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Atraso en el gasto Fndr

Las bochornosas cifras de ejecución que ostenta la región deben analizarse en profundidad, porque son varios los actores que podrían estar fallando. La inversión pública es una compleja trama de interacciones entre distintos actores y en diferentes momentos. Gobierno, municipios, servicios y también el Core, tienen algo que decir al respecto.
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El alarmante atraso que registra el gasto de los recursos del Gobierno Regional (Fndr), conocido hace un par de semanas, además de ser un bochorno para una región antes acostumbrada a eficiencia en este indicador, es una mala señal respecto al funcionamiento de este complejo organismo que es el sistema de inversión pública.

Porque sería fácil cargar los dados a la actual administración, haciéndola responsable del descalabro que significa haber ejecutado apenas el 15,7% de los recursos disponibles a julio -como indica el último informe de Subdere- pero aquella sería una mirada pequeña de un problema que es más complejo.

En efecto, para llegar a un diagnóstico más preciso. Son varias las preguntas que deben realizarse. Primero cuán abundante, variada y oportuna es la cartera de proyectos que la región posee (duda que apunta principalmente a los municipios); segundo qué tan rápido los proyectos logran superar sus vicios técnicos y qué trabajo se está haciendo con las unidades formuladoras para acelerar tales procesos (inquietud para el Ministerio de Desarrollo Social); y en seguida qué tan experimentado y afiatado es el equipo técnico que realiza el seguimiento de la inversión pública regional, buscando detectar atrasos, caídas, mayores obras y otros imprevistos que pudieran alterar el calendario (duda para el Gore).

Pero no sólo eso, también cabría analizar qué tan cercana es la vigilancia que realizan los consejeros regionales al avance de la inversión, para hacer las advertencias en el momento oportuno y con la fuerza necesaria; y por último, algo no menor, cuáles son las nuevas alianzas que se han formado, por ejemplo, vía convenios de programación, para hacer planificación de gasto Fndr a largo plazo.

Como se sabe, la inversión pública es una compleja trama de interacciones entre distintos actores y en diferentes momentos. Y lo que deja de hacer uno impacta en el sistema completo, generando cortocircuitos que si no se advierten y corrigen, llevan a escenarios como los actuales, donde la región transmite una imagen de carencia de ideas, incapacidad técnica e incompetencia que no merece.

A 40 años del plebiscito de 1980

"Es altamente probable que en octubre de 2020 sea el momento del cierre del ciclo de 40 años de la Constitución". Patricio Peñailillo, Integrante de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social
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Son pocos los pensadores que han participado con su palabra en los momentos cruciales de la República, como lo hizo hace 40 años el filósofo Jorge Millas en el único acto público -bajo estado de emergencia- que se le permitió a los opositores al régimen de facto participar el miércoles 27 de agosto de 1980, a días del plebiscito no vinculante de la Constitución de 1980, en el teatro Caupolicán, donde el ex presidente Eduardo Frei Montalva fue el orador principal en aquella reunión cívica.

Esa noche de agosto su palabra se sintió con fuerza y valentía. Fue una clase magistral acerca de la democracia en la que dijo que "...la experiencia y la imaginación humanas, probadas a través de la Historia no han podido inventar una cosa mejor que la democracia para conseguir aquel orden autentico y esa autoridad que lo hace posible". Fue esa noche de gesta en que los opositores al régimen fueron protagonistas de su propio espejismo, según lo expresado por Luis Sánchez Latorre, escritor y presidente de la Sociedad de Escritores de Chile en su columna de la revista Hoy, en noviembre de 1982, en homenaje póstumo a quien es considerado uno de los filósofos chilenos más importante del siglo XX.

En su trayectoria académica hay dos sucesos que marcaron el exilio de las universidades del profesor Millas. Fue exonerado de la Universidad de Chile debido a una columna de su autoría publicada el 3 de enero de 1976 en El Mercurio de Santiago, donde aludió a la "universidad vigilada" y que la autoridad universitaria de ese tiempo la consideró provocadora e inapropiada. Años después el filósofo hizo efectiva su renuncia definitiva a dictar clases en cualquier universidad del país en carta abierta en 1981. Renuncia que fue precipitada por su exoneración que puso en movimiento el rector-delegado de la Universidad Austral de Chile. Una constante del filósofo fue impugnar siempre el elenco de servidumbres que amenazan la inteligencia y la libertad humanas en todo tiempo, como la ignorancia y el espíritu gregario o de partido como también todo tipo de conformismo sea tradicional o revolucionario.

Al finalizar su discurso en el teatro Caupolicán esa noche fría de invierno dijo "Podrán saludarlo las autoridades y sus partidarios con alegría, porque así consolidan su poder e imponen sus doctrinas (...) Pero no será una alegría realmente nacional, no expresará la concordia mínima que la República necesita. El problema de la Nueva Constitución seguirá siendo la gran tarea histórica de los chilenos libres".

Es altamente probable que en octubre de 2020 sea el momento del cierre del ciclo de 40 años de la Constitución que amaneció jurídicamente con el plebiscito del 11 de septiembre de 1980, ya que todo comienzo esconde su ocaso.

Chinita de Ayquina: un encuentro multicultural

"En estas festividades se esconden leyendas e historias que reflejan el imaginario colectivo de nuestra región". Giovanni Rivera Tapia, Ingeniero comercial
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A más de 3 mil metros de altura, a 300 kilómetros de Antofagasta, cada 8 de septiembre los cantos, danzas, bronces, peregrinación y fe se unen con un solo fin; el de renovar los votos de devoción por la Virgen Guadalupe de Ayquina.

El origen de la leyenda de la Chinita de Ayquina tiene dos grandes versiones que se han mantenido en el tiempo y cuyas variantes locales han cambiado mínimamente.

La primera es -se dice- que vivía una señora en la quebrada de Ayquina. Esta señora se enfermó y mandó a su hijo a buscar un remedio en el campo de Turi, el niño comenzó su recorrido, pero a poca distancia, se encontró con una señora muy bonita que le preguntó hacia dónde iba. Ante la respuesta del niño, la hermosa mujer sacó una hierba que tenía bajo su manto y se la ofreció. La mujer desapareció. El niño volvió a su casa con el remedio y gracias a éste, la madre pronto mejoró.

La segunda versión se vincula a Casimiro Saires, un niño que pastoreaba los animales de su padre. Un buen día el niño comenzó a llegar tarde a casa y el padre -preocupado- decidió seguirlo. Cuando llegó al lugar del pastoreo lo descubrió jugando con un niño pequeño frente a una hermosa mujer. El hombre se mantuvo escondido hasta que los niños se despidieron, siguió a la mujer y al pequeño niño quienes -ante su sorpresa- desaparecieron tras un árbol. El padre de Casimiro, encontró en el mismo árbol una estatuilla con la imagen de la virgen y su hijo.

En estas festividades se esconden leyendas e historias que reflejan el imaginario colectivo de nuestra región, nuestras vivencias y nuestra forma de ser, relatos que a través de las décadas han tomado forma en estos bailes religiosos, con características casi mágicas llenos de color, y con una pasión propia de culturas que se han ido entrelazando, fusionando características de los bailes chilenos e influencias externas.

De los bailes andinos reconocemos en su indumentaria los tobas, callaguayos, morenos, chunchos y cuyacas entre otros. Además, se observa la representación de colectividades de la sociedad que han ido incorporándose en nuestra historia; como los gitanos, pieles rojas e hindúes. También se observa la influencia mexicana con sus coloridos trajes, los chinos, gauchos, guajiros y los que asumen una identidad nacional como la huasada o los marinos, es decir, es una fiesta llena de multiculturalidad que acoge a grupos venidos de distintos rincones del mundo y que en el cumpleaños de la chinita (La Virgen) se entremezclan como hermanos para compartir su identidad cultural creando una nueva y desprendiendo toda su magia.

La fiesta de Ayquina no es propia sólo de calameños o de los mineros de Chuquicamata. Cada 8 de septiembre presenciamos la fiesta religiosa más popular de la región, congregando así, a más de 70 mil personas cada año. Nuestro deber es cuidar esta festividad y protegerla, para que nuestras tradiciones y cultura perduren por siempre, para que nuestro espíritu se quede en nuestras tierras como un reflejo de amor por nuestra identidad.