La gran edad de la Tierra imponía una edad por lo menos igual al Sol, mientras que las soluciones propuestas en el siglo XIX y a principios del XX inducían siempre una duración de vida muy corta para nuestra estrella. En 1920, con las investigaciones de A. Eddington, surgió la idea de la transmutación nuclear a partir de los trabajos de A. Einstein sobre equivalencia entre masa y energía, según la fórmula ?E = mc². Era ahora posible transformar 4 protones en un núcleo de helio, con una pérdida de masa y producción de energía correspondiente. Los progresos de la física permitieron desarrollos más detallistas durante los 1930s. Notando que las estrellas eran compuestas de hidrógeno casi puro, el físico alemán Carl von Weizsäcker estableció en 1937 una teoría de las transmutaciones nucleares según la cual los elementos químicos más pesados se originan en las condiciones de la zona central de las estrellas.

Los físicos Hans Bethe y Charles-Louis Critchfield propusieron en 1938 el ciclo del carbón como explicación del proceso de fusión termonuclear en esa zona. Este "ciclo de Bethe" fue propuesto independiente por George Gamow y Edward Teller en 1939. En 1951, William Fowler propuso una segunda solución, el ciclo del protón (o cadena protón-protón), como fuente energética de las estrellas de secuencia principal. Los dos ciclos coexistían en el corazón de las estrellas enanas, con una preponderancia del ciclo del carbón en las estrellas calientes. El mismo año, Ernst Öpik y Edwin Salpeter establecieron la existencia del proceso triple a (reacciones de fusión del helio) que daba nacimiento al núcleo de carbón. A partir de 1955, Martin Schwarzschild y Fred Hoyle introdujeron los primeros modelos compilados de la estructura de las estrellas y de la evolución estelar. La fuente energética de las estrellas se volvía por fin comprensible…

Christian Nitschelm es astrónomo del Centro de Astronomía de la U. de Antofagasta, www.astro.uantof.cl

La Luna estará gibosa menguante hasta el jueves 4 de febrero, cuando alcanzará al Cuarto Menguante, a las 14:37 (horario legal chileno continental). Durante las noches siguientes, la Luna estará menguante (y entonces visible como un creciente durante las últimas horas de la noche, saliendo cada noche más tarde). Al nivel de los planetas del Sistema solar, los planetas Mercurio y Neptuno desaparecen dentro de las luces del atardecer. Por otra parte, los planetas Marte y Urano permanecen visibles durante la mayor parte de la primera mitad de la noche, el primero muy fácil a identificar, el segundo necesitando una ayuda óptica y un excelente mapa del cielo. Pero es ahora dentro de las luces del amanecer, con un horizonte muy abierto en dirección del este (por ejemplo más allá que la Negra en dirección de Minera Escondida), que se puede apreciar, pero solamente con binoculares, un nuevo trío planetario. Durante el amanecer del sábado 6 de febrero, Saturno estará en conjunción cercana con Venus, a solamente a 12° del Sol, mientras tanto, durante el amanecer del jueves 11 de febrero, Júpiter estará en conjunción cercana con Venus, a solamente a 11° del Sol. ¡Dos conjunciones no muy fáciles a observar, lamentablemente!

Christian Nitschelm es astrónomo del Centro de Astronomía de la U. de Antofagasta, www.astro.uantof.cl