Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos

"Me enamoré de mi trabajo"

ANTOFAGASTINIDAD. Rubén Ibarra Cortés, cartero y músico.
E-mail Compartir

Rubén Fernando Ibarra Cortés es cartero, y día por medio sale a recorrer las calles de la ciudad en su bicicleta eléctrica, la que, asegura, es una maravilla. "Yo acelero desde el manubrio, igual que las motos, y pedaleo. Es como andar en el aire, no se siente ningún peso, porque es asistida", explica.

Los tiempos han cambiado para este trabajador, con 40 años en Correos de Chile. Hasta hace unos años el recorrido lo hacía a pie, cargando un bolso de cuero de 20 kilos. Ahora, está "más viejito" y la bicicleta le permite cumplir sin tanto esfuerzo con el trabajo diario.

Rubén nació en Antofagasta en 1958, es casado con Eleine Zavala, una profesora de educación básica, y tiene tres hijos, a quienes pudo educar gracias a este oficio.

En su otra faceta, este antofagastino es músico, integra el grupo Wankara, y su pasión es el folclor latinoamericano.

¿Cómo llega a convertirse en cartero?

- En los años 80 no había muchas oportunidades de trabajo. Y el padre de mi señora y el hermano mayor de ella me dieron el dato para postular a la empresa de Correos. Postulé y después de un curso, quedé. Yo iba de pasadita nomás, pero me enamoré del trabajo que hacemos los carteros, entregar cartas de los papás a sus hijos que estaban lejos. Las personas que esperaban al cartero en las esquinas para saber si les llevamos alguna noticia de sus seres queridos. Muy lindos recuerdos de esos tiempos.

¿Qué gusta de esta actividad y por qué ha permanecido tanto tiempo en Correos?

- Lo que más me gusta es trabajar al aire libre sin tener un jefe durante la jornada de trabajo, como en una oficina. También me gusta el contacto con gente de diferentes trabajos, oficios o profesión, dueñas de casa, abuelitos que te cuentan sus historias. Uno como cartero llega a todos, por ejemplo a los abuelitos y abuelitas, que están muy solos. Que te cuentan sus problemas cuando uno les va a dejar su cheque de jubilación. Son muy especiales ellos.

¿Cómo ha cambiado el oficio en estos años, considerando que las personas cada ves escriben menos?

- Antes eran las cartas, los telegramas, ahora son las cuentas y las encomiendas. La gente compra mucho fuera del país. Ahora es más fría la entrega, por lo menos para mí, porque yo trabajo en un barrio más central y en los años 80 te atendían los viejitos dueños de casa, hoy te reciben las asesoras del hogar.

¿Usted que conoce toda la ciudad, cuál es el lugar más bonito de Antofagasta, por qué?

- Para mí primero que todo las Ruinas de Huanchaca. El casco histórico del sector de calles Bolívar, Balmaceda, todas esas construcciones que muy poca gente les da bola, como el Museo, el Ferrocarril, la estación de calle Valdivia.

¿En lo personal, cómo lo ha afectado esta pandemia?

- El corazón de mi cuartel, es decir, el sector donde yo reparto ahora, es la plaza del mercado, y me ha afectado harto, primero el estallido social y ahora la pandemia. Como cartero con las bombas lacrimógenas no se podía respirar, luego con la cuarentena todo cerrado y las oficinas trabajando on line. Pero siempre repartiendo donde se puede hacer una entrega.

Y en lo personal hemos tenido que cuidarnos mucho, porque los carteros tenemos contacto con mucha gente. En la casa igual, mi señora es profesora y está con clases online, eso ayuda.

¿Cree que habrá cambios definitivos en nuestra vida debido a la pandemia?

- Sí, definitivamente ya cambió la vida. La forma de compartir con nuestras familias, con los amigos, con los vecinos, en fin, ya nada es igual. Solo hay que cuidarse, y yo me refiero también a todos mis compañeros de trabajo en Correos, que no hemos parado de atender a nuestros usuarios, y como se dice, poniéndole el pecho a las balas.

¿Qué recuerdos tiene de su niñez?

- Muchos amigos que todavía conservo, estoy hablando de amigos de cuando tenía 6 o 7 años y vivía en la Corvallis. Muchos juegos con vecinos de la cuadra, fiestas de navidad en familia. Tengo muy lindos recuerdos de esa época, poquito pero muy bueno.

¿Cuál fue la principal enseñanza de sus padres?

- Ellos eran muy estrictos. Te daban permiso hasta las 8 o 9 y tenías que llegar a la hora, pero también eran muy humildes, muy preocupados por mis hermanos, y eran sabios, no de estudios, si no de la vida. Mi mamá siempre dueña de casa y papá siempre en la pega llevando el sustento para que no faltara nada en casa, pero siempre faltaba algo. Así los recuerdo, papas sacándose la cresta por darnos algo mejor para el futuro.

¿Cuál es su receta para ser feliz?

- Eso es gratis, yo soy feliz las 24 horas del día en mi trabajo en mi entorno familiar. Con mis amigos. El secreto es reírse de tus problemas, reírte de tus deudas, reírte con los que tienen problemas, alegrarles el día a los que están con grandes problemas. Yo siempre estoy riendo, la gente que me conoce sabe que soy así de naturaleza. Ah, y lo último tengo un hobbie desde que tengo memoria: la música.