Salvador Reyes
En mi largo camino como docente en tierras nortinas, no recuerdo haberme encontrado con algún profesor o profesora de Lengua Castellana que haya hecho leer a sus estudiantes un libro de Salvador Reyes. Lástima, porque su producción literaria es abundante y variada en temas y géneros, sus novelas son breves, ágiles y de mucha acción.
Sin embargo ¿será posible encontrar a "Mónica Sanders" en una librería? Y aún más ¿será posible encontrar esa edición que en su portada lleva una bella imagen pintada nada menos que por Andrés Sabella?
Salvador Reyes nació un 16 de agosto de 1899, en Copiapó. Su infancia y adolescencia transcurrieron en Antofagasta y Taltal. Fue alumno del Instituto Comercial de esta ciudad, y tempranamente fue publicado en revistas locales como "Áncora" e "Iris". Reyes falleció el 27 de febrero de 1970, en Santiago. Sin embargo, es en Antofagasta donde sus cenizas se unieron al mar.
El mar es tinta y papel en la narrativa de Salvador Reyes. Para los "niños del siglo pasado" que leímos a Emilio Salgari, Robert Louis Stevenson, Joseph Conrad, Francisco Coloane, una historia como Ruta de Sangre, no podía sino ser "tragada" con deleite.
En una entrevista que le hiciera para "Árbol de Letras N°2", Jorge Teillier dice de Salvador Reyes: "…representa una apertura hacia el universalismo en nuestra literatura, sin dejar tampoco de estar su obra enraizada en nuestros mitos y costumbres, en nuestra historia"
En el prólogo a una obra de Luis Enrique Délano, Salvador Reyes confiesa su amor por el mar: "…es la patria de todos los soñadores, en todas las vidas en pugna con lo cotidiano, hay un golpe de mareas y es en el surco abierto por los barcos donde fructifican las semillas de los mejores sueños"
Quizá me desmientan los expertos, pero en la poesía de Salvador Reyes encuentro retazos de sueños infantiles y bellas trazas huidobrianas… "Frente a los puertos canta la nostalgia/ y las manos se alargan suplicantes/ hacia los barcos mágicos que zarpan/ Para un éxodo de melancolía/ los viejos marineros silenciosos/ tienden el puente de humo de sus pipas"
Quién sino un poeta podría haber titulado sus memorias "¡Qué diablos! La vida es así".