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Kinesióloga del Hospital: "Si todos pudieran ver lo que nosotros vemos, cómo se apagan las vidas"

TESTIMONIO. Con tan solo un año como profesional, María José Vega ha visto el lado más crudo del Covid-19. Como coordinadora de camas medias, atiende a un número cada vez más creciente de contagiados.
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María José Vega suele llegar a eso de las siete y media de la mañana al séptimo piso del Hospital Regional a bordo de su scooter eléctrico. Llega con su uniforme de servicio resguardado en una bolsa, para prevenir contagios. Tras una jornada que puede llegar a extenderse unas once horas, debe ducharse en el camarín del hospital y cambiarse completamente de ropa para regresar a su casa con el menor riesgo posible.

Es la rutina que esta kinesióloga debe repetir de lunes a viernes cada semana, con el fin de dar la atención que requieren los pacientes internados en la Unidad de Camas Medias. Además de ayudar a los contagiados, María José también debe ordenar las funciones de sus colegas en esa área del hospital.

"Nuestras funciones son clínicas y a la vez administrativas. Tenemos que coordinar todo lo que corresponde a las rotativas de turno, estar atenta al tema de sus pagos, los EPP (Equipos de Protección Personal) que necesitan para trabajar. Tengo que dirigir tanto a un equipo como a pacientes", explica.

La profesional de 27 años ha debido adaptarse a los constantes desafíos que trajo el colapso del sistema hospitalario. Al llegar en abril del año pasado al que es su primer trabajo tras titularse, se enfrentó a una situación frente a la cual no había claridad para actuar.

"Al principio fue difícil porque todos desconocíamos como se tenía que tratar, cuáles eran los síntomas y los tratamientos más óptimos. Era todo demasiado nuevo y nadie te podía ayudar, porque nadie sabía bien que pasaba", cuenta la kinesióloga

A medida que el impacto de la primera ola fue bajando y se tenía un conocimiento más concreto sobre cómo enfrentar al Covid-19, María José pudo armar una cierta rutina laboral. Sin embargo, ante el alza reciente de casos activos en la región, su actividad ha tomado una dramática intensidad, al ver la gravedad de muchos de los pacientes que trata.

"Antes podían estar diez días de forma estable en camas medias. Ahora, pasan de urgencias directamente a la UCI. Los que ahora están en camas medias son adultos mayores que fueron negados de camas de UCI. Llevamos dos semanas con la vida de estas personas en nuestras manos", relata.

María José hace hincapié en que esto ocurre debido a que la falta de camas y personal puede llegar a un punto en donde se deba escoger qué contagiados son atendidos: "Por más que yo llame y diga que un paciente de 65 años está grave, si en ese intertanto llega otro de 30 o 40 años, es más que claro que este último va a tener la cama y el adulto mayor tendrá su pronóstico de vida deteriorándose".

Lo agobiante de esta situación también afecta su vida personal. Ha debido restringir el contacto con sus padres a videollamadas, no habla con sus amigos cercanos y no puede compartir lo que quisiera con su hija de 6 años.

"Mis horas con ella están súper disminuidas. Trato de que el fin de semana sea tiempo de calidad con ella, pero cuesta mucho con el cansancio. Además, uno no se puede desconectar. Mi turno es de lunes a viernes, pero fuera de eso estoy contestando el teléfono todo el día, apoyando y coordinando", cuenta.

El desgaste

Todo este cúmulo de cosas provoca un desgaste tanto físico como psicológico: "Más allá de las ganas que tengamos de ayudar, no tenemos tiempo para darnos a nosotros mismos un espacio de salud mental. Hay mucha gente que ha renunciado porque se cansó de exponer su vida y ver cómo la gente no está ni ahí con cuidarse. Hemos perdido grandes profesionales por eso".

Las experiencias que María José ha vivido durante sus últimos siete meses en el Hospital Regional también han provocado su molestia con parte de la población. Según ella, esta aún no entiende el alcance que ha provocado el Covid-19 en la región, así como sus consecuencias.

"Lo que más cansa es ver que tú estás arriesgando tu vida para salvar la de otros y la gente no toma conciencia y sigue saliendo a las calles como si el virus no existiera. Ojalá pudieran ver lo que nosotros vemos, como se apagan vidas de un momento a otro. Pacientes que antes duraban 10 días, ahora en 12 horas pasan a estar graves o a que su vida se apague por completo", expresa.

En consecuencia, la kinesióloga entrega un mensaje de alerta: "Sé que muchos necesitan salir y que la cuarentena ahoga. Pero debes pensar que no solo tú te estás exponiendo, sino que también a todo el círculo que gira en torno a tu vida. Tú no te das cuenta que estás contagiado hasta después de una semana donde pudiste arruinar muchas vidas, quizás sin intención, pero lo hiciste".

"Entonces, lo ideal sería poder concientizar a la gente de que este virus existe y que lamentablemente está matando mucha gente. Deben pensar que hay un mundo alrededor de ellos que puede caer en esto", finaliza.

Piden urgente donadores de sangre en Calama

RESERVAS. La Unidad Transfusional de esa ciudad mantiene un stock crítico hace varias semanas.
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Nuevamente Calama bajó el stock de sangre en la Unidad Medicina Transfusional del Hospital Carlos Cisternas. Sus profesionales llaman de manera urgente a la comunidad de esa ciudad, para que se conviertan en donadores.

"Estamos con quiebre de stock de hemocomponentes, que significa todo aquello que se obtiene como glóbulos rojos, plasma, lo que es las plaquetas, todo eso lo obtenemos de la sangre que los donantes entregan de forma voluntaria", explicó el médico Mingo Fuentes, jefe de la Unidad Medicina Transfusional del Hospital Carlos Cisternas de Calama.

Las razones de esta disminución de stock son varias, pero principalmente la falta de donadores de sangre, debido al temor al coronavirus.

"Lamentablemente, en este último tiempo el aumento de graves patologías de pacientes ha requerido la transfusión en las múltiples unidades, lo que ha llevado a la disminución de stock que teníamos y además de eso, han disminuido los donantes producto de la pandemia", añadió Fuentes.

Para realizar esta donación, los interesados deben reservar una hora llamando al 552599712 o al 552 599714. Después dirigirse hasta el cuarto piso del hospital de Calama. Esto no le tomará más de media hora, entre la encuesta y la extracción.

"Lo que necesitamos ahora es que se acerquen a esta unidad para poder donar y también queremos ver si existe la posibilidad poder llegar nosotros hacia ustedes para que puedan donar en unidades móviles", remató el jefe de esta unidad.

¿Cuáles son los requisitos para donar?

Acudir con su carnet de identidad, además tener más de 18 años y menos de 65 años. Se pide gozar de buena salud, pesar más de 50 kilos y no estar en ayunas.

Se pide no haber tomado alcohol las últimas 12 horas, no estar embarazada, no haber tenido Hepatitis después de los 12 años de edad y que haya transcurrido más de 3 meses desde la última donación.