Correo
Los personajes humildes
Cuando era estudiante universitario seguía todos los partidos de la Universidad de Chile sede Antofagasta en el fútbol amateur, ahí conocí a Tintín de oficio zapatero, todo un personaje que animaba los partidos del Audax Italiano de Antofagasta cantando cuecas. Antes de interpretarlas las afinabas con el sonido del tintín que salía de su boca, era una persona alcohólica, un artista popular que también actuó un par de veces en la peña folklórica de la Universidad de Chile sede Antofagasta, no tengo idea si aún estará vivo, pero son aquellos personajes que reflotan en alguna conversación al recordar al Antofagasta de años atrás, es parte de nuestra historia al igual que el "Esparry", el "Care muela," la Elsa, el vendedor de guanos y tantos otros.
Carlos Farías Farías
Recaudación fiscal
Muchos países están discutiendo cómo enfrentar los problemas fiscales, a raíz de la crisis provocada por la pandemia. En Chile, existen dos determinantes claves para aumentar la recaudación fiscal: la disminución de la evasión en el IVA, que bordea el 20% e impuesto a la Renta, que no es medido; y la reducción de las "erosiones a la bases tributarias", que son exenciones, siendo necesario revisar las de ganancias de capital, la situación de las contribuciones de bienes raíces, entre otras.
El gobierno ha trabajado en ello y espera recibir los comentarios del FMI y OCDE. Ambas medidas deben ser revisadas sí o sí en una posible modificación a la normativa tributaria.
Por el contrario, se ha promovido en algunos sectores subir el impuesto al patrimonio, medida discutida en España, Suiza, Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú. Sin embargo, la recaudación es baja: en Colombia llega a un 0,4%; en Uruguay bordea el 1% y Argentina 0,2%, como porcentaje del PIB. También, en Alemania, BID y OCDE se ha propuesto subir el impuesto a la propiedad de las personas; y en Italia y Guatemala surgió la idea de subir el impuesto a la renta personal.
Un impuesto al patrimonio no recauda mucho y es caro de implementar. Existen medidas más efectivas, como las mencionadas, que pueden aumentar la progresividad del sistema, recaudando más recursos.
Gonzalo Polanco
Uniforme Escolar
La diputada Cristina Girardi (PPD), junto a Juan Santana (PS), Rodrigo González (PPD), Camila Vallejo (PC) y Camila Rojas (Comunes), presentaron un proyecto de ley que busca que durante el 2021 los colegios no puedan exigir el uso de uniformes escolares. Esto, con el fin de evitar imponer un gasto extra a las familias.
A primeras luces parece ser una idea noble, pero, sin embargo, presenta grandes problemas.
En primer lugar, las razones para adoptar la obligatoriedad del uniforme escolar fueron variadas, pero entre las principales se encuentran; el intento de eliminar la discriminación y promover la educación.
En ese sentido, efectivamente el uniforme escolar aporta ciertos grados de igualdad, en un campo donde todos tratan de diferenciarse: la vestimenta. Es más, la igualdad que da el uniforme es, también, un resguardo frente a las precariedades, al no tener qué ponerse. Pues, resulta evidente que es mucho menos complejo usar una vestimenta estándar para 5 días, que tener que elegir ropa diferente toda la semana.
Al final, este proyecto, vez de aliviar la carga de las familias vulnerables, puede reportarles otra situación de discriminación y sumar más peso a la mochila de salud mental que soportan los padres e hijos en tiempos de pandemia.
Por lo anterior, parece más adecuado buscar otras alternativas como; promover el reciclaje de uniformes en buen estado e instar al Estado que asuma al uniforme escolar como un ítem necesario en el Programa de Útiles Escolares que ejecuta la JUNAEB.
Javier A. Labrín Jofré
Discusión
Entre la fantasía popular y el debate jurídico se desarrolla nuestra actual discusión constitucional. Lo primero se evidencia cuando no pocos le conceden a la Constitución un carácter mágico según el cual sus deseos y esperanzas se podrán concretar mediante la redacción de una nueva carta fundamental. Lo segundo, aunque necesario, termina por monopolizar lo que entendemos como una "reflexión seria" sobre la materia, limitándola a una cuestión de técnica jurídica, cuando a todas luces se trata de un asunto todavía más complejo.
Parafraseando a Adenauer, «la Constitución es demasiado importante como para dejársela solo a los constitucionalistas». Todos tenemos el deber de afrontar la cuestión sin importar nuestras experiencias, conocimientos o grados académicos, y, por ende, nadie tiene licencia para tomarse este problema a la ligera.
Juan L. Lagos