Nuevas restricciones
A la luz de las cifras, en pocos días Calama y Antofagasta podrían enfrentar una situación más complicada que la vivida en los meses de junio y julio. La principal responsabilidad es de las personas. El respeto por el otro es fundamental para poder salir de esta crisis, hasta que tengamos la solución definitiva que seguramente vendrá de la mano de la vacunación.
Tal como se preveía, las ciudades de Antofagasta y Mejillones entrarán a cuarentena a partir de mañana, debido a los pésimos resultados de contagios por coronavirus vividos en las últimas semanas.
Desde el pasado 25 de diciembre la cifra de enfermos por covid-19 se acerca a las 3.000 personas, mientras que la ocupación de camas críticas supera el 95% a nivel regional, con colapsos puntuales en el hospital Leonardo Guzmán. Esto explica también el retroceso a fase 2 de Calama, comuna que si bien no tiene los niveles de contagios de las ciudades señaladas, también muestra un incremento en las cifras de infectados.
Debe entenderse que la red de salud regional funciona como un sistema integrado y lo que ocurra en un territorio específico, termina afectando a todo el conjunto, es decir, si los casos muestran incrementos en Antofagasta, por ejemplo, repercutirán en las decisiones que se tomen en Calama y viceversa. Ello explica las restricciones anunciadas por la autoridad.
Se buscarán culpables de lo acontecido, eso parece inevitable; por un lado está la decisión casi anacrónica de la autoridad de autorizar permisos de vacaciones cuando la situación comenzaba complicarse en prácticamente todo el país; y por otro, un relajo evidente de la población que después de casi un año sometido al virus, ha tendido a perder el temor, de manera peligrosa. Hoy por hoy buena parte de los contagios ocurren en espacios cerrados, cuando familias o amigos se reúnen en instancias poco aconsejables. Hay que insistir en que el grueso de las personas afectadas por el covid-19 son asintomáticas y no enfrentarán problemas mayores, pero son ellas las que propagan el virus con mayor facilidad y pueden afectar a personas sensibles o en una condición sanitaria desmejorada.
Lo que viene ahora son, probablemente, treinta días de encierro en la capital regional y Mejillones y restricciones de fin de semana en Calama. El llamado a la población es a cuidarse y respetar estas exigencias; la vida está en juego y esta es sagrada. La principal responsabilidad es de las personas, de las familias; el autocuidado, la tranquilidad y el respeto por el otro son fundamentales para poder salir de esta crisis.