Independencia política
En algunas columnas y entrevistas, he considerado el concepto de 'independencia política' como un constructo 'mentiroso' ante los ojos de un/a espectador/a común, porque de una u otra manera la política conlleva una mirada ideológica hacia algún espectro de izquierda, derecha o centro, o visiones liberales, capitalistas, social-demócratas o marxistas. También en su oportunidad, observé que algunos/as militantes que no eran considerados como candidatos/as a una elección popular, se salían del partido político y se presentaban como independientes. Hay otros casos de 'discolaridad política', como el Senador Alejandro Guillier, que juegan a la doble militancia de estar en política, pero criticarla en tercera persona, al puro estilo del boxeador chileno 'Martín Vargas', y sienten que la independencia está en ser un paria de la política, pero como diría Gramsci (1947) "destruir el sistema por dentro".
La ciencia política es el arte de gobernar y tanto ésta como los/as políticos/as debieran buscar el bien común, pero al mismo tiempo, el/la ciudadano/a de a pie es invitado a participar en los asuntos de Estado, soberanía, formas de gobierno y orden institucional como veremos próximamente en el proceso constituyente, y participamos sin éxito en las conversaciones constituyentes convocadas por la ex - presidenta Michelle Bachelet en su segundo mandato. La política se hace en el 'habitus' diría Pierre Bourdieu (1979) cuando se manifiesta en nuestro diario vivir, en la búsqueda de la paz social, de las relaciones económicas y de producción, del trabajo, la salud, la educación, la seguridad pública y jurídica y los costos de vida. Desde aquí que la teoría entiende que estos factores influyen de una manera u otra en los grados de independencia política alcanzados por un individuo o estado-nación.
La literatura más especializada se refiere a la estricta relación entre independencia política y económica (El Nuevo Diario, 30/01/2012), no existiría la una sin la otra, y los casos que se me vienen a la memoria son 'el negocio de la política' con las boletas ideológicamente falsas o el tan bullado caso Corpesca con decisiones judiciales de cohecho y fraude al fisco. Desde la mirada internacional, la independencia política se confunde con el concepto de soberanía estatal, y aquí la discusión podría estar centrada, por ejemplo, en el modelo de sistema de gobierno que se debiera plasmar en la próxima constitución: presidencialismo, semi-presidencialismo o sistema parlamentario (Emol, 09/11/2020).
Sin embargo, no existen mayores antecedentes teóricos que se refieran a una independencia política híbrida (Canclini, 1990) o líquida (Bauman, 1999), como el inusual pacto entre alguna falange del Frente Amplio y el Partido Comunista, lo que al parecer provocó el éxodo masivo de militantes frenteamplistas, algo nunca antes visto en un conglomerado político que pintaba para convertirse en la 'nueva' Nueva Mayoría. Una situación curiosa también es la alianza 'Chile Digno' que comparte la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) con el también 'leproso' PC. En palabras de su timonel, Jaime Mulet, el bloque no sólo comparte un espíritu marxista sino otras miradas como el feminismo y la ecología verde. En este sentido, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1968) precisan que la existencia de nuevas formas de lucha o el papel de nuevos movimientos deja atrás el marxismo ortodoxo de la lucha de clases. Por ende, la visión post-marxista del FRSV no tendría correspondencia epistemológica, y sería como combinar agua y aceite al aliarse con el PC "y sus amigos de siempre".
En el ingenio de las redes sociales, a estos pactos de independencia política se les ha llamado la 'sandía', pues se ven verde por fuera y roja por dentro. Es cierto que en Política Internacional en situaciones de asimetría, la independencia impacta la forma autónoma de llevar a cabo la política interior o doméstica, dependemos muchas veces de nuestros aliados estratégicos para la toma de decisiones a nivel nacional. En nuestras relaciones exteriores nos conviene un multilateralismo para influir en bloque en algunas decisiones que como país aislado no lo podríamos hacer. Sin embargo, pareciera ser que la estrategia de la 'sandía' sólo se muestra como independencia política cuando tenemos la calculadora en mano, es decir, la presencia de los pactos de la 'anti-cocina' política en nuestra macondial (Macondo) gobernanza nacional y local.