"Sobregiro ecológico" del país
Chile y el planeta tienen hace años un consumo desenfrenado de recursos finitos. Hay una enorme toma de conciencia y cambio cultural que desarrollar. Desde 2017, Chile ha entrado en Sobregiro Ecológico en mayo. Argentina, lo hizo el 26 de junio; Bolivia el 5 de julio y y Brasil el 31 de julio. Los mejores casos son Uruguay el 6 de noviembre y Ecuador el 14 de diciembre.
El pasado mes de mayo Chile se convirtió en el primer país de Latinoamérica en entrar en Sobregiro Ecológico durante 2020, según los datos del organismo Global Footprint Network (GFN). No es primera vez que esto ocurre y, por tanto, debe ser una alerta del impacto ambiental que generamos en el país.
De acuerdo a lo explicado por la institución, si todo el mundo asumiera el estilo de vida y de consumo de los habitantes de nuestro país, los recursos naturales que teníamos disponibles como planeta en forma sostenible para todo el año, se agotarían este 18 de mayo.
Es bien evidente -así lo dicen los científicos serios- que el planeta enfrenta una enorme amenaza por el cambio climático causado por acción de los humanos. Chile representa menos del 0.1% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, sin embargo, es uno de los países más expuestos del globo a las consecuencias del cambio climático, lo cual se relaciona a la fragilidad de un ecosistema expuesto a cuatro mil kilómetros de costa.
Las consecuencias de la transformación del clima en el país son inquietantes y concretas aunque medio invisibles para una mirada incauta.
Hay efectos concretos al respecto en nuestra zona: pérdida de playas, incremento de las mareas, aumento de lluvias torrenciales, entre otras.
El análisis de Global Footprint Network dio cuenta de la huella ecológica de cada país y la comparó con la biocapacidad global, la cual es de 1,63 hectáreas globales (gha) por persona. Por lo tanto, se produce un sobregiro ecológico si la huella ecológica por persona, de un país, es mayor que la biocapacidad global por persona.
Según los últimos datos de GFN, la biocapacidad de Chile es de 3,5 hectáreas globales (gha) por persona y su huella ecológica es de 4,3 gha por persona, lo que arroja un déficit de 0,8 gha.
Aparece entonces el concepto de sustentabilidad, donde se han hecho esfuerzos, pero aún insuficientes. Empresas y personas deben seguir desarrollando nuevos modos que permitan enfrentar un problema que amenaza a toda la vida humana.