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Las lecciones que deja enero

Récord de contagios, personal sanitario agotado y una red hospitalaria al borde del colapso marcan un panorama regional que urge cambiar. La región, y principalmente Antofagasta, está pagando las consecuencias del descontrol que se observó en diciembre, donde muchas cosas sencillamente no se hicieron bien.
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Enero concluye con un panorama inquietante en la región. Durante el primer mes del 2021, prácticamente todos los indicadores sanitarios empeoraron de manera muy significativa, demostrando que lo que tanto se dijo no era una falsedad: la pandemia sigue al acecho.

Los datos son tremendos. En enero se contagiaron de coronavirus 7.731 personas en la región, lo que significa que en 31 días hubo más infectados que en los cuatro meses anteriores sumados, con la comuna de Antofagasta como principal foco (72% de los casos).

En el primer mes del año las hospitalizaciones crecieron 220% y el ingreso de personas a las unidades críticas aumentó 190%, provocando un gran estrés en la red de salud, el cual sólo pudo manejarse con la apertura apresurada de nuevas camas críticas y el traslado de pacientes graves a hospitales de Santiago.

Respecto a esto último, se debe precisar que los evacuados llegaron a 56, cifra que supera a todos traslados realizados el año pasado (55).

Durante el mes que acaba de terminar, además, se alcanzaron los mayores registros de casos activos (2.085 en la región y 1.579 en Antofagasta), y al menos 69 personas perdieron la vida a consecuencia del virus.

Varias podrían ser las causas de este retroceso y de descubrirlas se ocuparán los expertos, pero hay algo que parece claro. La región, y principalmente Antofagasta, está pagando las consecuencias del descontrol que se observó en diciembre, donde muchas cosas -hay que decirlo- no se hicieron bien.

Aglomeraciones, comercio informal, mensajes contradictorios de la autoridad, debilidad en las fiscalizaciones, relajo y cansancio se mezclaron para configurar un escenario sumamente peligroso.

En este contexto, el anuncio del inicio del plan de vacunación aparece como una de las medidas más relevantes en el panorama sanitario local.

Desde este miércoles 67 mil personas comenzarán a ser vacunadas en la región y la meta es llegar a 410 mil el primer semestre, pero eso no basta.

Es urgente aprender las lecciones que nos deja enero y cuidarnos más para comenzar a despertar pronto de la pesadilla que nos trajo el covid.

La minería debe jugar de local

"Se necesita asegurar una buena gestión de la cadena de suministro y no poner en riesgo la producción". Abraham Farías, Gerente General Inversiones Farías
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Quienes somos antofagastinos, amamos esta tierra, hacemos empresa y damos trabajo, estamos convencidos que la minería, nuestra principal fuente productiva, si es bien inspirada puede generar un tremendo desarrollo para la región, sus comunidades y proveedores locales, entre otros. Para ello, debe seguir estrechando lazos, y por supuesto, debe jugar de local.

La Región de Antofagasta tiene más de mil empresas proveedoras locales que están dispuestas a aportar a la competitividad y productividad del sector, sobre todo en estos tiempos de pandemia, donde en apego a todos los controles preventivos sanitarios, se necesita asegurar una buena gestión de la cadena de suministro y no poner en riesgo la producción.

Y ahí está nuestra gente y nuestras empresas regionales, siempre en primera línea para responder a estos desafíos y asegurar la continuidad operacional, generando empleo y encadenamiento productivo local.

Por esto, como Inversiones Farías, como hijos de esta Región de Antofagasta, creemos que es clave seguir cultivando una relación virtuosa con la minería y su cadena de valor, con expresiones concretas de valor compartido, como, por ejemplo, haciendo realidad un Clúster Minero con Valor Social.

En Antofagasta tenemos todo lo que se necesita para hacer minería de clase mundial. En nuestro caso, desde arriendo de maquinaria, equipos, mantenimiento hasta procesos de armado de camiones CAEx, perforadoras y grandes palas, entre otros servicios.

Consecuentemente, como empresarios regionales y locales no queremos "responsabilidad social", "no queremos filantropía". En Inversiones Farías somos hombres y mujeres de trabajo, que hemos crecido con esfuerzo y dedicación, por lo que aspiramos a tener una relación de colaboración mutua, donde nosotros podamos aportar nuestro conocimiento, experiencia y patrimonio empresarial, en pos de mejorar la competitividad de la minería y generar valor agregado al negocio del cobre y el litio, por citar algunos minerales.

Así, trabajando juntos, ganamos todos, porque si tenemos contratos y oportunidades de hacer negocios, los recursos que se encadenen se invertirán en la región, y lo más importante, generaremos cada vez más empleos para nuestros vecinos y comunidades.

Ese es el beneficio de hacer minería global con capacidades locales. Para ello, empresas como la nuestra, como Inversiones Farías, no sólo tiene un 98% de contratación de mano de obra local, además trabajamos con perspectiva de género, inclusión y diversidad, por citar algunos aspectos. Además, gran parte de la flota de equipos son eléctricos, es decir, también aportamos a disminuir la huella de carbono y proteger el medio ambiente.

En síntesis, en nuestra empresa no le cerramos las puertas nadie. Estamos muy orgullosos de dar oportunidades, invertir en desarrollar capital humano y sacar lo mejor de las personas, pese a las carencias y problemáticas sociales que existen en el entorno. ¿La herramienta? Capacitar y especializar para generar movilidad social.

Si empresas como la nuestra abre puertas y genera oportunidades locales, con mayor razón lo debe hacer la Gran Minería para potenciar su licencia social. Trabajemos juntos, trabajemos por la región, elijamos lo local…

Chile bipolar

"Gustos, aficiones, hobbies. También todo un mundo, escenarios en que unos y otros revelan sus personalidades, conductas". Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco
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¿Será para tanto? ¿Chile bipolar? ¿Qué es bipolar, qué es ser bipolar? ¿Qué tal es la salud anímica de Chile? A veces, bien; a veces, mal; o más bien que mal, o más mal que bien. Siempre así, entre dos polos o fases.

¿Chile es bipolar? ¿Los chilenos somos bipolares? Los invito a revisar esta condición, no desde un diagnóstico médico severo, en rigor.

Vuelvo a preguntar, ¿somos bipolares los chilenos? Creo que sí, en buen tiempo, o en buenos tiempos, también se observa esta conducta; ¡qué decir!, en malos tiempos, como el presente, vamos del ánimo al desánimo, de la depresión al optimismo, de la desconfianza a la confianza, de intentar ser empáticos a ser enajenados, de frentón. ¡Qué zigzagueo, no! ¡Así, no! Así no se suma, así no es posible avanzar, así no es posible crecer.

¿Qué jalonea este vaivén? ¿Por qué un día sí, otro día no? Porque, no lo neguemos, somos campeones mundiales del "más o menos". En ocasiones, todo bien, todo va bien, y… basta que se cruce un gato negro y todo cambia; ¿qué hace que zigzagueemos tanto o de manera tan recurrente o veleidosa?

El domingo, según ciertas tradiciones, primer día de la semana, todo bien, todo alegría, relajo, sino fiesta, no obstante, no bien se acerca el lunes, todo cambia, surge el mal ánimo, la mala onda, ceños adustos, sino tensión, hasta "dolor de guata".

Qué decir de los seguidores o practicantes de ciertos deportes, especialmente competitivos, como el fútbol, el básquetbol, en que ciertos colores, banderas, transforman a algunos de personas más bien apacibles, en energúmenos.

Del orden al desorden. Otro entorno o ambiente que trastornan a algunos, de los rígidamente compuestos, ordenados, hasta revelar cierta conducta obsesiva a quienes son disueltos, desparramados, que aseguran tener todo controlado, en su desorden. Y claro, a uno o a otro la práctica de ambos los trastoca, los altera. ¿Qué hacer?

¿A quién le gusta el cochayuyo?, pregunto a veces, en clases, para distraer o motivar, para recuperar a los circunstanciales asistentes a la sala de clases, y brotan rápidamente los pareceres, los gustos, que sí, que no. Y, ¿por qué no? Y por toda respuesta, un encogerse de hombros. Sigo, ¿les gustan los chupones? Y fruncen el ceño, se miran, se interrogan con la mirada, y de pronto, alguien responde con entusiasmo, que sí, que son de su total agrado. ¿Cómo es que le gustan? Obviamente, proviene desde un entorno en que se recogen, se obtienen trabajosamente, y son de su total apetencia. Seguro que es de Lebu, me digo.

Para dónde voy. Nuestra conducta, nuestro comportamiento, las más de las veces, y significativamente, está pautado factores culturales o nuestro adeene social, ese que se ha ido construyendo paso a paso, y nos convierte en seres únicos e irrepetibles. ¿Bipolares? ¡Sí!, pero con causa, solo que no observable a simple vista.