De 'Perreología' y reggaetón político
Una semana compleja, una de tantas, ha tenido que enfrentar el gobierno de Sebastián Piñera en varios frentes, pero en especial en su propio gabinete con las renuncias del Ministro del Interior, Víctor Pérez frente a la acusación constitucional que lo suspendió de su cargo, y la partida abrupta del Subsecretario de Redes Asistenciales Arturo Zúñiga, hombre de confianza del ex - ministro de Salud, Jaime Mañalich. Ambos éxodos se experimentaron al puro estilo "Bye me fui" de Bad Bunny. Aun cuando el 'ambiente político' esperaba un cambio en el equipo luego del aplastante triunfo de la opción 'apruebo' al cambio de la constitución y la convención constitucional, no era posible presagiar lo que el reguetonero puertorriqueño Darkiel canta como "todo se acabó". Pero, ¿cuál es el fin como crónica de una muerte anunciada? Haría varias reflexiones al respecto al alero de una nueva ciencia política que combina el reggaetón con la gobernanza doméstica.
¿El fin del gobierno como anticipó el presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo, Luis Larraín (La Tercera, 24/07/2020) frente a la aprobación de la reforma constitucional del retiro del 10% de las AFPs? Pensando en la aprobación del segundo retiro del 10%, el gobierno ya estaría en modo 'zombie' como interpretan Alexis y Fido. ¿El ocaso de las ideologías políticas como sentenciarían Daniel Bell (1960) y Francis Fukuyama (1992), 'perreando' un "lo que pasó, pasó" de Daddy Yankee? Efectivamente podríamos elucubrar bipolaridades políticas significativas sobre todo dentro del 'fuego amigo' de la derecha, pero me inclino a bajar el histerismo en tiempos de crisis y pensar como Colin Crouch (2000) que todo responde a una lógica de Postdemocracia, lo que en alguna columna denominé 'la derecha postmoderna'.
También podríamos pensar que la estrategia de cambiar halcones por palomas y viceversa llegó a su final, casi en un "Borro Casette" de Maluma. Ya se probaron dos períodos de 'aves de presa' (Andrés Chadwick y Víctor Pérez), uno de 'mensajera' (Gonzalo Brumel), y ahora recién se estrena la gestión del ex - alcalde de Estación Central, Rodrigo Moreno, y estamos a la expectativa si será "gavilán o paloma" (José José). Casi como una silla musical, los ministros se han ido sucediendo en función de dejar cargos de votación popular, lo que yo llamo la 'muerte de la voluntad ciudadana', y han ido saliendo del poder por problemáticas fundamentales en temas de seguridad interna y 'gracias' a la crisis institucional de Carabineros. Es aquí donde me pregunto cómo puede una institución mantenerse incólume y prácticamente ser responsable de la caída del poder civil, comportándose como una "institución que se manda (legalmente) sola" (Ciper Chile, 30/01/2020). Hoy más que nunca la locución latina del poeta romano Juvenal "quien nos cuidará de quien nos cuida" (< >) nos hace sentido.
Considerando las palabras del actual Ministro del Interior y Seguridad Pública, Rodrigo Moreno, que las respuestas gubernamentales serían 'ochenteras' frente a demandas 'millenials', me recuerda a Becky G y Bud Bunny en su interpretación "A mí me gustan mayores, ésos que llaman señores…" Esta expresión tiene una profunda significación, pues la lectura desde los municipios, más cercanos a la gente de a pie ve a La Moneda como un mausoleo que se mueve en una lógica de 'adultez moderna' frente a los requerimientos 'ciudadanos juveniles' más contemporáneos.
En este viaje de 'Perreología' (Alexis y Dido) política, una podría entender que hace rato la gobernanza pública se quedó en el pasado y por más acusaciones constitucionales y cambios de gabinetes que exista, no se acabará la brecha del pacto político entre gobernantes y gobernados/as si la élite política no se hace una autocrítica, no en tercera persona al estilo Martín Vargas, sino como dice la encíclica 'Fratelli Tutti" (2020) en la imperiosa necesidad de aprender a "descifrar las señales de los tiempos".