales, sin embargo debemos aprender de lo acontecido, para legar un mundo mejor.
Hace un año fue confirmado el primer caso de un enfermo de covid-19 en la ciudad de Talca, Región del Maule. Es cierto que investigaciones posteriores confirmaron que el virus estaba presente en algunos puntos del territorio antes de esa fecha, sin embargo, el 3 de marzo de 2020, es la fecha más precisa del fenómeno pandémico.
El primer paciente era un médico de 33 años quien había llegado al país a fines de febrero, procedente de Singapur; pasó por Malasia, Indonesia, Islas Maldivas y España. En Chile presentó dificultades respiratorias y fiebre, pero hizo la recuperación en su casa. Por cierto, no era el único caso, los días posteriores se confirmaron más enfermos, muchos de los cuales estaban, hasta entonces, bajo sospecha.
Desde ese momento, Chile ha sumado poco más de 835 mil casos y 20.705 muertes, es decir, el 2,5% del total afectado. A nivel mundial, se consideran 115 millones de infectados, 64,9 millones de recuperados y 2,55 millones de fallecidos.
A nivel regional, se consideran 38.216 pacientes, de los cuales 36.173 están recuperados, más 772 víctimas fatales.
Decir que nuestra vida cambió enormemente es de perogrullo, todos los sabemos y padecemos. Fue un tsunami que arrasó con prácticas y comportamientos que teníamos arraigados, a los que estábamos acostumbrados y que identificábamos como normales. Aquello desapareció confirmando la fragilidad sobre la cual está construida la existencia y las sociedades, que siempre cambian.
Cada una de las muertes ha sido dolorosa por el impacto que tiene en las familias y amigos; pero también esperamos haber conseguido aprendizajes como el rescate del valor de la vida y el autocuidado, de las relaciones humanas, un mejor orden de las prioridades que tenemos en nuestras existencias , la educación, la salud, la investigación y la ciencia, la tecnología y la importancia de la comunidad y las relaciones humanas, entre tantas otras. En el otro extremo, más de alguien habrá sopesado la tontería y vacío que esconde el consumo desenfrenado o la vida sin propósito de beneficio para los demás.
El mundo, los humanos, superaremos este momento, como tantos otros incluso más terribles, como los conflictos bélicos o grandes desastres naturales. Sin embargo debemos internalizar qué es lo importante para que este quiebre nos traiga un mundo mejor.